Primer día de nuestro Reinado

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Faltaba solo un día para que los Reyes se fueran a la fiesta de las cosechas en Rivendell. Liliandil estaba nerviosa, la Reina iría a darle las instrucciones de lo que tenía que hacer durante su ausencia. Legolas le había dicho que tenían que empezar a mandar las cosas a Valinor para que allá las arreglaran donde vivirían. Tenían que hacer varias cuentas, hacer varios inventarios y definir cuantos barcos se necesitarían para transportar las cosas en el menos tiempo posible, solo de pensarlo a ambos los confundía. Aparte de eso, Legolas parecía tener todo bajo control pero Liliandil repasaba mentalmente todo lo que la Reina le había dicho cada 5 minutos tratando de no olvidar nada. Legolas se fue un poco antes de que su madre llegara para hablar con su padre de otros asuntos. 

La Reina llegó a las 12 en punto, media hora antes de su partida. Le pidió a Liliandil que se sentara y le dio una lista de pendientes y asuntos que se tenían que resolver esa semana. Era una lista larga que dejó sorprendida a Liliandil, no sabía que se tenían que hacer tantas cosas en tan poco tiempo, ¿cómo lograría hacer varias en un día si todas parecían tomar un largo tiempo para realizarse?. La Reina parecía muy distraída como para notar su nerviosismo y Liliandil también notó algo de tristeza en su mirada como si Rivendell le trajera recuerdos de cosas que prefería olvidar o que le dolía recordar. 

-Todo irá bien, confío en ti. La solución de estos problemas está en todo lo que te he enseñado y  lo de los barcos a Valinor no es tan complicado como parece.- dijo en el tono tranquilo de siempre

-Eso espero. Que le vaya muy bien en su hogar, espero que disfrute la última fiesta de las cosechas- dijo Liliandil tratando de no sonar nerviosa. 

-Ya me tengo que ir pero sé que dejo Mirkwood en buenas manos.  Hantanyel.- dijo la Reina y se fue

-Hantanyel- susurró para si misma Liliandil. Eso era gracias  en Quenya, no sabía que la reina podía hablar Quenya. Miró la lista una vez más, respiró profundo para calmarse y fue con Legolas que tenía otra larga lista de tareas. 

-Las empezaremos mañana a primera hora- dijo seguro de lo que hacía

-Pero es mucho, debemos empezar hoy.- replicó Liliandil

-No es tanto, no estés nerviosa mi amor. Solo son unos días. 

-Mucho puede pasar en unos días.

-Confía en mi- Legolas la besó y la abrazó.

Se fueron a ver como los Reyes se iban. Liliandil aún no podía dejar de pensar en los días que venían y lo pesados que serían. En cuanto se perdieron de vista sintió todo el peso de la responsabilidad en sus hombros. Legolas parecía tan tranquilo como siempre así que lo abrazó más para calmarse al sentir la calma de él tan cerca. Ese día se dedicaron a arreglar asuntos menores. Por la noche Liliandil no podía dormir y solo miraba las estrellas. Le pidió a todos los Valar que le dieran la valentía y la sabiduría para que estos pocos días de reinado salieran bien y así hacer sentir orgullosa a la Reina pero más que nada para demostrarle al Rey de lo que era capaz. 

El  amor de LegolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora