La tormenta se avecina

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Liliandil estaba viendo el amanecer en uno de los grandes muros en el Abismo de Helm. Las nubes negras que anunciaban la llegada de los orcos se empezaban a formar y eso le daba miedo. Nadie había despertado aun. Liliandil camino sin rumbo hasta que encontró a Éowyn que también se veía preocupada. Éowyn la saludo con la mano y luego corrió hacia ella. Se veía triste por la posible pérdida de Aragorn porque estaba enamorada de él, aun no sabía de Arwen y del gran amor que sentía Aragorn por la elfa de Rivendell. Muchas veces Liliandil pensó en decirle pero no sabía cómo dar tan mala noticia. Por un rato platicaron de cosas que no tenían que ver con la guerra. Éowyn era la persona más amable y buena que Liliandil había conocido después de Legolas. Se preguntó si su novio ya habría despertado para ir a verlo.

-¿Cómo va todo con Legolas?- preguntó Éowyn sonriendo
-Muy bien, me hace muy feliz y creo que él es al que he estado buscando
-Me gustaría tener una relación así de hermosa. A veces creo que nunca me casaré por como soy
-Serían unos tontos si no te hacen caso.
-Al único que le he gustado es a Grima y el hombre que me gusta no me hace caso.
-Ya llegará el adecuado- dijo Liliandil

Siguieron platicando y Liliandil se sintió muy feliz porque nunca había tenido una amiga con la que se sintiera libre de platicar y decirle todo. La mayoría de mujeres que había conocido en su vida eran conocidas y con sus amigos hombres no sentía tanta libertad para hablar de ciertas cosas. Éowyn se sentía igual porque nunca había tenido amigos, vivía en el castillo atendiendo a su tío y esperando a su hermano y primo que salían muy seguido a defender Rohan, cómo su madre había muerto no hablaba con mujeres desde entonces y a las mujeres de la corte ella no les caía bien. Así fue como nació una fuerte amistad que duraría de por vida.

Éowyn se tuvo que ir a arreglar unas cosas y Liliandil fue a ver a Legolas que acababa de despertar. Le dio un beso de buenos días y se sentaron a platicar como era su costumbre, ellos podían hablar por horas sin aburrirse, podían quedarse en silencio pensando y disfrutar de la compañía del otro o hacían cosas juntos. Esos solo eran más símbolos de amor verdadero. Un guardia real entró, se notaba confundido pero alegre de algo. Les anunció que Aragorn estaba vivo, aun no se explicaban cómo, pero que lo único que necesitaba era un baño y descansar. Legolas salió corriendo a ver a su amigo y lo abrazó. Le dio el collar de Arwen y luego lo observo con cuidado.

-Luces horrible- le dijo sonriendo, Aragorn rio
-Y tú siempre te ves demasiado bien para ser cierto- Legolas también se rio

Pasaron el día juntos Legolas, Aragorn, Liliandil, Éowyn y Gimli. No querían pensar en la batalla que seguro ocurría al día siguiente por la noche. Lo peor es que Gandalf se había ido a hacer no sabían que y probablemente llegaría tarde. Empezaron a ver como los pocos soldados sacaban las armas y las estaban afilando y arreglando. Hubo un anuncio que todos los hombres con la capacidad de blandir una espada deberían entrar en batalla no importaba su situación. No tenían muy claro porque los Rohirrim de Eómer no estaban ahí. Éowyn les explicó que habían exiliado a Eómer por órdenes de Grima y todos los hombres que le eran leales a él y a Rohan se habían ido con él. Estaban ahora más preocupados que nunca porque esos hombres no sabían combatir y eso no es nada bueno. Al entrar en batalla podrían espantarse y tratar de huir. Habría muchas bajas, muchas jóvenes vidas abruptamente terminadas en una de las peores maneras. Liliandil entonces se dio que la trampa la habían tendido desde que habían exiliado a Eómer. Este plan llevaba demasiado tiempo hecho y lo iban a lograr, iban a lograr que Rohan cayera.

Las nubes de tormenta estaban casi sobre el Abismo de Helm y el miedo se percibía a cada paso que dabas. Mujeres despidiéndose de sus maridos e hijos, posiblemente fuera la última vez que se veían. Todos tenían el miedo más profundo porque sabían que no iban a destruir solo la ciudad e irse. Venían a matarlos a todos, mujeres, niños y ancianos también. Pero el mejor momento para que un hombre se valiente es cuando tiene miedo y así se comportaron los hombres de Rohan. Hicieron sus formaciones en la muralla con valentía hace mucho no vista y en esa noche lluviosa esperaron a los orcos.

NOTA DE LA AUTORA:
Como dije en mi otra historia hoy es el cumpleaños número 124 de nuestro querido Tolkien y esta es mi manera de celebrarlo.
El capítulo es más breve porque el viernes será la Batalla del Abismo de Helm. Espero que les guste
Los veo el viernes.
Los quiero
-Mariana Pace

El  amor de LegolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora