Cinderella y los 7 enanitos (Got7 y tu)

# 37

Despierto antes del amanecer, como de costumbre, aún pienso que fue un sueño todo lo que viví ayer, espero que al salir de mi habitación pueda seguir portando la zapatilla de cristal mientras viajo en mi carroza y no en una calabaza.

Le soy fiel a mi rutina diaria, aunque este día lo hago todo más rápido que de costumbre, no a propósito, pero me siento tan contenta que no solo mi ritmo cardíaco esta acelerado.

Al notar que tengo tiempo de sobra antes de ir a trabajar, decido dejar preparado el desayuno para el grupo, como era de esperarse, las ideas y los planes de marcharme lo antes posible han desaparecido por completo de mi cabeza, por lo que mientras preparo las cosas ni siquiera recuerdo que en algún momento tendré que regresar a mi País.

En lugar de ellas, mi mente está inundada de pensamientos felices y metas a futuro junto a Jackson, pienso en la manera en cómo será mi estancia en la casa de Got7 desde ahora, en como cambiara mi trato con mi preferido del grupo, y en...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por Mark, quien, como de costumbre, es el primero en levantarse.

—Buenos días nena

—Muy buenos días Mark

— ¿Qué paso ayer con Jackson?

— ¿A qué te refieres?

—No sé en todo ¿Ya son novios?

— ¿Quién sabe?, por ahora solo digamos que estamos saliendo.

—Porque, ¿si todos escuchamos su confesión?

—digamos que las mujeres esperamos siempre a la pregunta definitiva

— ¿debo sugerirle que te la haga?

—No Mark, por favor no lo hagas

— Pero que pasara si él cree que ya son novios y tú no, ¿Porque son tan complicados? ¿no solo pueden decirse seamos novio y ya? Bien que se quieren los dos

—No se Mark, ya veremos.

—Está bien, como quieras, ¿le llevaras el desayuno a la cama?

—Creo que sí, ¿tú qué opinas? ¿Se lo llevo?

—Si no vas a llegar tarde a tu trabajo si

—Ok, entonces nos vemos luego.

—suerte

— ¿la necesito?

—por supuesto, despertar a Jackson siempre es una odisea

Ese comentario me provocó tanta risa que casi riego el jugo de naranja recién exprimida que había preparado especialmente para Jackson. Pero con el buen ánimo que tenía mis reflejos se agudizaron y logré evitar el desastre equilibrando la bandeja del desayuno con mucha astucia.

Lastimosamente el buen ánimo se desvaneció cuando crucé la puerta de la habitación de Jackson.

— ¿Qué haces aquí?

— Te traigo algo para desayunar

— Es demasiado, no lo quiero

— entonces tomate solo el jugo y una o dos tostadas

—Dije que no lo quiero, llévatelo todo

Estaba tan sorprendida de él hombre con el que me encontré que ni siquiera pude reaccionar ante su desprecio, no alcancé a hacer nada más que no fuese salir del lugar. Deje la bandeja en la mesa de centro de la sala, tome mi bolso que estaba en uno de los sillones, y salí con rumbo a mi trabajo.

De camino pienso ¿será que de verdad ayer fue un sueño?