Capitulo 32

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Capitulo 32.

Mia y Federico ya habían vuelto de su “camping”, que en realidad solo había durado una noche, ya que aquí, el día es muy caluroso pero las noches muy frías.

Amelia y Mia se llevan muy bien, hacen bromas de las que solo ellas dos se rien porque la verdad es que son muy estúpidas y, al parecer, solo a ellas les da risa. Mientras que Federico y Amelia se llevan aún mejor. A Amelia le encanta bañar a la perrita y sus cachorros y Federico es el candidato perfecto para ayudarla.

El vientre de Mia ya es lo suficientemente grande y se le nota que esta esperando a un bebé. Todos estamos esperando la ecografía en donde el doctor le dirá si va ser hombre o mujer. Federico quiere un hombre, mientras que Mia una mujer. Siempre se ponen a discutir sobre el tema, especialmente por el nombre del bebé.

“-Si es mujer se llamará Francisca-dice Mia.

-No va a ser mujer va a ser hombre y se llamará Facundo-dice luego Federico en cada discusión-“

Pero ambos saben que sea lo que sea, lo van a amar. Seguramente ese bebé tenga una vida demasiado emocionante y extrovertida, pero sobre todo hermosa.

-¿Lista para irte?-me preguntó Raimundo. Ambos estábamos en la habitación y acabábamos de despertar.

-No-dije algo desanimada-Tendré que buscar un trabajo-él rió.

-Si, y yo también-dijo encontrando mi mirada.

-Pero a mi no me gusta trabajar-me quejé.

-Eres una floja-me apretó contra su cuerpo haciendo que soltara mi típica risa nerviosa.

-¿Qué?-dije ya que no me dejaba de mirar en el momento en que él se interpuso entre nosotros.

-¿Cuánto más tendré que soportar?-dijo con una sonrisa de medio lado.

-Hasta cuando yo quiera hacerlo-dije.

-Eres como una monja. Vas a llegar a los cuarenta años sin hacerlo-dijo metiendo su mano por debajo de mi pijama, acariciándome la espalda.

-Eso es problema mío-dije un poco molesta.

-No es solo tuyo. También es mío, porque yo jamás me voy a ir de tu lado, jamás. Y si te decides a hacerlo...-suspiró-creo que me volveré loco.

-Que lamentable…-me interrumpió.

-Eres demasiado injusta, demasiado. Con Alfonso siempre estabas a punto de hacerlo, y quizás si no hubiese sido porque yo interrumpí algunas de tus ocasiones amorosas lo habrías hecho ¡con él!-dijo Raimundo.

-Es que Alfonso tenía un cuerpo tan, pero tan perfecto que no podía resistirme a él-dije sonriendo ya que había encontrado la oportunidad perfecta para hacer picar a Raimundo.

-Mentirosa-dijo serio-Yo soy mil veces mejor.

-Tú crees que eres mejor porque tienes el ego por las nubes, pero la verdad es que no lo eres-soltaba pequeñas risas.

-Yo soy mejor, tu misma lo admites cada vez que me dices que me quieres, cuando aceptaste ser mi novia y luego mi esposa-ahora era él quien estaba jugando conmigo.

Me quedé en silencio todo eso era cierto. Raimundo era mil veces mejor que Alfonso en todos los sentidos, y en especial porque Raimundo jamás me haría daño ni tampoco a intentado violarme. Pero mi juego no había funcionado y él había ganado.

Lentamente sus manos comenzaron a acariciar más que mi espalda, acariciaba mis abdomen, apretaba mi cintura y pegaba sus caderas a las mías, todo acompañado del profundo beso que nos impedía separarnos.

En un lugar muy lejano.Where stories live. Discover now