Capítulo 34

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Las siguientes semanas passan increíblemente rápido. Beth vuelve a ser la chica feliz y divertida de siempre, pero a medida que se acerca nuestro viaje a California también se vuelvo más nerviosa de lo que realmente és.

Su relación con Eddie sigue siendo tensa. Por lo que he podido ver cuando estava con el grupo, mayormente planeando nuestra escapada, ni siquiera se hablan. Dudo incluso que el ex de Beth llegue a venir, dado la tensión que hay entre ellos. Lo cual es una pena, porque Eddie es un tío genial, aunque haya sido un poco capullo últimamente.

Ni siquiera soy consciente de lo cerca que estamos de las vacaciones de primavera hasta que me encuentro con mis vecinas haciendo las maletas. Amanda esta pletórica. Va de un lado a otro del piso metiendo bikinis y blusas en su maleta que dudo incluso que llegue a usar. Beth por su parte a penas lleva una mochila, ya que toda su ropa de verano está en San Diego. No sé como pretendía no pasar por su casa si aquí no guarda ni unos míseros pantalones cortos.

Yo también voy ligero de equipaje, al menos de momento. Mi vestuario más estival está en casa de mis padres, que es donde iremos a pasar la noche. Mañana cogemos el vuelo bastante temprano y mis padres nos llevarán al aeropuerto.

El resto del grupo llegará un día más tarde que nosotros, y han cogido vuelos directos a los Ángeles, así que el plan está en quedarnos una noche en casa de Beth (junto a Amanda y Max) e ir en el coche de Beth hasta Venice al día siguiente.

Papá está pletórico desde que le dije que me iba a passar las vacaciones en casa de Beth, y no hay nada que le pueda decir ya para convencerle de que no estamos juntos o lo vayamos a a estar. Se ofreció a llevarnos a los cuatro al aeropuerto e incluso a alojarnos en casa para partir temprano todos juntos.

Entorno a media tarde nos vamos hacia mi casa. Pasamos a buscar a Max en mi coche, que nos espera con una maleta un poco más modesta que la de Amanda. Sonríe al vernos llegar y se sube al asiento de atrás junto a su novia. Se dan un fugaz beso que a penas capto por el retrovisor antes de saludarnos a mi y a Beth. Mi vecina no aparta los ojos de la ventana, pero responde con un suave "hola".

Para cuando llegamos a casa de mis padres ya casi ha anochecido. Mamá nos abre para recibirnos, y se ofrece a ayudar a mis amigos con las maletas. Amanda le saluda educadamente antes de presentarle a su novio, que es igual de cordial. Beth intenta hacer algo parecido, y por suerte mi madre reprime su desagrado y sonríe igualmente.

Finalmente, yo le doy un abrazo. Nos separamos y rápidamente indica a la parejita donde está la habitación de invitados para que se instalen. Mamà me pide casi a gritos que heche una ojeada a mi hermana pequeña de modo que, junto a mi vecina más loca, vamos en silencio a ver que hace Grace.

Nos la encontramos en el salón, sentada en el sofá y mirando una película infantil. A penas me fijo en esta, desde que nació no he estado lo suficientemente en casa como para conocer cualquier programa de niños. Al oirnos entrar, se gira e inmediatamente dibuja una enorme sonrisa en la cara.

-¡Nick! -exclama contenta.

Viene corriendo hacia mi y salta a mis brazos. Aunque nunca me han gustado demasiado los críos, Grace es la gran excepción. Adoro a la penqueñaja. Y ella me adora a mi.

-¿Como va todo Gracie? -pregunto sacudiendole el pelo.

Intenta apartar mis manos de su cabeza molesta, sin conseguirlo.

-Bien, estava viendo "Barbie Mariposa".

Repito, no tengo ni idea de juguetes, dibujos o programas infantiles. Obviamente se que Barbie es una muñeca, pero de aquí a verme sus peliculas hay un mundo.

No es tan perraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora