Capítulo 24

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A la mañana siguiente, Hermione me levantó como de costumbre, me costó despertarme por completo debido a lo poco que dormí, pero una vez estuve lista bajamos al gran comedor y nos encontramos con Harry y Ron. En el transcurso del desayuno, Malfoy estuvo mirando mucho a nuestra mesa y cuando nuestros ojos se cruzaban compartíamos una mirada llena de odio.

Una vez terminamos ya era hora de ir a nuestra primera clase, que era Defensa Contra las Artes Oscuras con Umbridge, creo que no lo soportaré. Pero, cuando llegamos al aula, nos llevamos la gran sorpresa de que no era Umbridge quien se encontraba tras el escritorio, sino Snape. Ya todos sabíamos que el profesor Snape siempre había querido enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras, sin embargo, nunca se le había concedido el puesto.

—¿Dónde está Umbridge? —preguntamos a la vez Potter y yo. 

—A vuestros lugares.

—No nos ha respondido la pregunta —le dije, sin siquiera moverme.

—Recibió una llamada urgente del ministerio de magia, la clase de hoy os la daré yo, a vuestros lugares —respondió con su característica mirada fulminante.

Esta clase la compartíamos con Slytherin, también sabíamos todos que Snape les tenía preferencia a ellos, no por nada era el director de esa casa, y era aún más obvia su preferencia por Draco Malfoy. La clase fue muy aburrida, y en el momento en el que terminó casi salto de la emoción.

El resto del día concluyó normal, lo cual fue muy extraño, sin misiones, ni visitas al despacho de Dumbledore. Fue un día exageradamente normal que hasta me pareció que seguía dormida. Las clases terminaron y el sol se había comenzado a esconder, el trío de oro fue a la sala común, pero yo me quedé un rato más caminando por los pasillos casi despoblados a esa hora. Caminaba sin rumbo hasta que escuché unas voces que se me hicieron conocidas, me aproximé hasta el lugar de donde provenían y me oculté tras una pared, eran Malfoy y Marcel, esa chica nueva que había quedado en Slytherin; me acerqué un poco más para escuchar bien qué decían, aunque no era tan necesario porque casi estaban gritando.

—Ese plan fue completamente absurdo, Malfoy —le reñía ella—. Yo habría podido idear uno mejor.

—¿Entonces por qué no lo hiciste? —se defendió él.

—Porque tú dijiste que te encargarías.

—Bien, ¿qué es lo que tú propones?

—Hay que idear un nuevo plan, pero ella no dirá nada en una situación tan incongruente como la del bosque prohibido, debe encontrarse en un verdadero aprieto, que no le quede otra opción más que hablar.

—¿Se te ocurre algo?

—Ahora no, pero ya idearé el plan perfecto, tú mientras tanto mantén vigilados a esos cuatro, y descubre qué es lo que traman contra Voldemort.

—De acuerdo, espero entonces que tu plan sea realmente brillante.

—Lo será.

Sentí sus pasos aproximarse hacia donde estaba así que me alejé corriendo, pero hice más ruido del que esperaba. Me escucharon pero no me vieron, sentí que me seguían, aunque ellos no sabían quién los había estado escuchando. Sin embargo, sabía que estaban dispuestos a averiguarlo.

Corrí, escondiéndome para que no me vieran, ellos eran dos y si se separaban tendrían ventaja. Pero claro, parece que no son tan inteligentes. Conseguí despistarlos y me fui rápidamente a la sala común de Gryffindor, donde sabía que no podían entrar. No creí que fuera tan tarde, pero no había nadie ahí a excepción de mí, fui al dormitorio, que también estaba solitario. Me sentí sola, una sensación extraña puesto que literalmente lo estaba, pero que decidí ignorar. Cuando me acerqué a mi cama vi una nota, escrita con la pulcra caligrafía de Hermione. "Tracy, Dumbledore citó a todas las casas en el gran comedor." Bajé de inmediato, ya todos estaban sentados y el director estaba poniéndose de pie para iniciar su discurso. 

—Cinco puntos menos para Gryffindor —me dijo Snape, que se encontraba en la puerta, en cuanto entré—, por llegar tarde. —En ese instante entraron Marcel y Malfoy, miré a Snape con una ceja arqueada—. Diez puntos menos para Slytherin —dijo, con la mandíbula tensa.  

Rápidamente me senté en la mesa de Gryffindor, sin molestarme en mirar a los también recién llegados.

—Buenas noches a todos los alumnos y maestros aquí presentes, os hemos reunido para informaros de varias cosas. Se acerca el Halloween y haremos un gran banquete aquí en el gran comedor, es por eso que este viernes treinta y uno de octubre no habrá clases y quiero a todos los alumnos ayudando con la decoración del colegio. —Varios lanzaron silbidos de júbilo—. También os recuerdo la temporada de quidditch, el próximo partido se acerca, Gryffindor contra Hufflepuff. Recordad que cada vez estamos más cerca de entregar la copa de quidditch. —El gran comedor rebosó de aplausos—. También debo informaros de que las clases de mañana iniciarán más tarde, a primera hora necesito reunirme urgente con todos los profesores. —Nuevamente se escucharon los festejos. 

—Qué buenas noticias —gritó alguien de Ravenclaw.

—Bien, eso es todo, podéis regresar a vuestras habitaciones —finalizó Dumbledore.

Nos fuimos a nuestros dormitorios a incluso con tantas cosas en mi cabeza, esta vez sí pude conciliar rápido el sueño.

Abrí los ojos y ya no estaba en la habitación, estaba en un bosque, el bosque prohibido. Frente a mí estaban Voldemort y Harry, quienes al mismo tiempo se apuntaron con sus varitas, de la varita de Harry salió una intensa luz roja y de la de Voldemort verde, quise moverme pero no pude, no podía aunque quería, intenté gritar pero tampoco lo conseguí, no podía hacer nada más que observar. De pronto, Harry me miró y Voldemort comenzó a tomar ventaja, lo que obligó al azabache a regresar su vista hacia su oponente. Entonces esa imagen se desvaneció y en su lugar apareció Marcel, mirándome fijamente.

—La batalla final se acerca, Tracy —me dijo—. Nos urge saber si podemos contar contigo, o si debemos destruirte. Tú eliges, aunque creo que ya sabes cuál es la mejor opción.

Me levanté rápidamente, estaba empapada de sudor, me senté en la cama y miré el reloj, eran las tres menos quince de la madrugada. Tengo miles de preguntas sin respuesta ¿y ahora esto? ¿Qué se supone que significa? Y de nuevo Marcel... Cuando Potter me miró Voldemort tomó ventaja, ¿es lo que debo hacer? ¿Distraerle? Pero yo no podía moverme, ¿por qué no podía moverme?

Intenté dormir, pero se me hizo imposible. Salí de la habitación silenciosamente para no despertar a nadie y fui a la sala común, me senté frente a la chimenea a no hacer más que pensar e intentar buscar respuestas, en caso de haber omitido algún detalle, pero nada parecía tener sentido. Creí que sabía qué es lo que tenía que hacer, pero estas cosas solo consiguen terminar de confundirme, no debería estar confundida en primer lugar pero, ahora, junto al fuego, no puedo ver más claro el hecho de que ya no sé a qué bando pertenezco, y realmente ni siquiera sé si soy bienvenida en alguno.  

Cuando me dormí ya casi era la hora de levantarse, pero entonces recordé que las clases iniciaban más tarde y fue un completo alivio. 

Respecto a la conversación entre Marcel y Malfoy... era evidente que hablaban de mí y sé que están ideando un plan. De acuerdo, es bueno saberlo, pero lo que me gustaría saber es qué tiene que ver Marcel con Malfoy, si ella es su cómplice debe tener una razón. ¿Acaso le he hecho algo? ¿Por qué está en mi contra si lo único que hecho es hablarle de quidditch? ¡El quidditch! Lo había olvidado, con Angelina, la capitana del equipo de Gryffindor, planeamos un entrenamiento para hoy ya que el partido se acerca.

—Tracy. —Una voz lejana me llama—. Hey, Tracy. —Ah, es como si cada vez estuviera más cerca—. ¡Tracy!




Harry Potter y la hija de Voldemort: FirewordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora