Capítulo 16

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—¿Si no quieres hacerlo entonces por qué lo haces? —le pregunté. 

—Lo hago porque aún no es el momento de desquitarme —me respondió.

—Oh... ¿Y cuándo es el momento? —insistí. Estábamos en el cuarto de Potter, el aludido estaba sentado en la única cama que había pues el resto eran dos pequeños colchones que nos pusieron a nosotros. Yo estaba acostada en uno de ellos mientras hablaba con el azabache, era extraño no estar peleando y no estaba segura de si eso duraría mucho; por otro lado, Ron y Hermione estaban revisando el interior del armario, pero yo sabía que realmente estaban escuchando nuestra conversación. 

—Cuando tenga la mayoría de edad y pueda usar magia aquí. 

—Así que tu forma de pensar si puede ser algo interesante —acepté. 

—Honestamente, no sé por qué crees que soy idiota, pero te aseguro que no lo soy. —Me senté en el colchón para mirarlo con atención—. Dumbledore fue quien me trajo, tras la muerte de mis padres mis tíos no me habrían buscado y desde que estoy aquí nunca he sido tratado como parte de la familia. ¿Crees que eso es fácil? No lo sabes, pero aun así lo único que haces es juzgar, desde que me conoces lo has hecho siempre, me odias y yo no te he dado motivos para hacerlo.

Sabía que lo que él decía en cierta forma era cierto, lo odiaba por algo que ni siquiera me hizo a mí. Pero algo dentro mío me impedía que pudiera agradarme, incluso cuando en el fondo estaba segura de que era un buen chico y de que no tenía la culpa de nada de lo que le ha tocado, él no pidió ser el elegido y no empuñaba una varita cuando acabó con Voldemort. Es inocente, y es justo eso lo que me genera antipatía. 

—También he pasado por cosas difíciles —me defendí—. Mi vida no es perfecta, nunca lo ha sido; cuando tenía tan solo seis años mi madre me dijo el nombre de mi padre, al que nunca conocí, en ese momento yo no sabía que él era... distinguido, pero no descansé hasta averiguarlo. —Hice una pequeña pausa, observando con el ceño fruncido algún lugar del dormitorio—. Ella siempre me decía que no me parecía a él, pero ahora sé que lo decía no porque fuese cierto, sino para evitar que lo sea —solté, queriendo por fin decirlo todo, cansada de ocultarlo, pero sabiendo que no era lo correcto y que no debía hacerlo—. Comencé a investigar y a preguntarme si algún día él vendría por mí, si le interesaría conocerme y me buscaría. Al día de hoy eso nunca pasó.    

—Lo siento.

—No me interesa, si él no lo hace seré yo quien lo busque. 

—¿Quién es? Dijiste que es distinguido, tal vez lo he escuchado y podría ayudarte. 

—Está bien, no importa. Solo quería decírtelo porque sé que al igual que yo de ti tienes una mala imagen de mí; pero la verdad es que solo me preocupo lo suficiente en que mi pasado no influya ni en mi presente ni en mi futuro. Podrías hacer lo mismo. —Asintió, pero no para darme la razón sino para dejar el tema ahí, ya los dos habíamos tenido suficiente. 

 

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Harry Potter y la hija de Voldemort: FirewordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora