Capitulo 1

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Abrí los ojos al escuchar el infernal sonido de la maquina aplasta sueños que tenía a la par. Así es, la alarma programada. El peor aparato inventado en la historia. Fije la vista en el susodicho aparato y suspire.

Tenía el tiempo suficiente para prepararme y desayunar. Lo peor que levantarte temprano en la mañana es, levantarte temprano un lunes después de las vacaciones de navidad... ¡Horrible! Odio con todo mi ser levantarme temprano. ¡Las mañanas son para dormir no para levantarse, por favor!

Mi familia dice que soy un oso con problemas de hibernación. Sé que a la mayoría de jóvenes les pasa lo mismo, ¡Es parte de la vida, señores! Además yo no tengo la culpa de que todos aquí parezcan conejillos energizers recargables todo el santo día.

Apague la alarma y me di la vuelta en la cama. Dormiría solo unos minutos más...

Sentí que mi mundo dio un giro y después tenía la cara estampada en el suelo.

-¡Buenos días, princesa!- dijo entre risas -Hora de levantarse.- Genial me había tirado al suelo.

-¡Tarado! Ya estaba despierta ¿Cómo te atreves?-Le grite.

Me levante y corrí. Lo haría pagar muy caro por eso. Pero llegue en el momento justo para que me cerrara de un portazo.

- ¡Dylan! Ábreme Idiota. Eres un cobarde.

- Agradece que te desperté princesa.

Idiota. Idiota. Idiota

Regrese a mi habitación y me apresure. Vale no soy una chica que necesita una hora para arreglarse pero detesto no tener el tiempo suficiente para hacerlo.

Minutos después tocaron la puerta de mi habitación.

-¡Sam, Mamá dice que bajes a comer!- anunció Ryan.

-¡Ya bajo! Y No toquen mi desayuno o no llegaran vivos a su próximo cumpleaños.

-¿Es un reto?- algo en su voz me decía que no era una pregunta.

Abrí la puerta antes de contestarle y ¡Sorpresa! El monstruo ya no estaba ahí.

Tome un papelillo del jarrón que había encontrado hace algunos años en el ático, tenía la corazonada de necesitarlo, y corrí por el pasillo que daba a las escaleras y las baje saltando hasta llegar a la cocina donde mi desayuno estaba entero. Suspire con alivio.

-¡Comida!

-Buenos días a ti también.- dijo mi papá, mientras le daba un beso y tomaba de su taza de café.- ¿Dormiste bien?- Si por bien se refiere a ser aventada al suelo por tu hermano...

-Nope. Cuando sea presidenta cambiare el horario de ese infierno al que llaman instituto.

No acuso a Dylan porque me importe. Nope. No porque sea la única chica pondré quejas a mis padres, prefiero aplicar justicia con mis propias manos.

-Bueno. Recuerda que hoy te quedas a proteger la casa, de tus hermanos.- No me lo tenía que recordar. Mis hermanos eran un problema. Habían estado cerca de hacer estallar un par de veces la casa.

-Cómo olvidarlo.- Me volteé hacia ellos.-No entiendo como ustedes pueden estar despiertos a esta hora de la mañana. Inician clases hasta la próxima semana.

-Querida Sam, nuestros cerebros no pueden mantenerse inactivos por mucho tiempo, hay demasiadas ideas aquí dentro.-Dijo Ricky señalándose la cabeza. Presumido.

Orgullo, Sam, OrgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora