19. Resolviendo asuntos.

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Narrador omnisciente's PoV.

Ella se daba cuenta, algo estaba cambiando con Joseph. Lucía ya no sentía que las cosas siguieran como antes.

Sabía que él solo intentaba ayudar a Emilia, pero cada vez que ella le preguntaba por el caso, se entusiasmaba. Bueno, era normal que se entusiasmara por saber que su amiga estuviese mejorando. Lo que la desconcertaba era el brillo en los ojos que él había adquirido de a poco.

Sabía lo que significaba, lo sabía porque a ella la miraba igual hace cuatro meses, cuando le propuso ser su novia. Solo que él no se daba cuenta, no tenía idea de eso aún.

Ella no quería esto, no le gustaba sentirse como si sobrase en el cuadro. Y no era mala persona, sabía lo que tenía que hacer. Obviamente le dolería un poco porque aun lo quería, pero después de pensarlo y analizarlo de todos los ángulos posibles, se dio cuenta de que eso no se trataba de amor propiamente dicho. Era sólo cariño que se había quedado estancado y ya.

Además tenía otra razón. Durante la mayoría de sus ausencias, alguien más se le había metido a la cabeza. Y también sabía que él chico le correspondía.

No había querido hacer caso, sólo por respeto a Joseph. Y porque ella no era de esa clase de personas, nunca haría algo así. Nunca estaría con otra persona si ya tenía a alguien a su lado, sin importar nada.

Pero ya había llegado a su límite. Llamó al teléfono de Joseph, por suerte estaba desocupado, le pidió encontrarse con ella en Shels's, una pequeña cafetería que quedaba cerca de su casa, en veinte minutos. El aceptó y respondió que la encontraría allí.

Eso le dio un poco de tiempo para escoger las palabras que diría. Pero mejor dejó de pensar en eso y se decidió salir de su casa, tenía un lugar al que llegar.

*****

—Hola —saludó en voz un poco baja.

—Hola, ¿querías verme? —le respondió.

—Sí, bueno... —le pidió que se sentara.

—¿Qué tienes? —él se dio cuenta, lo notó.

—¡Ahg! No se como decirte esto, me siento muy mal y todo, pero no puedo seguir así, simplemente no puedo... —se dejó caer en la mesa, rendida. El frunció un poco más el ceño.

—¿A que te refieres?

—A nuestra relación, a eso. Últimamente nos hemos distanciado bastante, puedo contar con los dedos de una sola mano las veces que nos vimos este mes, cuando antes era casi todos los días.

El permaneció en silencio un rato, sabía a lo que se refería y a las personas que involucraba.

—Lo siento, muchísimo, de verdad. Pero tienes que entender que he estado ocupado, Emilia me necesitaba y también estaban otras cosas, yo... —se calló, no tenía mas excusas.

Ella sonrió, no pudo evitarlo. El chico era un amor de persona e independientemente de quien se tratara, iba a estar allí para ayudar a quien haga falta. Ese alguien era Emilia Holland actualmente.

—A eso quería llegar, a Emilia. En realidad no sé cómo decir esto pero trataré de ser lo más sincera posible. ¿Recuerdas el día en que me dijiste sobre su problema? En realidad te preocupaste, pensé que estaba bien, que solo intentabas ayudar a alguien que necesitaba de ti. Pero también algo fue cambiando. Lo noté, me di cuenta, pero no dije nada porque no sabía que era en ese momento.

—¿Que? No estoy entendiendo... —se apresuró a decir Joseph, pero Lucía no lo dejó terminar.

—Fue hace una semana cuando me di cuenta de lo que ocurría realmente. Se te notaba en los ojos.

Un corazón por sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora