Descanse en paz Boromir

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Llegaron a una orilla antes de una cascada enorme y se bajaron, se acercaban a Mordor y por lo tanto a la destrucción del anillo. Frodo se veía mas pálido y débil. El anillo amenazaba la mente de Boromir pero a Liliandil  y Legolas no les afectaba de hecho, no les llamaba ni la atención, menos a Gimli que estaba muy ocupado diciendo que este viaje estaba muy cansado y que ya no podía mas. Aragorn se notaba preocupado. Todo esto lo hacía para poder tener el permiso de Elrond de casarse con su hija más pequeña, Arwen, a la que amaba con toda su alma. Legolas le insistió a Aragorn que debían avanzar pues sentía algo malo venir del bosque pero Aragorn no le prestó atención.

-¿Has visto a Boromir?- le preguntó Legolas a Liliandil

-Fue por madera al bosque

-Hay algo malo oculto en le bosque

- Si, yo también lo siento- Liliandil miró al bosque detenidamente

-¿Y Frodo?

-No lo sé, puede que en el bosque también y eso es malo.

Fueron a buscar a Frodo pero Aragorn lo encontró primero y no solo a él, también a un pequeño ejército de Uruk-Hai que venían para llevarle a Saruman el anillo con todo y portador. Liliandil se paralizó, nunca había visto tantos enemigos juntos. Vio a Frodo correr y trató de seguirlo pero varios Uruks le cortaron el paso  y tuvo que luchar con ellos. Perdió de vista a Aragorn y los demás y se preocupó porque siempre tenía el apoyo de los demás en el equipo de vigilancia pero ahora estaba completamente sola con una horda enorme de Uruks. Mientras tanto Legolas mataba enemigos como si nada, ya tenía práctica con las arañas y otras amenazas en su hogar. Aragorn tenía práctica porque era parte de los montaraces del norte. En poco tiempo ella podía verlos a todos peleando menos a uno, Boromir. Temió  por él. Vio pasar corriendo a Merry y Pippin pero no los pudo seguir.

Pasaron horas y por fin los Uruk-Hai se fueron. Buscaron a Boromir y a los 4 hobbits pero no los encontraban por ningún lado. Aragorn les dijo que Frodo se había ido y que muy probablemente Sam lo hubiera seguido. Encontraron a Boromir con agonizando por varias flechas que había recibido en combate. Legolas lo observó perplejo.

En ese momento Legolas se enfrentó por primera vez a la mortalidad. Nunca había visto a nadie morir, se sentía confundido. Para él la eternidad era algo seguro que daba por sentado, pero en se momento viendo a Boromir morir se dio cuenta que el mismo destino les aguardaba a sus amigos, a Gimli y a Aragorn también a Arwen. Le daba miedo ese momento a partir de ese día. Se volvió consiente de que la vida es delicada en especial la de los mortales. No podía terminar de comprender a la muerte, la idea le dio vueltas en la cabeza todo lo que restaba del día y varios mas.

-Legolas no te preocupes más, todo estará bien- le decía Liliandil

-Es que no lo entiendo

-Yo tampoco, creo que nadie lo entiende, ni los mismos mortales- Tomó la mano de Legolas y él tomó la suya. No la soltó ni cuando caminaban hacia sus amigos pues Legolas también se había enamorado de ella pero no se lo iba a decir aún. No sabia como. Ese día se encontró con dos cosas nuevas para él: muerte y amor.

Pusieron el cuerpo de Boromir en una canoa con su escudo y sus cosas y dejaron que el río se lo llevara. Ahora tenía una nueva misión, rescatar a los hobbits del horrible destino que les aguardaba en Isengard. Los cuatro salieron a cazar enemigos.

El  amor de LegolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora