29. No quiero dejarte nunca.

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Joseph's PoV.

—Hola, ¿eres Joseph, cierto? —me dijo una chica que no había visto a mi lado, asentí —Genial, soy Carter, vamos juntos en química, ¿te gustaría ir a bailar un poco?

—No, espero a alguien, pero gracias —la verdad era que no esperaba a nadie, pero fue lo menos grosero que se me ocurrió.

Llevo casi dos horas aquí sentado, tomando gaseosa (que milagrosamente había, no me gusta mucho el alcohol) viendo como Luke y Emma se divierten bailando. Tenía ganas enormes de salir de aquí, pero le hice una promesa a mi amigo y no pienso echarme para atrás.

Decido salir de mi lugar e irme a dar una vuelta a los alrededores, para matar el tiempo. El jardín está lleno de gente que deseaba hablar más cómoda, parejas besándose y casi me pareció haber visto a alguien vomitando. El patio trasero está más lleno, la pequeña piscina que hay se encuentra abarrotada de gente que disfruta no preocuparse de nada durante un momento. Adentro de la casa hay borrachos, gente bailando y alcoholizándose. No quiero ir al piso superior porque no me apetece ver gente cogiendo en las habitaciones ni a personas casi inconscientes en los pasillos.

Este no es mi lugar, yo no sé qué hago aquí. Mi teléfono suena, compruebo y es un mensaje de Maddison.

De Maddy:

Necesito que vuelvas a la casa, ahora o lo más rápido que puedas.

Me alegro un poco, es una escapatoria de este lugar, pero es preocupante leer el texto. No mandó nada más, ni dijo nada más, bien podría ser algo sobre mis padres.

Busco a Luke entre la multitud, está junto a Emma en uno de los sillones.

—Me tengo que ir, necesito llegar a casa rápido —le digo cerca del oído para que me escuche aún con el ruido de la música.

Antes de que empiece con su discurso de "Debes cumplir lo que prometiste", le muestro el teléfono con el mensaje, lo lee y asiente entendiendo todo. Me alejo sin despedirme, sé que estarán bien, Luke conoce sus límites, nunca los sobrepasa, y ama tanto a Emma que no la dejara sola ni un momento ni la perderá de vista.

Me trepo a la moto y salgo rápidamente que casi al instante puedo dejar de escucharla música y sentir mis oídos libres, ni siquiera noto el frío que hace por la preocupación.

Estaciono, bajo de la moto y abro la puerta con mi propia llave. Y guiándome por lo que veo, enseguida sé que esta noche no será fácil.

—¿Qué demonios...? ¡Maddison, ven rápido! —no me gusta esta imagen, llamo a Maddy lo más rápido que puedo para que venga a ayudarme.

Emilia está acostada en un sofá, no está inconsciente, pero sí ida. Tiene un raspón para nada bonito en la rodilla, el cabello despeinado, la cara enrojecida y la piel helada. Por Dios, espero que no esté tan grave como parece.

—Llego toda acelerada y diciendo que tenía que hablar contigo, que era urgente. Estaba muy nerviosa y temblando, le di un calmante pero creo que no ha hecho efecto en su totalidad.

—No importa, la llevaré a mi habitación, necesita descansar ahora —le dije.

La tomé lo más delicadamente posible que pude, pero en un momento entre el pasillo y mi habitación, despertó.

—¿Joseph? —llamó débilmente, su voz era muy suave.

—Shhh, no es necesario que hables, tienes que dormir —le susurré dejándola en la cama.

—Por favor, necesito decirte muchas cosas, sólo... —se aferró al cuello de mi camisa.

—No, ahora no, duerme —le pedí suavemente.

Un corazón por sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora