Capitulo 5

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Es camino a casa no fue fácil. Llovía y se escuchaban muchos disparos por la temporada de caza que era una época del año que le daba mucha satisfacción especialmente a los hombres, y ganar un poco mas de dinero. Raimundo caza y lo hace muy bien, demasiado bien, según mi madre sus disparos son perfectos, siempre dan en el ojo del animal haciendo  que se aproveche al máximo la carne del conejo, venado o de los págaros.

No me podía sacar de la cabeza lo que me había dicho Peter. ¿Cómo Raimundo puede ser tan fácil? le hayan pagado o no por acostarse con Kate Slim, lo hizo igual. Quería preguntarle si era verdad lo que Peter me decía pero no sabía como. No era una pregunta fácil, debía pensar exactamente las palabras que bebía ocupar para preguntar. Pero no hoy.

La puerta de mi casa estaba abierta lo que significaba que algo andaba mal. Corrí hasta la pieza de mi hermana y me encontré con Raimundo, mi hermana y mi madre. Esta vez no era mi hermana la que estaba en la cama, si no mi madre. 

Con los ojos llorosos y las lágrimas caminando por mis mejillas me senté al lado de mi madre. Estaba con los ojos cerrados por respiraba, que era lo importante. Aún así estaba mal.

-¿Qué pasó con ella?-pregunte en un hilo de voz.. No le pregunté directamente a Raimundo, no podía verlo a los ojos, me daba asco, sin en cambio él repondió.

-Tubo un ataque muy fuerte de asma. Ahora solo tiene que estar en cama un tiempo. Belén no creo que tu madre pueda seguir trabajando.-dijo marándome por yo no a él.

-¿Tú la trajiste?-pregunté sin dejar de mirar a mi madre.

-Si. Belén de verdad lo siento mucho-dijo acercándose a mi.

-Es mejor que te vayas-dije fría.

Raimundo no dijo nada más solo se levantó de la orilla de la cama y me quedó mirando un rato. Después le dio un fuerte abrazo a Amelia junto con un beso en la frente, y se fue.

-Raimundo te quiere mucho, Belén- dijo Amelia. A pesar de que era solo una iña de 9 años se daba cuenta de muchas cosas.

-Y a ti igual, Amelia-dije mirándola-¿Cómo te sientes?

-Igual que ayer- respondío acostándose junto a mi madre. 

Las miraba y las miraba las dos eran iguales. Blancas como las nubes en un día solado, ojos de color azul profundo, pelo rubio, una nariz perfecta y un aspecto angelical. 

Llraba en silencio hasta que se durmieron. Me levanté con cuidado de la cama para no despertarlas ¿Qué iba a hacer ahora que mi madre no puede trabajar? Las dos dependían de mi. Era su única salida, si yo fallaba en algo no solo me perjudicaría a mi, también a Amelia y a mi madre.

"Pase lo que pase no me rendiré, te lo prometo Amelia. Te ayudaré. Eso hacen las hermanas¿no?"  hice la promesa conmigo misma y me dirijí a la cocina para ver cuanta comida quedaba y para cuantos días.

Entré a la cocina y ahí estaba el. Raimundo ¿Qué hacía ahí?. Hace mas de una hora que le había dicho que se fuera ¿Por qué no se había ido?.

-¿Qué haces aquí todavía?-pregunté desconectándolo de sus pensamientos.

-Tengo algo para ti- Dijo levantandose de la silla en la que estaba sentando y sacando una hermosa cadena de oro con un corazón minúsculo de adorno. Era hermosa, realmente hermosa, Jamás pensé en que Raimundo me daría algo así. Siempre que ayudaba a mi familia lo hacía con comida o con dinero, pero nunca me había dado algo directamente a mí-Era de mi madre- se le humedecieron los ojos- justo antes de  que muriera me la entregó y me dijo que se la diera a la mujer mas fuerte que conociera en la vida. Esa ere tu, Belén. Eres fuerte, y es por eso que pase lo que pase con tu madre o tu hermana lo superarás. Puedes salir a delante-terminó de hablar. 

Yo y Raimundo llorábamos. Sabía que el no sentía lo mismo que yo en ese momento. Quisá el lloraba por su madre y yo lloraba por todo lo que esperaba. Pero ambos son dábamos apoyo que se reflejaba en un abrazo largo.

Jamás había visto llorar a Raimundo, siempre él era el fuerte, el hombre de piedra pero de buen corazón. Sé que muchas cosas que pasan en la isla le afectan pero su orgullo es mas alto y jamás reconocería que estaba triste, asustado o que algo le afecta. Pero en ese momento lo demostraba perfectamente y lo apreciaba. Demostraba que era una persona común y corriente con sentimientos como todos nosotros.

-Te quiero, Belén. No sabes cuanto-dijo con un hilo de voz encima de mi oído.

-Yo también-dije separándome de el.

Me dí vuelta y levante mi larguísimo pelo negro para que Raimundo me colocara la cadena en mi cuello.

-Te queda hermosa-dijo mirando la cadena en mi cuello. Me dio un beso en la mejilla, dio media vuelta para irse pero alguien tocó la puerta.-¿esperas a alguien?

-No-me dirijía a abrir la puerta pero Raimundo me detuvo.

-Es mejor que yo abra-abrió la puerta y se encontraba una mujer hermosa de pelo cobrizo, pecas en todo el rostro, ojos miel y una nariz grande. Sin duda era Kate Slim.

-¿Kate que haces aquí?-pregntó Raimundo abriendo sus ojos por la impresión. Pero yo sabía perfectamente que estaba haciendo Kate aquí. Buscaba a Raimundo.

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UUUUUHH!!!!... ¿Le contará la verdad Raimundo a Belén?

¿Qué tendrá en mente Kate?

¿Se mejorará la mamá de Belén?.....

Besos!!!

En un lugar muy lejano.Where stories live. Discover now