El amor de Legolas

Día 2: Amor

Liliandil se despertó porque alguien sacudía su hombro ligeramente, ese alguien era Legolas. Liliandil se estiró y se talló los ojos mirando a su alrededor, apenas empezaba a amanecer pero Legolas ya estaba arreglado. Ella solo lo miró, se acomodó y trató de volver a dormir pero él volvió a despertarla. "Es muy temprano, la Reina no me mencionó nada de este horario" pensó mientras se levantaba de mala gana y trataba de acomodarse el cabello que siempre era una maraña cuando despertaba. Le dio un beso suave a Legolas en los labios y se fue a arreglar. Mientras tomaba su baño, intentaba recordar todo lo que le habían dicho. La Reina le había dejado una nota con todos los pendientes traducida al Quenya. Era una lista muy larga pero afortunadamente no había cuestiones de vida o muerte en ella. 

Salió vestida correctamente para la ocasión. Legolas se veía como su padre con una larga capa  plateada, un túnica gris oscuro  y el cabello suelto. Se preguntó si así se veía Thranduil cuando ascendió al trono o cuando lo conoció la Reina. Fueron a la sala del trono caminando tranquilamente. Lo primero era asistir a juntas para decidir que hacer con Mirkwood pero por ordenes del Rey a su hijo, ellos no debían decidir nada, solo pasar los mensajes. Luego tenían que acomodar las pinturas y otros adornos para mandarlas poco a poco. Después debían revisar el perímetro del palacio, preguntar a los guardias como iba todo y finalmente escribir como había ido el día. Liliandil se preguntaba como le daba tiempo a la Reina para tomar un rato libre para pasear o leer. 

Durante las juntas se dedicaron a asentir o negar según fuera el caso y anotar lo que era importante. Liliandil se aburría tanto que dibujó en las esquinas de las notas y por varios lugares más razón por la que la tinta se acabó antes de medio día de juntas. Liliandil hizo como que nada pasaba y Legolas le seguía la corriente pues el también había tenido un poco la culpa por ponerse a adornar las letras más de lo necesario. 

-Su Alteza, ¿ está todo bien?- preguntó alguien al ver que Legolas contenía la risa debido a la situación

-Por supuesto que todo está bien, esta junta... no es tan importante...

-Pero Sus Altezas el Rey querrá esto resuelto para cuando vuelva 

-Pero para eso faltan  5 días. Terminamos mañana- Legolas se levantó y Liliandil lo siguió . 

Caminaron un rato por un lugar al que Liliandil nunca había ido. Legolas la tomaba de la mano guiandola por los pasillos que parecían un laberinto. Se preguntó que se sentía haber crecido en ese lugar tan enorme. Llegaron a un pequeño claro en el bosque. Era hermoso y la luz del sol cálida pero no demasiado. Se acostaron en el pasto.

-Papá trae a mamá aquí a veces, una vez me dijo que porque le recordaba la parte de Rivendell en la que mamá leía. A mi me parece un lugar hermoso y quería compartirlo contigo. Mamá dice que es un lugar mágico y que... 

Liliandil no lo dejó terminar y lo besó. Hacía mucho que no estaban solos, el lugar los hizo olvidarse de sus responsabilidades y del tiempo. Lo único que importaba eran ellos, el amor que se tenían. Pasaron el día entre besos, pláticas y risas. Era de noche y la luna brillaba cuando decidieron volver adentro. Todo el mundo parecía nervioso porque no habían resuelto nada en todo el día pero a la joven pareja no le molesto, aún tenían 5 días después de todo. Esa noche durmieron abrazados, Liliandil entendió que la magia del lugar era que estaba tan apartado que hacía que el resto del mundo pareciera inexistente y lo único que existía era esa otra persona. Miró a Legolas dormir por un rato y cerró los ojos. 

NOTA DE LA AUTORA:

Es corto, lo sé pero fue mucho amor. También fue corto porque me acaban de hacer una operación en los ojos y no puedo forzar mucho la vista pero mañana les traigo un especial y la próxima semana ya será más largo lo prometo. Espero que aún así hayan disfrutado del amor de estos elfitos, hacía mucho que no escribía momentos de pareja. 

Los quiero 

-Mariana Pace