Lo más lógico sería que tuvieran a los prisioneros en las plantas bajas, no tenía idea de cuántos pisos había en total, pero ese lugar no parecía exactamente modesto de espacio.
Regresé a las escaleras y miré hacia abajo para asegurarme de que no viniera nadie, observé de nuevo hacia el pasillo y bajé hasta que las escaleras terminaron. Me dejé guiar por el corredor, todo estaba demasiado silencioso, la única iluminación provenía de un candelabro en una pequeña mesa cercana, lo tomé y seguí caminando, extendiendo la única fuente de luz a cuatro metros a mi alrededor. A medida que avanzaba comencé a escuchar susurros, como si varias personas estuvieran hablando al mismo tiempo, y ni siquiera estaba segura de si solo estaban en mi cabeza o si realmente debía preocuparme por no estar sola.
Comencé a ver habitaciones con las puertas abiertas, todas vacías, pero también había unas cuantas cerradas. Seguí derecho hasta que tres escalones llamaron mi atención, bajaban hasta otra habitación que tenía barrotes en lugar de puerta. Bajé lentamente, alerta a cualquier cosa, cuando estuve en frente acerqué el candelabro al interior para averiguar si había algo, pero parecía vacía.
—No tiene sentido —mascullé—. ¿Por qué estaría cerrada?
Iluminé la cerradura de cobre e intenté abrirla, pero me resultó imposible. Entonces percibí movimiento en el interior, rápidamente dirigí el candelabro en esa dirección, fue entonces cuando vi a una mujer. Grité de la impresión y me tapé la boca de inmediato, retrocediendo un par de pasos. Ella estaba de pie, apoyándose en una columna mugrienta mientras me miraba fijamente, parecía llevar mucho tiempo ahí.
—¿Quién eres? —me preguntó con dificultad, su voz débil apenas era perceptible para mí con la distancia que había en medio—. ¿Ella... te envió?
—¿Quién es ella? ¿Se encuentra bien? ¿Por qué está aquí? —La vi cerrar los ojos con fuerza, como si tantas preguntas la lastimaran.
—Porque... a la gente mala le gusta hacer sufrir a los buenos. —Su espalda se separó de la columna, con pasos atropellados comenzó a acercarse a mí, así pude verla mejor. Su ropa estaba desaliñada y sucia, su cabello castaño despeinado, su piel demasiado pálida, además tenía ojeras y rasguños en el rostro. Sus ojos azules buscaron los míos, me examinó detalladamente, entonces su expresión cambió a una de sorpresa, una sorpresa que parecía dolorosa—. ¿Eres tú?
—Descuide, voy a sacarla de aquí —respondí al no saber qué más decir.
Examiné la cerradura una vez más, pero como era evidente seguía igual de inescrutable. Incluso la forma no parecía ser la de una llave normal.
—No pareces mortifaga —me dijo, mirándome fijamente.
—Es porque no lo soy. —Tiré de los barrotes al encontrarme sin opciones, pero apenas y provocaron un crujido metálico.
—No se puede, y con magia no funciona. Esa cerradura es casi imposible de abrir.
—Bien, entonces no voy a abrirla, voy a... No sé qué voy a hacer.
—La única forma podría ser aparecerse dentro, pero entonces estaríamos atrapadas las dos. A menos que puedas aparecerte llevándome a mí también.
—Yo aún no sé aparecerme... —le dije, sintiéndome muy inútil.
—¿Qué estás haciendo aquí? —me preguntó luego de unos segundos de silencio.
—Hay algo que necesito saber y creo que este es el único lugar donde puedo encontrar lo que estoy buscando.
—¿Y qué es eso?
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Harry Potter y la hija de Voldemort: Firewords
FanfictionEsta es la historia de Harry Potter contra la fuerza más maléfica con la que se ha podido enfrentar: la hija de Lord Voldemort. Ella debería ser la encargada de destruirlo, y no él el encargado de restaurarla. ...