Un día en Lothlorien (¡especial 4K!)

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Antes de la partida de Liliandil, sus hermanos y ella tenían una agenda un poco agitada, se tenían que ir a cuidar el bosque pero también tenían que estar con la familia y a veces hablar con Lord Celeborn y Lady Galadriel. Este es un día ocupado en la vida de los 4 hermanos de Lothlorien poco antes de que Liliandil saliera de aventuras.

Eran aproximadamente las 6 de la mañana de un tranquilo miércoles de verano en la casa de Liliandil, sus padres estaban fuera de casa visitando parientes en Lindon por lo que los 4 hermanos se tenían que encargar de la casa, el trabajo y una junta con Lord Celeborn y Lady Galadriel. Habían acordado levantarse a las 5 de la mañana en cuanto empezara a clarear el cielo, pero el sueño los venció. El primero en despertar fue Rumil, se frotó los ojos perezosamente tratando de despertar. Se estiro y luego miró al cielo. Cuando se dio cuenta de la hora se le espantó el sueño y se levantó de un brinco tomando su ropa y se bañó lo más deprisa posible. Después del baño fue con Haldir. Sacudió a su hermano hasta que logró que abriera los azules ojos adormilados.

-¿Qué pasa Rumil?
-Pasa que son las 6:30 de la mañana Haldir, nos quedamos dormidos. Párate rápido que vamos tarde.

Cuando Rumil terminó de hablar, Haldir ya estaba consiguiendo su ropa y camino al baño tropezando con algunos muebles porque seguía medio dormido. Rumil rió de lo lento que despertaba su hermano mayor. Rumil cepilló su cabello y lo peinó mientras pensaba en como haría que los otros dos elfos despertaran. Entonces se le ocurrió una idea para despertar a Orophin. Las camas en las que dormían eran de tamaño matrimonial así que había suficiente espacio para su plan. Rumil se quitó las botas, se subió a la cama y comenzó a brincar en ella. Orophin se despertó alarmado pensando que se trataba de un terremoto o algo por el estilo. Cuando se dio cuenta que solo era su hermano se molestó y trató de volver a dormir pero las carcajadas y los brincos de su hermano no se lo permitían. Se levantó de mala gana hasta que notó la hora, las 7:10 am o algo así. Corrió a su closet tomó su ropa y en el camino al baño chocó de frente con Haldir quien vociferó que tuviera cuidado o algo así que Orophin no entendió porque ambos seguían medio dormidos.

Liliandil despertó por el tumulto que habían armado sus hermanos. Ella se apuró sin armar el gran lío que tenían sus hermanos por toda la casa. Haldir trataba de cocinar el desayuno mientras Rumil corría por toda la casa en busca de sus flechas, Orophin trataba de convencer a Haldir que hacía mal la receta. Liliandil rió del caos que gobernaba la casa hasta que se dio cuenta que no recordaba donde había puesto los reportes de la guardia que tenía que entregarle a Lord Celeborn. Se puso a poner la casa más de cabeza de lo que ya de por sí lo había hecho Rumil. Haldir los llamó al desayuno que comieron mientras seguían buscando lo que necesitaban. Rumil encontró sus flechas junto a la puerta de entrada y Liliandil los reportes en su escritorio. Pensaron en arreglar la casa pero no tenían tiempo.

Corrieron hasta donde registraban que iban a estar en la guardia y que lugar. El elfo encargado de eso los miró con desaprobación a lo que Haldir contestó con una mirada molesta. Caminaron platicando del clima y del estado del bosque hasta que llegaron a su lugar y comenzaron a hacer cosas que hacen los guardias como caminar de un lado al otro y poner atención a los sonidos. Haldir se recargó en un árbol y bostezó, se quedó dormido. La siesta de Haldir iba tranquila hasta que de los arbustos salió Orophin haciendo ruidos de orco. Haldir dio un salto y pegó un grito, acto seguido Orophin cayó al suelo riendo de la reacción de su hermano. Si las miradas mataran, Orophin estaría muerto. Molesto, Haldir continuó su trabajo. El tiempo pasó rápido con muchas bromas de Orophin.

El resto del día pasó de forma normal, sin más desastre, principalmente porque estaban en público y Lady Galadriel sabía todo lo que pasaba en el centro del lugar y lo que menos querían es que la dama de la luz los regañara por poner el desorden en su reino. Los reportes le parecieron bien a Lord Celeborn a pesar de que tenían unas manchas de jugo por ahí. Cuando llegaron a su casa ya era algo tarde. Lo primero que hicieron fue quitarse las botas, Rumil las dejó por ahí aventadas, Orophin las dejó junto a la puerta argumentando que serían necesarias en caso de salir en una emergencia, Liliandil las guardó bajo su cama y Haldir fue el único que guardó el orden.

La cena transcurrió entre risas y cosas alegres, agotados se fueron a dormir. A la mañana siguiente despertaron con las voces de sus padres, voces molestas. Los juntaron a todos en la sala y los regañaron por un buen rato.

-Son adultos, compórtense como tales- dijo su padre
-Verás, padre, que no somos buenos siendo adultos- contestó Rumil, sonriente.

NOTA DE LA AUTORA:
Muchas gracias por todo su apoyo, no puedo creer que ya vamos en 4K. Gracias por votar, por comentar y por leer. Espero que les siga gustando mucho y que lo disfruten tanto como yo disfruto escribirlo.
Los quiero
-Mariana Pace

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