Capitulo 41

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Patee la piedra que se cruzaba en mi camino. Ojala pudiera hacer lo mismo con todos mis problemas. En especial cierto ojiverde que no lograba sacar de mi cabeza.

Parte de mi teme perderlo.

Soy consciente, fue mi culpa.

La otra parte de mi quiere darle con un palo de golf en la cabeza por todo lo que me hace sentir, ese maldito engreído, bueno para nada.

Ha pasado una semana desde que cruzamos palabras. Y no fue una linda conversación que se diga. En realidad, nunca tenemos conversaciones normales.

Luego de la escenita que ambos habíamos montado en su casa, no iba a dejarle salirse con la suya. No iba a dejar que las cosas terminaran de esa manera. Así que lo confronte después de clases.

Clave mi mano en su muñeca y le obligue a mirarme a la cara. Sus ojos verdes inyectados de preocupación parecían flotar en un mar rojo. Su rostro denotaba cansancio.

— ¿Qué?— pregunto con desinterés. ¿Se había cansado? ¿Se había dado por vencido? La idea enviaba escalofríos a mi sistema, de la misma manera que el viento de esta noche me hacía temblar

—Es lo único que piensas decir, ¿no? Un maldito simple "Que". — Presione con fuerza. — ¿Qué es lo que sucede contigo?

—No es algo que te importe, Sam— Vie el arrepentimiento en sus ojos, pero continúo. — Nunca te ha importado lo que piensan los demás. Por mucho que me esfuerce... no es el momento. No ahora Sam.

Uno

Dos

Tres golpes

— ¿A que vienen todas esas pavadas?— reí. — No me digas que hoy te has levantado con el pie izquierdo. Cuando he dicho que no me importas, no hablaba enserio Black. — bromee. El no respondió, ni siguió el juego. Me la he pasado lanzándole insultos, demostrándole mi total desinterés. Rechazando sus detalles.

Nunca lo hice con mala intención, simplemente soy así...

Fue entonces cuando me preocupe.

¿Cómo rayos iba a remediar tremenda metida de pata? Las personas se cansan... ¡Pero no he sido yo la que lo ha obligado a quedarse a mi lado como idiota! Él se lo busco...

Pero no quería dejarle ir tan poco.

Era una sensación extraña. Como cuando tienes dos opciones en un examen y no tienes ni idea de cuál de las dos es la correcta.

Alex suspiro. — No necesito esto. Tú no necesitas esto. — sentencio, dando media vuelta.

— ¡Tú no decides por mí!— Le grite. En ese momento, no me percate de los ojos extraños que nos observaban con curiosidad. Ahora que lo pienso, me siento como una idiota y por muchas razones. —Tú no eres así. Las personas no cambian de un momento a otro. Es antinatural. ¡Eres un estorbo en el trasero y lo sabes! ¿Es por lo de ayer? Déjame decirte que eres muy bienvenido a guardarte todo lo que quieras. Y te adelanto que no me interesara si algo malo te sucede. Por mi parte te pudres en el infierno, ¿Queda claro?

Mentiras. Mentiras. Mentiras.

Cada una de las palabras que salían de mi boca no eran más que mentiras.

Alex asintió lentamente, ¿Cómo podía simplemente quedarse callado? Quería que reaccionara, que gritara, que demostrara una pizca de sentimiento.

Quería saber si no era la única que saldría mal parada de la conversación.

Que él me extrañaría.

Orgullo, Sam, OrgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora