El camino peligroso.

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El día siguiente de la cita llegó una notica bastante mala. Los hombres malvados le habían jurado lealtad a Saruman y ahora iban quemando todas las aldeas de Rohan a su paso porque el mago los había convencido de que los Rohirrim les habían robado sus tierras y que tenían que vengarse. La noticia la dieron dos niños que habían logrado escapar de una de las aldeas afectadas. Éowyn y Liliandil los trataban de calmar mientras Theóden hablaba con Gandalf que seguía insistiendo en pedir ayuda de Gondor. Theóden se negó varias veces agumentando que ellos no hacían nada por ayudar a Rohan y por eso él no desperidciaría su tiempo en eso. Tomó la decisión de partir al Abismo de Helm una antigua fortaleza que en tiempos antiguos los había salvado. Liliandil fue a su cuarto y empezó a empacar preguntándose si eso sería seguro. Era un movimiento muy obvio y podía llegar a ser una trampa estar en un lugar sin salida. Estaba en eso cuando entró Legolas y la besó.

-Te ves preocupada
-No estoy segura de que esto sea una buena idea después de todo estarán entre  la espada y la pared de manera casi literal.
- Estoy de acuerdo contigo amor pero Theóden no está aceptando sugerencias. Se ve muy seguro de lo que hace y ni Gandalf lo ha hecho retractarse.
- Entonces espero que la fortaleza sea suficiente.
-Lo será, por ahora vamos a dar una caminata para apartar tu mente de esto por un momento.

Caminaron tomados de la mano disfrutando del palacio de Edoras. Poco a poco estaban guardando las banderas y los tapetes, Liliandil nunca había estado en una situación similar, sabia que Legolas sí pero decidió no preguntarle porque pensaba que no eran recuerdos agradables para su novio y estaba en lo correcto. Ella sentía nervios y un poco de miedo porque si Grima estaba con Saruman entonces el malvado mago mandaría sus ejercirtos para el Abismo y eso significaría su primera vez en un verdadero campo de batalla. Legolas también estaba nervioso y se preguntaba si sobrevivirían a la guerra que venía, los orcos eran muchos ya de por sí y ahora con los Uruk Hai serían demasiados. Tenía miedo que fueran invencibles y detestaba la idea de un mundo gobernado por Sauron. Abrazó a Liliandil sin decir nada y la besó.

-Ya es hora tortolitos, vayan por sus cosas. Usará cada quien su caballo – dijo Aragorn que también se notaba estresado y nervioso. Fueron por sus cosas y empezaron el largo camino hacía el Abismo. Iban lento porque llevaban mujeres y niños también ancianos y enfermos. El camino se hacía peligroso conforme se acercaban a las montañas y constantemente tenían que verificar que nadie se quedara atrás. En ese momento eran un blanco fácil para el enemigo. Liliandil solo esperaba el momento en que los orcos llegaran de la nada. Legolas había ido a ver si no había nadie atrás y ella fue a hablar con Éowyn.

-Hola- la muchacha sonrió
-Tal vez el campo de no sea lugar para una princesa de Rohan- Liliandil dijo.
- Todos dicen eso pero no le tengo miedo al dolor ni a la muerte y también creo que es tonto que por ser princesa no pueda defender a los mios. Tengo tantas razones como cualquier hombre para marchar a la guerra.
- ¿A qué le tienes miedo entonces?
-A una jaula. A quedarme en casa y que con el tiempo o por costumbre me olvide de que es ser libre.- Liliandil sonrió- Piensas lo mismo que yo ¿cierto?
- Sí, aunque sé que ninguna de las dos va a terminar así.

Éowyn sonrió y caminaron en un cómodo silencio por un rato. En eso vieron que solo regresaba uno de los jinetes que había mandado el Rey para ver si no había peligro adelante. Se notaba preocupado y Aragorn fue a ver que sucedía junto con Legolas. Liliandil se sintió nerviosa y apretaba las riendas para tratar de relajarse.

-¡Son orcos!- Aragorn anunció y la gente entró en pánico, los jinetes fueron con el Rey y mandaron a Éowyn a ayudar a todos hacia las tierras bajas lo que la molestó bastante pero aun así lo hizo. Liliandil no perdió el tiempo y fue con sus amigos. Había no solo orcos si no que también wargos. Ella sabía que eran por descripciones en los libros pero nunca había visto uno. Sacó su arco y empezó a disparar y trató de encontrar a Legolas o a alguien conocido pero solo podía ver caos, cuerpos sin vida de orcos, wargos, caballos y humanos por igual. Nunca había visto tanta muerte y se quedó paralizada por el miedo. Un wargo la tiró del caballo, lo mató rápido pero no se podía mover pues se había lastimado las costillas y el minimo movimiento producía el dolor más agudo que había sentido jamás, también sabia que si se movía mucho las costillas rotas podrían lastimar algún órgano vital causándole la muerte. Mientras tanto Legolas luchaba tratando de llegar a Aragorn que se encontraba en apuros y tratando de encontrar a su novia pero eran demasiados. El combate duró varias horas y cuando terminó se dieron cuenta que Aragorn había caído por el barranco hacia el río que estaba lleno de rocas e iba muy rápido.

-Lo siento- les dijo el Rey.
- Tenemos que buscarlo, tenemos que encontrarlo.
- Lo siento pero no llevaremos a los muertos, son demasiados nos atrasarían. Busca a tu novia rápido o también tendrá que quedarse.

Liliandil había perdido el conocimiento debido al dolor, cosa que le había salvado la vida. Legolas la vio y corrió hacia ella, estaba triste por Aragorn y ahora tenía miedo de haber perdido al amor de su vida. Tomó sus signos vitales y se alegró al saber que estaba viva. La tomó en sus brazos con cuidado y la llevó a un carruaje en el que llevaban algunos alimentos y así la llevó hasta el Abismo de Helm donde la llevó directo a los médicos. Esperó hasta que despertara sin moverse de su lado. Liliandil despertó poco tiempo después y lo primero que hizo él fue besarla.

-Me tenías muy preocupado- dijo Legolas
- Estoy bien, sé que tu me cuidarás. Te ves un poco triste, ¿qué sucedió?
-Aragorn cayó al río y creemos que murió, quería buscar su cuerpo pero el Rey dejó a los muertos ahí y eso me hizo enojar. Me enojó más no poder ir a buscarlo. Me preocupa que estemos en una trampa.
-Todo estará bien. Te lo prometo- Liliandil le dio un suave beso- duerme, lo necesitas. Algo me dice que nuestro amigo no ha muerto. Es más fuerte de lo que aparenta.

Legolas se recostó junto a ella y la tomo en sus brazos con cuidado para no lastimarla. Ambos se sonrojaron un poco y sonrieron porque no querían estar en ningún otro lugar, ese momento era perfecto. Se besaron un poco más y luego ella puso su cabeza en el pecho de él escuchando el suave latido de su corazón. Ambos se quedaron dormidos con una sonrisa en el rostro. Había sido un día difícil y pesado pero no importaba ahora que sabían en su corazón que estaba hechos el uno para el otro.

¡NOTA DE LA AUTORA!
¡Feliz año nuevo a todos! Espero que este 2016 cumplan todo lo que se propongan y mucho más También gracias por el apoyo
¡Los quiero mucho!

-Mariana Pace

El  amor de LegolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora