Capítulo 2

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Me sorprendo al encontrar a Beth en el portal revisando sus cartas. Primero porque nunca la he visto haciendo algo como recoger el correo, aunque yo tampoco salgo mucho de casa para verla. Segundo, porque por primera vez desde que la conozco, lleva pantalones largos. De hecho va increíblemente tapada.

Viste una gruesa chaqueta de color negro y una bufanda cubre su cara de nariz para abajo. Parece ignorarme completamente hasta que cierro la puerta y da un salto asustada.

-Mierda Nick me has espantado -dice después de girarse hacia mi y ver que soy yo.

Lleva un poco de maquillaje alrededor de los ojos y su pelo parece más liso que el otro día.

-No se de que me hablas -digo acercándome a mi buzón, ver a Beth recoger sus cartas me ha hecho caer en que yo también debería hacerlo.

Revisamos nuestro correo en silencio. Beth logró caerme bien en nuestra última noche. Tomamos pizza y vimos aquella estúpida y horrible película de zombis. Resultó que mi vecina es de esas personas que les gusta hablar  muchísimo durante las películas, y aunque hubiera preferido el silencio, acabó resultando divertida. Aquella película era tan desastrosamente mala que incluso pasé un buen rato. No sé en que punto de la noche me dormí, pero a la mañana siguiente me desperté en el sofá de Beth tapado con una manta y con una nota que decía: "No he querido despertarte, pero tenía clases y he tenido que irme. Cierra la puerta al salir."

-¿Qué tal tu mano? -pregunta Beth distraidamente.

Ni siquiera me mira, sigue concentrada en sus cartas. Lo hace muchísimo. No mirarte cuando te habla. Casi puedo oír a Susan decirle que es de mala educación. Que cuando hablas a alguien, por respeto, debes mirarlo a los ojos.

-Mejor -contesto cerrando la puerta de mi buzón-. Mi hermana insistió en llevarme al medico y dijeron que no necesitaba puntos.

-Me alegro -dice llegando a su última carta-. Oye, ¿te gusta la comida china? -me enseña lo que resulta ser un folleto de publicidad de un restaurante llamado "El gran dragón rojo".

Niego con la cabeza.

-Nunca la he probado -explico-. Mis padres no son el tipo de gente que pediría comida china y Susan dice que usan carne de gatos callejeros. ¿Tu compañera aún no ha vuelto?

Sigue observando el folleto atentamente al contestarme.

-Para empezar, eso de los gatos callejeros me suena un poco a leyenda urbana -dice algo enfurruñada-. Y no, no ha vuelto aún. Mi compañera esta empezando a pasarse con sus dichosas vacaciones.

Asiento y me dirijo hacia el ascensor al igual que ella. Subimos silenciosamente y pulso el botón del piso numero 3, el nuestro.

-¿Y bien? -pregunta después de unos segundos.

La miro aturdido.

-¿Y bien qué? 

-¿Te apetece comida china o no? -me aclara-. Hoy ponen una película increíble en la tele y me preguntaba si querías pasar una gran velada con esta servidora en vez de pasar solo una gran noche de miércoles.

Paso por alto el hecho de que esta tonteando conmigo y me acaba de invitar a su casa a pasar otra noche.

-¿Una película increíble? -pregunto desconfiado, su última película increíble era bastante mala-.¿Zombis soviéticos esta vez? Lo digo para seguir con la linea del tiempo.

Niega con la cabeza a la vez que llegamos al tercero.

-Sharknado -explica abriendo la puerta-. Un devastador tornado  pasa por el pacífico arrastrando con él todos los tiburones que se encuentra a su paso y los deja caer sobre Los Angeles.

No es tan perraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora