El barco se acercaba a la pequeña ciudad, ahora habitada por orcos, de Osilgalath. Fue estratégica para Sauron porque estaba junto al río donde los corsarios podían anclar sus barcos. Liliandil estaba platicando tranquilamente con un fantasma cuando Aragorn dio el aviso de que estaban apunto de llegar a la costa. Los orcos los esperaban ansiosos pues habían llegado noticias de que los Rohirrim estaban a punto de llegar, les tenían miedo a los jinetes desde la Batalla del Abismo de Helm. Todos se ocultaron cuando estuvieron muy cerca y cuando los orcos se acercaron a revisar, los atacaron por sorpresa matándolos a todos gracias a la ayuda de los fantasmas que los acompañaron al campo de batalla.
Le hermosa ciudad blanca de Minas Tirith estaba muy dañada por las catapultas y la guardia de la ciudad no aguantaría mucho más aunque lo estaban haciendo de maravilla, mataban a los trolls casi tan rápido como llegaban y Gandalf estaba ahí con Pippin ayudando como podían. Se preguntaban donde estaba el padre de Boromir y si ya sabría de la lamentable muerte de su amado primogénito, por ningún lado se veía al hermano pequeño de Boromir, Faramir. Atacaron en cuanto llegaron con ayuda de los fantasmas quienes también se tardaban matando a los orcos. Legolas no estaba tan concentrado como le gustaría porque sabía que en cualquier momento llegarían los Rohirrim y con ellos su madre. No perdía de vista a Liliandil y al mismo tiempo peleaba y contaba cuantos había matado. Gimli se preguntaba como era posible eso. Los orcos cada vez eran más y trataban de abrir las puertas de la ciudad, los habitantes corrían a refugiarse donde pudieran pero a diferencia del Abismo de Helm, Minas Tirith no tenía lugar para esconderse porque no era una ciudad fortaleza.
Lilandil sentía miedo e incertidumbre, sentía que no podía respirar entre tantos enemigos. Su peinado estaba hecho un desastre y tenía varias cortadas que sangraban un poco. Le daba asco estar cubierta en sangre de orco y no sentía que si mataba a un orco llegarían dos más. Sus amigos parecían tranquilos. Pensaba en su boda que sería pronto, en su familia y en su casa para mantenerse fuerte frente a estos atroces enemigos. El Ojo de Sauron la veía constantemente y cuando lo hacía ella derrotaba a más orcos para demostrarle al malvado ser que ellos ganarían, que los pueblos libres de Tierra Media eran más fuertes y poderosos. El sonido de madera rompiéndose resonó por todo el campo de batalla, la primera puerta había caído, afortunadamente ninguna persona no militar estaba ahí. Los soldados detenían la emboscada valientemente. Entonces el peor sonido que Legolas podía escuchar. Las trompetas de guerra de Rohan. Ahí estaban todos los jinetes, liderados por el Rey Theóden y la Reina de los elfos. Legolas se paralizó al ver como los soldados de Rohan atacaban a los orcos. Y por si no fuera poco, cuando los Rohirrim ya habían empezado a ganar terreno , 3 enormes mûmakil caminaron con púas de madera con puntas de hierro atadas a sus colmillos. Legolas miró a Aragorn parecía que le pedía consejo.
La batalla continuaba pero con los mûmakil era muy complicado. Aplastaban a todos y era casi imposible huir de eso. Liliandil pudo ver a una figura familiar que si se observaba con atención parecía femenina, Éowyn estaba luchando como siempre había soñado y con ella estaba Merry que parecía de lo más feliz por apoyar a sus amigos. Legolas no podía quitarle los ojos de encima a su madre, quería que si algo se aproximaba sin que ella lo notara el pudiera salvarla. Sabía que las armaduras eran débiles en los lados donde si se disparaba correctamente se heriría gravemente. Lamentablemente Legolas no notó al arquero y tampoco vio la flecha hasta que esta dio en el costado de su madre. La flecha entró muy profundamente en el cuerpo de la elfa haciendo que perdiera el equilibrio. Legolas trataba de avanzar hacia ella mirando con desesperación como caía del caballo a pesar de los esfuerzos de su madre por sostenerse tratando en vano de agarrar la crin del animal. Cuando la Reina de los Elfos cayó al suelo había perdido el conocimiento y Legolas estaba casi seguro que la vida. Corrió al cuerpo inerte de su madre y logró que el caballo la sostuviera y le llevara a un lugar dentro de la ciudad donde pudieran atenderla. Legolas sabía que era probable que fuera demasiado tarde. Miró sus manos llenas de sangre y no pudo contener las lágrimas, su padre estaría devastado, él ya lo estaba. Seguía deshaciéndose de los enemigos ahora con mas odio que nunca porque su familia no merecía perder a un miembro. Las lágrimas de tristeza y de enojo no paraban de recorrer las mejillas de nuestro elfo.
