Capitulo 33
El viaje realmente fue más corto, mucho más corto. Las dos veces que habíamos ido en barco, nos demorábamos alrededor de seis horas, pero con el yate de Peter solo fueron dos ya que viajaba a gran velocidad.
Me sorprendía al ver a Amelia tan emocionada por irse de la isla. Seguramente para ella todo esto eran unas vacaciones y que pronto volveríamos a Fanther, pero no era así. Puede que ahora no entienda lo que está pasando, pero más adelante lo entenderá y quizás le costará un poco aceptarlo, pero sé que con el paso del tiempo se dará cuenta de que lo mejor que pudimos haber hecho fue irnos de la isla. Quizás me juzgue por haberme ido, por haberla dejado sola a cargo de alguien que no conocía, por haber dejado a mamá sola en sus últimos cinco días de vida. Pero eso es problema de ella, aunque todo lo que diga es completamente cierto, yo no soy nadie para decirle lo contrario porque aunque me fui para mejor, ni yo nunca me perdonaré haberlas dejado solas.
Cuando llegamos a tierra, Peter había dejado su auto Volkswagen en el puerto. Todos nos miramos sorprendidos ya que a Peter no se le había escapado una.
-¿No pensarán que con todas las cosas que llevamos nos vamos a ir caminando?-la verdad era que sí habíamos pensado eso.
Acomodamos todas nuestras cosas en el auto de Peter en el cual mágicamente entró todo. Peter conducía, en el asiento del copiloto iba Raimundo y Mia, Federico, Amelia y yo nos sentamos atrás, estábamos un poco apretados ya que el vientre de Mia estaba bastante grande.
Primero Peter pasó a dejar a Mia y a Federico a su casa, nosotros igual nos estábamos bajando ya que esa es “nuestra casa”.
-Belén, Raimundo quiero mostrarles algo-dijo Peter.
A Mia y Federico no les importó que no nos bajáramos con ellos y llegáramos un poco más tarde ya que teníamos una llave para entrar.
Raimundo se pasó al asiento trasero para estar con Amelia que ya estaba durmiendo sobre mi regazo. Raimundo pasó su brazo por mi espalda llegando a mi hombro, mientras que yo coloqué mi cabeza en el suyo y el apoyaba mi cabeza contra la mía.
-¿Qué nos quiere mostrar Peter?-dije en un susurro para que solo Raimundo lo escuchara.
-No lo sé-dijo mientras me acariciaba el cabello.
Nadie habló más hasta que Peter estacionó su Volkswagen a las afueras de un edificio. El viaje fue corto ya que el edificio no estaba tan lejos del apartamento de Mia y Federico.
-¿Amelia igual se baja?-pregunté.
-Si-dijo Peter sacando las llaves del auto.
Le moví un poco el hombro a Amelia e inmediatamente se despertó, estaba cansada y adormilada tanto que le costaba caminar asique Raimundo la llevó cargada.
El edificio solo tenía cuatro pisos, no era muy grande, no había ascensor, no había un portero en la parte de abajo y no tenía estacionamiento. Definitivamente, no era muy grande.
Subimos hasta el último piso. Peter siguió el camino, metiéndose por un pasillo pequeño que en el final había una puerta con un número 24.
Peter saca una llave de su bolsillo y abre la puerta.
Aunque el departamento no era muy grande, era muy acogedor. Estaba amueblado, con lo básico, pero era muy bello. Un sillón turquesa en el living, un comedor con tres sillas estaba unos metros más atrás y encima del había un florero con algunas flores. Solo tenían dos piezas una con una cama grande, closets en la pared, un baño y una ventana que ocupaba la mitad de una pared. Mientras que en la otra había una cama más pequeña, una mesita de noche al lado de la cama, una ventana pero no tan grande como la del primer cuarto y un baño pequeño. La cocina no era muy grande, la verdad es que no era para nada grande, pero había lo gusto y necesario.
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En un lugar muy lejano.
Teen FictionBelén Calvet es una chica de 15 años, próxima a cumplir 16. Se ve envuelta en muchos problemas son pobres, su hermana está muy enferma y su madre es asmática. Su mejor amigo, Raimundo la ayuda en casi todo pero el igual es pobre, no sabe como consol...