14. Muchos pensamientos.

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Joseph's PoV.

—Empezaba a creer que no vendrías —dice Emma cuando abre la puerta.

—Hiciste mal, ¿qué es eso tan importante de lo que tienes que hablarme?

La última vez que había hablado con ella había sido el día en que pintamos la cafetería (por cierto, la mayoría de gente alucinó cuando entró y la vio durante el receso), a partir de eso, no había hablado con ella directamente ni pude preguntarle que había querido decir ese día cuando me despedí. Siempre estaban los demás de por medio. Emilia, Luke, y hasta Lucía a veces, se aparecían de improvisto sin permitirme decirlo, y no pensaba hacerlo con ellos presentes porque creo que parecería raro y es algo que solo me interesa a mí.

Tal parece que yo no era el único que quería hablar, porque el día anterior Emma me había enviado un mensaje, decía que por favor fuera a su casa y la viera allí para poder hablar conmigo sobre algo importante, y que además, no le dijera nada a Emilia, Luke o cualquier otra persona. Así que aquí estoy.

—Es sobre Emilia, pasa —se hace a un lado y me deja entrar dirigiéndome al salón.

—Ok, ya estoy aquí. ¿Me dices de que se trata todo esto? Porque estoy un poco confundido —digo cuando me siento en el sofá, ella se sitúa en el sillón frente a mí.

—Es fácil, quería asegurarme de ciertas cosas.

—¿Cómo cuáles?

—Mira, si dije que eras importante ese día es porque lo eres. Para Emilia.

—No te estoy entendiendo, ¿por qué se supone que soy importante? —pregunto.

—Por el simple hecho de que te prestara un libro.

—¿Eso me hace importante?

—No imaginas cuanto, adivina quién le regaló la mayoría de los libros que hay en su habitación.

—Su padre, ¿tal vez?

—Su madre, ¿sabes lo que ocurrió con ella?

—Murió en un accidente de auto, no sé qué edad tenia Emilia cuando ocurrió ni la versión de ella, pero a Emilia le dejo ciertos traumas —digo recordando, ella asiente cerrando los ojos, como pensando en lo que dirá después.

—Alice, así se llamaba su madre, era la persona más importante en la vida de Emilia, y lo sigue siendo. Tanto así que odia tocar cualquier tema relacionado con ella porque sigue siendo muy doloroso. No permite que nadie toque nada que su madre le dio (eso incluye fotos, cuadernos, algunos adornos, y lo más importante, libros), excepto a mí y a su padre.

—¿Y yo entro en...?

—Que el libro que te dio a ti, se lo dio su madre a ella.

—Pregunta, ¿quien le da a su hija pequeña un libro de terror? —pregunto sin entender. Ella me golpea levemente la cabeza.

—Yo que sé, deja de cambiarme el tema. ¿Ya entendiste a donde quiero llegar?

—No —niego y ella resopla.

—El libro representa la confianza que tiene hacia ti, la cual es tanta para el poco tiempo que la conoces. Eres una de las poquísimas personas a las que dejo cruzar su coraza, por así decirlo, y le permitió llegar hasta ella. Por eso eres importante, sin pensarlo te convertiste en alguien especial e indispensable para su vida y me da miedo que le hagan daño.

—¿Eso te tenía así? —asiente —Entiendo que quieras protegerla, está bien, pero no debes preocuparte, no le haré daño, no es como si fuera a romper su corazón o algo. Soy su amigo, ella me ve como sólo eso ¿no es así?

Un corazón por sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora