Capitulo 25

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Lo se, lo se

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Lo se, lo se. Pero no soy una experta en PS asi que disculpen cualquier error.

En el capítulo anterior, después de haber pasado una tarde algo peculiar en compañía de Alex, Sam regresa a casa. Para su sorpresa, encuentra a su hermano mayor en medio de una situación comprometedora junto a...

Parpadee una, no, mil veces. Quería asegurarme que esto era algún tipo de broma o un, muy mal, sueño. Casi suplicaba que los monstruos aparecieran de repente con una videocámara, dispuestos a editar mi reacción y subir a estúpido canal de YouTube.

Para mi desgracia, esto no era una broma.

Dylan salto y una sonrisa nerviosa se posó sobre sus labios. Rasco la parte posterior de su cráneo. Al menos aún conservaba sus pantalones.

— ¡Demonios Dylan!— grite muy molesta.

—Esto es incómodo. — murmuro.

Dímelo a mi idiota.

Lo fulmine con la mirada. —Tu. — Lo señale. — A la cocina. — ordene.

—Princesa...

— ¡Ahora!

Dylan soltó un bufido. — Te pareces a la abuela. — se quejó. Inclino su cuerpo sobre la chica y deposito un rápido beso sobre sus labios y tuvo el descaro de sonreírme al conducirse en dirección a la cocina.

Maldito ingrato.

Mis ojos se posaron de inmediato sobre la castaña, quien me observaba con cautela.

—Yo...— comenzó. Alce mi mano derecha, cortando lo que iba a decir. Ella unió sus labios en una fina línea, insegura de cómo lidiar conmigo en este instante.

Solté un gruñido. — De todos los idiotas en esta ciudad, pusiste los ojos sobre mi hermano. — dije con pesar. Ally soltó una carcajada. Al menos ella encontraba la situación entretenida. Yo, por el otro lado, estaba preocupada por mi amiga. — ¡Hablo enserio! Hay chicos menos idiotas afuera en el mundo con mayor personalidad que la de este bruto.

—Estoy justo detrás de ti. — Dylan había regresado. Le lance una mirada de advertencia, la cual ignoro. Rodé mis ojos.

—Eres un idiota y lo sabes. No permitiré que contamines a mi amiga. — Dylan cruzo ambos brazos sobre su pecho y me lanzo una mirada. Tome su camiseta del suelo y se lance en la cara. — Y se más decente y vístete, tu, engendro contaminado.

Dylan se encogió de hombros. — A Ally no le molesta, ¿cierto?— y guiño un ojo en su dirección. Gruñí fastidiada. — Relájate, princesa. No es como si fuera algún tipo de vampiro que planea beber toda su sangre. — se burló.

Ally pareció pensarlo. — Siempre me gustaron los vampiros. Aunque serias más como un hombre lobo. Ser vampiro no es lo tuyo, Dylan.

Un brillo de diversión paso por sus ojos y sonrió con malicia. — Podría serlo, si tú quieres. En especial en...

Orgullo, Sam, OrgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora