Capitulo 11

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Capitulo 11.

Dormía plácidamente hasta que fuertes vientos comenzaron a azotar mi casa.

Me levante rápidamente en busca de mi hermana y mi madre, por suerte estaban bien. Amelia lloraba por los fuertes golpes que el viento le daba a mi pequeña e inestable casa.

-¿Qué está pasando, Belén?-pregunto mi hermana.

-Solo es viento, pequeña. Todo va a estar bien ¿sí? Duerme un poco mas-dije dirigiéndome hacia ella y recostándola para que durmiera.

-Belén, quédate con ella un segundo-me ordeno mi madre.

-¿A dónde vas?-pregunté sorprendida.

-A ver cómo está todo a fuera-respondió.

-Ten cuidado-dije.

-Si lo tendré-fue lo último que dijo antes de salir de la pequeña habitación que mi madre comparte con Amelia.

  -Duérmete, Amelia-dije en un susurro cerca del oído de Amelia.

Comencé a acariciar el pelo rubio de Amelia, miraba todas sus facciones”Son perfectas” pensé, miraba sus larguísimas y encrespadas pestañas cafés  y su delgada nariz con una punta perfecta. Amelia tiene un delgado y fino cuerpo, espaldas pequeñas al igual que sus caderas, su piel era blanca y suave, finas manos, un cuello largo y delgado, hombros relajados y una pocas pecas le adornaban la parte de los pómulos. “No puedo creer que sea mi hermana” entonces lo recordé.

Amelia no es mi hermana, es mi media hermana. Cuando nací mi madre quedó buida, además era más podre que lo que es hoy en día ya que no tenía un esposo que ayudara con ingresos. Así que tuvo que recurrir al peor trabajo del mundo: la prostitución. Si, suena horrible pero gracias a eso estoy viva. Uno de los hombres que solicitó los servicios de mi madre fue Antonio; Antonio Slim. Mi madre quedó embarazada de Agustín , hijo de Antonio Slim ¿Cómo supo mi madre que Agustín era hijo de Antonio? Simple, fue el único que no se cuido. Después de 9 meses nació el pequeño. Un mes después, exactamente el 21 de Agosto los militares se lo llevaron. Pasaron 10 años, 10 años en los cuales mi madre no comía por darme de comer a mi. Terminaron los 10 años y Agustín llego a la casa, comenzó a trabajar en la madera hasta que se enfermó y murió por frio, hambre y no teníamos dinero para comprar los remedios.

Dentro de los 10 años que Agustín estuvo en el internado militar-educacional mi madre siguió con su trabajo de prostitución para darme de comer. Un día cualquiera el señor Antonio Slim volvió y le exigió a mi madre sus servicios, pero mi madre se negó más de una vez, pero a Antonio no le importo y la violó. Tres meses después mi madre supo que estaba embarazada. No quiso decirle nada al señor Slim por miedo. Meses después nació Amelia Calvet, aunque llega el apellido de mi padre muerto debería llamarse Amelia Slim.

Lágrimas corrían de mis ojos hacia mis mejillas al recordar todo lo sucedido esos 10 años de tormento y oscuridad, en donde mi madre lo único que deseaba era el bien para mí. Fue ese deseo de todo el sufrimiento que vivimos hoy. Fueron las reglas inútiles que impuso el patético de Antonia Slim para un “mejor progreso” el cual nunca funcionó ni funcionará.

Aunque Amelia no sea mi hermana completa la quiero como si lo fuera y mucho más.

Estaba perdida en mis pensamientos hasta que mi madre entró de golpe al pequeño y humilde cuarto.

-Muchas personas ya han perdido sus casa por el viento-dijo agitada-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?-preguntó.

“Mirarte es lo que me pasa. Mirarte y saber lo fuerte y perseverante que eres. Mirarte y sentir todo el dolor, sufrimiento y rabia que sentiste durante 10 años. Mirarte y darme cuenta que Amelia y yo somos todo para ti. Mirarte a los ojos y poder ver el cansancio que sientes. Mirarte y sentir las ganas de matar a Antonio Slim por ser tan bestia. Mirarte y ver a una mujer fuerte y luchadora que jamás se rinde.  Lloro por lo que eres, por lo que fuiste y por lo que serás. Lloro por tener a la mejor madre del mundo porque sé que muchas mujeres hubieran dejado a sus hijos en una situación como la tuya. Lloro por la miserable vida que nos toca vivir. Lloro por ti, mamá” dije hacia mis adentros, no podía decirle eso a mi madre sabía que si le decía eso la iba a lastimas. Lo menos que desea mi madre es dar pena, y jamás la ha dado seria un atentado a su autoestima decirle lo que pienso. Decirle que me da pena lo que es y decirle que estoy orgullosa por eso.

En un lugar muy lejano.Where stories live. Discover now