Capítulo 15

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—Potter, hoy tienes que venir a mi casa. ¿Por qué? Pues porque viene una gente importante para mi papá y necesitamos presentar a alguien como el empleado de la casa, te queremos aquí a las 2:00pm del martes. Sin excusas que seguro no haces más que perder el tiempo allá donde sea que estás. Sé puntual, Potter. Firma Dudley Dursley —leí—. No vas a ir, ¿verdad? Es decir, ¿quién se cree que es para hablarte así?

—Sí, sí va a ir —dijo Dumbledore.

—Ya —dije—. ¿Entonces qué hacemos nosotros aquí?

—Vosotros iréis con él —me respondió tranquilamente.

—¿Qué? No, claro que no —me negué—. En esa carta no dice mi nombre y yo no pienso ir de añadida.

—Pero ¿y las clases? —preguntó Hermione. ¿En serio? ¿Le parece que eso es más importante?

—No debéis preocuparos por eso, cuando regreséis los profesores os darán las instrucciones de las clases que perderéis. Debéis salir pronto si queréis llegar a tiempo. Regresaréis mañana.

—No estoy segura de esto —mascullé por lo bajo.

—Tracy, no discutas, solo hazlo por tu buen amigo Harry. —Vale, ya se está aprovechando bastante de la situación—. Id ahora para que podáis empacar lo que necesitéis. —¿Qué otra opción hay?

—Tracy, ¿ya estás lista? —me preguntó Hermione luego de un rato.

—Claro que sí, desde hace siglos, tardaste demasiado. ¿Por qué llevas tantas cosas? Es solo un día.

—Llevo algunos libros, solo por si acaso.

—¿No te olvidaste de empacar ropa, verdad?

—Claro que no.

—Quiero decir... para un día que nos salvamos de las clases ¿y te vas a atarear con libros? Deberías aprovechar un poco y no sé... descansar de eso.

—Tracy, te sorprendería lo útil que puede resultar. Aunque, honestamente, dudo que lo entiendas. No hablas como alguien que lee —me dijo, saliendo de la habitación, y yo no sabía si debía reír o sentirme ofendida, por lo que opté por no hacer ninguna de las dos y salí detrás de ella para unirnos a Harry y Ron, que ya nos estaban esperando.

Así que estábamos de pie frente a la puerta de la casa de los Dursley, es bastante raro, todo es... sencillo, nada comparado a, por ejemplo, el callejón Diagon. Potter aún no timbraba, estaba mirando la puerta como teniendo una lucha interna consigo mismo. Hermione lucía preocupada, pero yo no sabía si era por el momento o por las clases. Ron estaba ansioso y yo, bueno yo estaba examinando el comportamiento de ellos.

—De acuerdo, antes de tocar quiero deciros... Bueno a ti, Tracy, que aquí no se puede usar magia o te expulsarán de Hogwarts. Tienes que controlar la metamorfomagia y evita tener esos ataques de gritarle a todos lo que piensas, sueles hablar de más, ¿entendido?

—Lo intentaré, pero no prometo nada. —Entonces finalmente Potter timbró y solo pasaron algunos segundos antes de que un niño regordete de nuestra edad abriera la puerta.

—Pero, Potter, mira la hora en la que llegas, son las dos y un minuto... ¿quiénes son todos estos?

—Un gusto verte también —le dije sarcásticamente.

—Ellos son unos amigos que van a quedarse conmigo.

—Que lo decida papá —respondió Dudley—. Entra rápido que están por llegar. —Harry entró y, antes de que nosotros pudiéramos hacer lo mismo, Dudley cerró la puerta; alcanzamos a mirarnos entre nosotros y luego Potter la abrió de nuevo, permitiéndonos pasar esta vez.

Dentro, los miembros de la casa corrían de un lado a otro arreglando los detalles. Todo sería más fácil con magia. Un señor se acercó a nosotros, el que vendría siendo el tío de Harry.

—Ya que decidiste traer a tus amiguitos, ellos también ayudarán, porque en este momento no tengo tiempo para echarlos de mi casa.

—¿Disculpe? —pregunté ofendida—. Tampoco es como si quisiera pasar tiempo en la casa de una familia de —mis palabras se convirtieron en sonidos ininteligibles cuando tanto Potter como Hermione y Ron me taparon la boca.

—Esta chica no me agrada, pero no estoy para estas cosas ahora, si vosotros tres no vais a ayudar podéis iros, Potter tu lugar es en la cocina.

—Ya lo oyeron, yo me voy yendo —dije, mientras dirigía mis pasos directamente a la puerta de la salida.

—No, Tracy, tú te quedas aquí. —Hermione tiró de mi brazo, haciéndome regresar—. Recuerda lo que dijo Dumbledore —me susurró.

Justo en ese momento, el sonido del timbre resonó por toda la casa y toda la familia saltó y corrió a posicionarse en algún lugar, parecía que lo tenían todo planeado. El señor Dursley nos lanzó una mirada de advertencia desde detrás de la puerta cerrada, con la mano en la manija, y Potter nos empujó a la cocina, seguido a esto Vernon abrió la puerta y los invitados entraron.

—Bienvenidos, pasad por favor —les dijo Dudley.

—Ah, Vernon, ha pasado tanto tiempo —dijo el recién llegado y el susodicho estrechó su mano con una sonrisa que hacía sus ojos aún más pequeños.

—¡Petunia! —exclamó la mujer que acompañaba a aquel hombre, y la tía de Potter corrió a abrazarla.

—Tomad asiento, por favor, enseguida traerán la comida. —Esa era la señal, miré a Potter, quien observaba a sus tíos de una forma nada amigable que hasta a mí me causó escalofríos, aún así sujetó de mala gana la bandeja en la que reposaba la comida ya preparada y salió para llevarla al comedor y repartirla a los presentes.

—Todo se resolvería con un obliviate en dirección a sus cabezas —mascullé.




Harry Potter y la hija de Voldemort: FirewordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora