Capítulo 22

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Por sorpresa, o no tanta, lo de escribir ayuda de verdad. Llevo ya una semana y me está yendo genial. Me siento más relajado, menos tenso. El doctor Ramooray dijo que era una gran idea, y me animó a seguir con ello. Cada vez me cae mejor este hombre, y me molestan menos sus preguntas.

Aún no he hablado con Susan. No por ahora. Pienso en ella a diario, pero no creo que aún tengamos que volver a vernos, no después de lo que pasó el otro día.

Son las dos de la mañana y sigo con el ordenador tecleando. En un principio simplemente escribía lo que sentía, pero poco a poco empecé a construir algo parecido a un hilo argumental y, aunque no sé muy bien hacia dónde va esto, le estoy dando forma.

No se en que momento me duermo, pero si cuando me despierto. En medio de una pesadilla. Al levantarme no recuerdo mucho de ello, pero noto el sudor frío recorriendo mi espalda y el miedo que me invade todo el cuerpo.

Alguien llama a la puerta. Miro en el móvil la hora. Las cinco de la mañana. ¿Quien coño es?

Respuesta (sorprendente): Beth y Amanda. Rectifico, unas muy borrachas Beth y Amanda. No sé que quieren, pero me siento muy tentado a cerrarles la puerta en la cara.

-¡Necesitamos tu ayuda! -dice Amanda señalándome.

Suspiro. Amanda borracha parece tremenda.

-¿Que ayuda podéis necesitar a las seis de la mañana?

-Nos hemos quedado encerradas fuera -dice Beth, haciendo morritos como si tuviera seis años-. Amanda de las ha dado al imbécil de Max y se ha olvidado de recuperarlas.

-Pues llamadle para que os las traiga -digo cansado de esta conversación ¿Por que han tenido que venir a molestarme a mi?

Amanda gira los ojos en sus órbitas, como si estuviera perdiendo la paciencia ¡Pero si son ellas las que están dando por culo a las cinco de la mañana!

-No contesta le he llamado varias veces.

-Normal, son las cinco de la mañana -digo indignado.

En este punto Beth parece cansarse de nuestra conversación. Y empieza a bailar sola mientras canta.

- Son las cinco de la mañana y yo no he dormido nada
Pensando en tu belleza en loco voy a parar.

Últimamente habla más en español de lo que preferiría. Se hace incluso pesada.

-¿Que canta? -pregunto sin entender.

Amanda sacude la mano quitandole importancia.

-Una canción que aprendió en México durante el verano, creo -explica antes de ponerse en seria-. Ahora de verdad, necesitamos que nos dejes dormir en tu casa hasta que manyana nos traigan las llaves.

¿Pero como pueden tener tanto morro?

-Solo tengo el sofá y la cama -digo cuando Beth empieza a cantar mas fuerte.

-Noooooo, no es amor lo que tu sientes se llama obsesión -grita prácticamente-
Una ilusión en tu pensamiento
Que te hace hacer cosas
Así funciona el corazón.

Supongo que voy a dormir en el sofá está noche.

-Pasad -cedo finalmente.

Amanda es la primera en pasar. En vez de ir a mi habitación se estira en el sofá. Joder, y se duerme al instante. Por su parte Beth de la mira y al procesar que su amiga no tiene pensado dormir con ella, se va igualmente a mi habitación.

Mierda, no. Dormir con Beth ya es cruzar un límite. Entro en la habitación y me la encuentro quitándose la camiseta. No le veo la cara, lo que si que veo es su sujetador color carne. Joder Beth.

No es tan perraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora