Capítulo 32: Los viejos amores

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Narra Ryan.

Desperté con una vista espectacular tenía a Emily a mi lado estaba desnuda y solo la sabana cubría su hermoso trasero, su espalda estaba descubierta y me encantaba ver como su cuerpo subía y bajaba a causa de su respiración.

Tome uno de sus cabellos y lo acomode detrás de su oreja. Se movió un poco pero no se despertó.

Sonreí. Verla así era el mejor placer de la mañana.

Me levante dispuesto a tomar una ducha así que hice mi agua, y me deje relajar con ella. Termine mi ducha y salí volviendo a ver a Emily la cual tenía el sueño profundo por que ni se imutaba.

-Emily-dije en voz baja y moví un poco su brazo.

-Hhmm-se quejo.

-Emily...llegaras tarde a clases-dije para luego reír. Por como se levanta de golpe.

-¡No Ryan!-gritó.

-Tranquila, tranquila. De todas formas ya es muy tarde-dije.

-¿Heh? En serio...-dijo cabizbaja.

-No te preocupes sólo sera por hoy-dije para irme a la cocina a hacerme un poco de café.

-P-Pero Ryan...-chillo-está bien-se levanto con la sabana cubriendo su cuerpo desnudo y se metió al baño.

-Creo que fui muy duro, ¿caminaras bien más tarde no te preocupes-dije burlón al ver como camina y se quejaba de un dolor.

-Callate, ni que fuera tan grande-dijo.

-Si te dejo caminando así no lo creo.

-Idiota-mascullo.

-¿Queres café?-pregunté desviando el tema.

-Has lo que sea-dijo y dio un portazo a la puerta del baño al entrar.

-Okay.

Después de un rato, de que Emily se cambiara, ya estábamos en la mesa desayunando.

-¿Pasaste una noche buena?-pregunté arqueado una ceja. Ella enseguida se sonrojo.

-S-Si.

-Me alegra-reí-está muy rica tu comida-hablé en tono sensual.

-G-Gracias-respondió cabizbaja.

-Oye ¿puedes mirarme a los ojos?-reclame.

-Hem...-logro mirarme.

-Tienes unos ojos hermosos-dije para después dedicar una hermosa sonrisa que la hizo sonrojar se le veía adorable.

-Gracias, los tuyos también-dijo.

Sonreí y seguí comiendo. Ya tenía eso que me faltaba y era Emily. Yo nunca la olvide ni la supere ella siempre estuvo en mi corazón.

Narra Emily.

Después del desayuno decidimos salir a dar una vuelta, ya que por lo que sucedió anoche no pudimos llegar a clases hoy.

Íbamos por las calles del centro comercial y mis pies ya ardian.

-No sé como puedes caminar tanto-dije entre quejidos.

-Has más ejercicio Thonpsom-dijo con su gran sonrisa socarrona.

-Ahora me tendrás que cargar a casa.

-Heh...¿Por qué?

-Aún lo preguntas...-suspire.

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