Aragorn se acercó a él para pedirle que matara al último mûmak. Liliandil notó como su futuro esposo subía con agilidad hasta donde los hombres que controlaban al animal estaban y los mataba uno por uno para después destruir al enorme animal. Legolas siguió descargando su enojo, su tristeza y su frustración en los orcos. Tenía tanta adrenalina que no sentía el dolor cuando una espada llegaba a cortarlo un poco, solo sentía ganas de hacerlos pagar por el sufrimiento que le habían causado. Lilandil lo notó y trató de ir con él para calmarlo cuando sintió el frío metal hacer una cortada en su pantorrilla derecha, esto la hizo caer de rodillas fuera del alcance visual de Legolas. Aragorn fue a rescatar a Liliandil de un terrible final y la ayudó a levantarse pero ya era muy tarde, Legolas creía que ella estaba muerta también. Trataron de ir a avisarle que estaba bien pero las hordas de Sauron no parecían disminuir.
Anochecía cuando escucharon su peor pesadilla. Los espectros del anillo estaban ahí, con sus gritos paralizaban a los soldados para luego tomarlos entre sus garras y lanzar el cuerpo de nuevo a la tierra. El pánico se apoderó de todos. El Rey Mago de Angband mató al Rey Theoden enfrente de Liliandil y la figura femenina. Liliandil tenía razón era Éowyn. El Rey Brujo golpeó a la mujer guerrera de Rohan con su enorme arma y le rompió una pierna. Liliandil no podía dejar que nada le pasara así que ella y Merry apuñalaron la pierna del Espíritu del Anillo lanzándolos por el aire. Merry se golpeó la cabeza y perdió el conocimiento. Liliandil vio como Éowyn derrotaba al Rey Brujo antes de desmayarse de cansancio. La batalla terminó momentos después con una última oleada de fantasmas que terminó con los pocos orcos que quedaban.
Horas después Liliandil se despertó en una cómoda camilla, se sentía bien y logró descansar como hace mucho no podía. Su pierna tenía las curaciones necesarias y Legolas estaba sentado junto a ella escribiendo una carta para su padre diciéndole lo que le había pasado a la Reina. La madre de Legolas despertaba por momentos y escribía en un diario su vida por recomendación de Gandalf por si algo le pasaba. Los que atendían a los heridos graves no le daban más de una semana. Legolas iba a verla seguido pero no lo dejaban pasar, la veía desde la ventana, estaba pálida y se notaba débil. Se notaba que le dolía moverse y solo se levantaba para asearse y otras necesidades básicas. Legolas no podía contener las lágrimas cada vez que pensaba en como estaba su mamá. Liliandil lo abrazó y ninguno dijo nada. Legolas le devolvió el abrazo y juntos le pidieron a las aves que llevaran la carta hasta Mirkwood.
- Pensé que te había perdido- dijo Legolas con un hilo de voz apenas audible
-Nunca lo harás- le prometió la elfaSe fueron a asear y trataron de mantener la mente lejos de la muerte y la desolación que traía la guerra consigo. Liliandil decidió que la mejor manera de poner pensamientos felices de Legolas era planear su boda. Y funcionó, ella tomó un pedazo de papel y dibujó su vestido ideal haciendo que Legolas sonriera un poco, luego le contó que la quería hacer en Lothlorien y entre los dos arreglaron los detalles. Esto le trajo alegría y un poco de esperanza a Legolas de que el futuro que venía era brillante, él y el amor de su vida. En el fondo también sentía que su madre no dejaría de luchar. Miró a Liliandil dibujar con tanto amor que las palabras no me alcanzan para describirlo, ella era su felicidad y si ella estaba junto a él todo iría bien. La abrazó y la besó con el mismo amor con el que la veía todos los días.
-Te amo- susurró Liliandil cuando se separaron del beso
-Te amo aún más- dijo antes de abrazarla y dormir así bajo las estrellas que brillaban orgullosas de la victoria de los hombres ese día.
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El amor de Legolas
FanfictionOtra historia de amor y aventuras Personajes de Tolkien menos Liliandil Arte: varios Mi historia, no copiar, derechos reservados