Τrαgiciαη†

Capítulo 11

Me quede totalmente helada al darme la vuelta.
Él empezó a reírse.-Tranquila, no te voy hacer nada.-
-¡No te me acerques!-Rogué cerrando los ojos.
Se acerco y beso mi mejilla.-Nos vemos al rato.- Abrió la puerta y se fue.

Subir corriendo las escaleras y me encerré en él único lugar donde me sentía protegida. La habitación de Gerard.
Llore desconsoladamente al pensar que Gee no me quería, y que si le decía todo no me iba a creer.
-¡Idiota!- Grite lo mas fuerte que pude.
Me arrodille en él piso con la alfombra húmeda por mis lagrimas, después de algún tiempo no sentí cuando me desvanecí de sueño.

Abrí los ojos y me encontraba envuelta en las sabanas de mi cama con la lámpara prendida.

La regadera estaba sonando.
Y decidí buscar mi perro de peluche para irme a encerrar a la otra habitación.

-Donde demonios lo deje.- Exalté mirando debajo de la cama.
Después de un rato lo encontré debajo de la ropa puesto encima de la chaqueta de mi novio.
Abrí la puerta para salir pero a mitad del pasillo salio Mikey con una toalla enrollada en la cintura y con él pelo húmedo.
-¿A donde crees que vas linda?- Dijo apoyando su brazo en la pared.
-No voy a dejar que pase otra vez.- Pensé con enojo.
-¿Por que me miras así, no quieres jugar?- Se estaba burlando de mi .
-¡Michael! Ya basta, no te voy a permitir que me vuelvas tocar!- Me abalance con violencia esperando que mi puño lo dejara inconsciente.

Valla idiota, solo logre que se enojara.

Nuevamente me tomo de las muñecas.-No te equivoques cariño, ya no soy el indefenso Mikey de siempre.-
Esta vez me llevo a su habitación y cerro con seguro.
-Ni siquiera te iba a tocar, pero tu me insististe.- Me voto a la cama y comenzó a desnudarme.
-¡No! Por favor, te lo suplico, ¡¡no me hagas nada!!- Grite desesperada.
No podía respirar bien por tanto llanto.
-No puedo parar, _________, simplemente no puedo.- Puso su mano en mi boca para que dejara de gritar.
Se quitó la toalla y me tomo de los brazos con fuerza.
Me besaba como un desesperado loco.
No podía contener los gemidos de dolor, y no se por que pero apagó la luz y saco un preservativo de su cajón.
-Lo ves, no pretendo desgraciarte la vida.-Dijo poniéndoselo.
Llore sin descanso.
Cada vez me penetraba mas fuerte besando todo mi cuello y pecho.
Me erizaba cada vez que pasaba su mano lentamente en mi abdomen.
Después de cierto tiempo pude ver y sentir que estaba sudando, y fue cuando al fin termino.
Su respiración estaba demasiado agitada, al igual que la mía.
Bajo de la cama para ponerse su ropa interior. Aproveche para ponerme la mia.
- Si quieres ya puedes irte, descansa.- Habló burlándose y me besó.
-¡Ya dejame!- Grité enfurecida.
Salí corriendo a mi cuarto, y me puse toda la ropa, abrase mi perro y seguí llorando todo lo que quedaba de la noche.