Gondor pide ayuda y Rohan responde

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Todo parecía normal en Rohan después de la batalla en el Abismo, Aragorn insistía en la necesidad de ayudar a Gondor por el gran peligro que corrían estando tan cerca de Mordor pero el Rey Theóden no parecía querer cooperar porque Gondor no había ido en su auxilio. Aragorn argumentaba que no habían ido porque estaban en una situación aún peor. Lilandil trataba de opinar a favor de Aragorn pero el Rey la escuchaba menos, el Rey era muy necio. Aunque era un poco comprensible después de las bajas que habían sufrido en los últimos días. Éowyn se veía preocupada y diario practicaba con su espada por si las dudas. Merry caminaba de un lado para el otro preocupado por su primo que se había ido al peligroso Gondor. Seguro estaría bien si estaba con Gandalf pero Pippin y él tenían un talento especial para meterse en problemas.

Legolas también se veía preocupado y veía el manto de neblina que cubría las estrella con un poco de miedo. Sostenía una carta de su madre. No parecía ser nada bueno, el joven elfo trataba de contener las lágrimas y ocultar el miedo. No se dio cuenta que Liliandil estaba detrás de él. Ella lo abrazo y él no podía dejar de ver las estrellas. No quería hacer lo que su madre le pedía pero sabía que igual ella lo investigaría. Su papá no vendría eso solo significaba malas noticias para el bosque. Miró a la firma de su madre para comprobar que era de ella. Liliandil leyó la carta y comprendió la preocupación y el miedo de su futuro esposo. La madre de Legolas le pedía la ubicación del ejército de Rohan, la Reina de Mirkwood y madre de Legolas iría a la guerra con los Rohirrim. Ya habían visto las almenaras de Gondor encenderse, en cuanto levantó la vista, Liliandil también la vio.

A la mañana siguiente la tensión se podía sentir en el aire. Los habitantes de Rohan veían con preocupación la señal de ayuda de Gondor, las mujeres veían con tristeza a sus maridos que debían volver a partir a salvar a la Tierra Media. Los Rohirrim preparaban sus caballos de batalla aunque el Rey no había dado la orden sabían que Eómer sí daría la orden de ayudar y ellos seguirían al valiente príncipe hasta el final. Legolas no podía dejar de pensar en la carta, le había mandado la ruta a seguir más probable en caso que las fuerzas de Rohan se movilizaran. En este momento él era el que más quería que Rohan se quedara. También tenía miedo porque Liliandil estaría ahí también y no quería perder al amor de su vida. Le fue a dar un beso largo y tierno antes de que Aragorn los llamara para convencer al Rey. Al final lo consiguieron y por un momento el miedo paralizó a Legolas. Era la hora de la guerra. Cabalgó todo el tiempo junto a Liliandil y platicaron de varias cosas para tratar de distraerse de lo que estaba a punto de pasar.

Acamparon frente a una solitaria montaña cubierta de una densa neblina que le daba miedo tanto a hombres como a caballos y nadie se acercaba ahí. Decían que los espíritus de aquellos hombres que le habían fallado a Isildur estaban ahí y solo el legítimo Rey de Gondor podría hablar con ellos para hacer cumplir su juramento. Aragorn se estableció ahí con Andúril, la espada que habían forjado de pedazos de Narsil, la espada rota de Isildur. Aragorn miraba a su anillo, luego Andrúil y finalmente a la montaña fijamente, meditando que debería hacer. Legolas miraba el camino que daba a su hogar muchas veces esperando la aparición de su madre. Lilandil no sabía muy bien que hacer porque sus hermanos nunca habían ido a la guerra. Solo se quedaba a su lado y lo abrazaba y le aseguraba que todo iría bien aunque ella lo encontrara difícil de creer. Esa noche nadie pudo dormir. Gimli trataba pero fallaba cada vez. Escucharon a alguien caminar por ahí y vieron a Aragorn ir por Brego, eso solo se podía significar que irían a la montaña. Legolas y Gimli corrieron a prepararse y Lilaindil vio a Éowyn declarar su amor a Aragorn. Le dio pena que ella se enamorara de alguien no disponible. Iba a ir con su mejor amiga a darle un abrazo cuando se topó con Aragorn.

-Tú no irás solo- aseguró agarrando su arco con más seguridad de la que sentía.
- En esto no me pueden acompañar, es demasiado peligroso para ustedes.
-¿Nos dices miedosos?- dijo Gimli en tono de broma
-Iremos, no estamos preguntando, estamos afirmando- Legolas dijo y todos subieron a su caballo y empezaron el aseso a la montaña.

Iba a la mitad del camino cuando escucharon ruido en el campamento y los hombres que despertaron. Se asomaron para ver qué pasaba temiendo lo peor. No era nada malo para ellos pero era el escenario más temido para Legolas. Una dama elfa de negro cabello y piel morena clara estaba junto a su corcel del mismo color que su cabello. Llevaba una armadura y una espada, lista para la batalla. Los volteó a ver con una pequeña sonrisa. Liliadil usó su visión elfa para verla mejor. Tenía los ojos cafés y una corona pequeña en la frente que reflejaba la luz de la luna. Era la Reina de los Elfos. Todos le hicieron reverencia y ella fue hacia su tienda, Legolas no dejó de ver a su madre con preocupación hasta que se perdió de vista. Siguieron el camino en silencio, no sabían lo que les esperaba en el corazón de la montaña y les causaba miedo.

Llegaron a la entrada donde había escrituras que nadie conocía y con la ayuda de una antorcha que había por ahí se abrieron paso por la oscuridad. Legolas abrazaba a Liliandil por los hombros y la mantenía cerca de él para poder protegerla. Los huesos crujían bajo sus pies y los cráneos en la pared parecían observarlos y seguir sus movimientos. Lilandil se acercaba más a Legolas cada vez que extrañas manos verdes y fantasmales se estiraban del piso para tocarla. Las tenían que disolver produciendo aire o no los dejaban continuar. Caminaban cada vez más rápido hasta que llegaron a una explanada que parecía el patio de un extraño palacio en ruinas dentro de la montaña. Cientos de fantasmas con aspecto de cadáveres en descomposición color verde surgieron de la nada y los rodearon. Legolas le disparó a uno pero la flecha no le hizo el menor daño. Esto causó risa entre los espectros.

-No obedecemos a nadie que no sea el Rey de Gondor, montaraz.- dijo el Rey de los fantasmas
- Yo soy el heredero de Isildur y si me siguen a esta guerra les prometo que tomaré su juramento como cumplido y se podrán ir a descansar. - contestó Aragorn con voz de Rey
- ¡No te creo! - replicó el fantasma con tono enojado.

Aragorn solo sacó a Adrúil y la levantó para que todos la vieran. Andrúil nunca se había visto tan magnífica. Liliandil miraba con tanta incredulidad como los muertos y más que nada le alegraba que su amigo ya se aceptaba por quien era y se sentía orgulloso de eso. La elfa entendió en ese momento que ya no era Aragorn, sino Elessar. Nada le gustaba más que ver a sus seres queridos crecer como personas y con tan solo una ligera palmada en el hombro felicitó a Aragorn por eso. Los muertos no parecían tan felices y desaparecieron con una macabra risa y segundos después una avalancha de cráneos. Liliandil estaba hasta atrás y aunque Legolas trataba de ayudarla ella no podía parar de resbalarse y los golpes de los cráneos dolían mucho. Empezaban a enterrar sus piernas y su torso justo antes de la salida. La elfa veía con miedo a su novio quien hacía lo más que podía por ayudarla a salir pero una fuerza parecía enterrarla aún más. Las lágrimas llenaban los ojos verdes de la elfa.

Legolas no la iba a perder, usó toda su fuerza y logró sacarla de ahí. Ambos rodaron colina abajo y por unos momentos se olvidaron de los problemas y rieron de la forma en la que habían salido de ahí. Aragorn se sentó en una roca con la mirada perdida en el horizonte sin esperanza. Justo cuando estaban por irse los fantasmas aparecieron. Una sonrisa se dibujo en los labios de Aragorn y del Rey fantasma. Estaban juntos en esto. En eso un barco negro de los corsarios pasó por el río frente a ellos, Aragorn los observó y les dijo que se detuvieran. Los fantasmas se habían hecho invisibles. Liliandil les apuntó con el arco, cerca del corazón del capitán.

-Bajen de sus barcos o se enfrentaran a nosotros y probaran la puntería de mi amiga- dijo Aragorn
-No creemos que tenga tan buena puntería esa elfa- se burló el capitán
-Sí puedo y lo probaré- Liliadil dijo ofendida y le disparó al capitán matándolo de inmediato.

Los corsarios se enfurecieron pero antes de que pudieran desembarcar para atacarlos los fantasmas aparecieron y los mataron a todos. Los 4 amigos y su ejército de fantasmas abordaron los botes y siguieron el curso del río. La tensión y el miedo volvían a ser palpables en el aire. Esta era la batalla definitiva por la Tierra Media, lo demás dependía del pequeño Frodo. Legolas abrazaba a Liliandil y platicaban de varias cosas con Gimli para tratar de mantener su mente lejos de la guerra lo más que pudieran. Aragorn observaba la estrella de la tarde con nostalgia pero eso le daba valentía. Vieron las costas de campo de batalla acercarse y prepararon todo. Ganarían la Tierra Media, lo sabían.

Nota :)
La historia de la mamá de Legolas es mi otro fic, Mis Aventuras en Tierra Media, no tienen que leerlo para entender este, no se preocupen. Pero si quieren ahí está :)
Los quiero
Mariana Pace

El  amor de LegolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora