Parte 12. Solo Conversaciones

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Entonces, abrí la puerta. Lo primero en lo que me fijé fue en mi padre... Llevaba puesto un esmóquing negro y una pajarita blanca. Unos pantalones de viejo (sin ofender), literalmente, y unos zapatos. Buah, ¡no sé ni cómo describirlos! Y, de peinado, llevaba todo el pelo engominado para un lado. ¿La verdad? Ese no era mi padre para nada... ¡Se había transformado!

Su "novia" era muy guapa... Tenía el pelo marrón clarito, recogido en un moño muy original, y los ojos de color miel. En el cuello, llevaba colgado un collar con los 4 símbolos del juego "Solitario". Llevaba un abrigo de color beis, y un top rosa MUY puntiagudo, que se le veía casi todo... En la parte baja, llevaba una falda negra larga con un cinturón, y los broches de color oro. Y llevaba unos tacones rosas, también. Parecidos un poco a los de mi madre, pero más largos. Y, en la mano, llevaba una bolsa roja de tela con un vino dentro.

Y la chica... Me fijé muy bien en ella. Tenía la cara muy blanquita, y unos ojos gigantes, de avellana oscura... La boca la tenía pequeñita, y tenía un poco de pintalabios rosa. Tenía la raya del pelo a la derecha, y lo tenía liso, del mismo color que su madre, y bien largo... Llevaba un abrigo muy parecido al de su madre. En las manos, llevaba guantes, del mismo color que el abrigo, y de la parte baja, unos pantalones negros ajustados. De zapatos, unas botas vaqueras. 

Entonces entraron.

Saludé a todos, a mi padre con un buen abrazo y un beso en la mejilla, y a las otras dos con dos besos en la mejilla (y, a parte, saludé con la mano a la chica).

Mi madre también dio un beso en la mejilla a todos los presentes (excepto a mí, claro). Entonces me di cuenta de que no venían solos, traían compañía...: ¡un perro! Flipé. ¡Ésa era una de mis razas favoritas! Un Labrador... Entonces, empecé la conversación, como si nos conociéramos de toda la vida:

-¿¿Es vuestro?? -Pregunté, sin dejar de mirar al perro.

-Sí -empezó a hablar la chica-, es nuestro.

-¿¿Y cómo se llama??

-Se llama Menta. Es hembra. -Entonces alcé la mirada para observarla- Un día, íbamos caminando por la montaña, cuando nos la encontramos oliendo unas plantas de menta. Mi madre y yo decidimos quedárnosla durante una semana, pero luego la llevaríamos a algún sitio donde la pudiéramos cuidar bien... 

-¿Y cómo es que está con vosotras... Vosotros? -Rectifiqué enseguida.

-Eso es a lo que iba.

-Ah. -Y la dejé continuar.

-Pero la clínica veterinaria a donde la llevamos nos dijo que estaba bien curada y sana, y nos dejó quedárnosla.

-Sí, pero -esta era la madre- yo estuve a punto de llevarla a la perrera. Esa temporada, Roxy se portaba muy mal, y...

-¿Quién es Roxy? -Pregunté.

-Soy yo. -Dijo la chica. 

-Es verdad, ¡que no nos hemos presentado! Nos hemos quedado hablando de la perra y... -Empezó a hablar mi madre.

-Jaja, es verdad -rió la madre de Roxy-. Empiezo: soy Karen. Encantada de conoceros, y espero que nos llevemos muy bien...

-Sí -cortó el rollo mi madre. Hizo una pausa-. Yo también. ... Me llamo Isabela, Isabela Remington. Encantada.

-Yo soy...

-Simón. Ya lo sabemos. No hace falta que te presentes. CREO que ya todos sabemos QUIÉN eres y CÓMO te llamas -dijo severamente mi madre, pronunciando bien las palabras en mayúscula.

-Y, bueno, yo soy Lia... ¡Encantada! Jeje... -Me presenté, un poco confundida.

-Yo me llamo Roxy, y tengo 14 años. 

-¡Ah, sí! Y yo 12. -Como hubo un momento de silencio SÚPER incomodo, empecé a decir mis pensamientos en voz alta...- La verdad, es que nunca os imaginé así... Bueno, la verdad, es que nunca os imaginé, porque nunca pensé que mis padres se separaran... -Me quedé callada, mientras todos me observaban. 

-Sí, la verdad es que yo tampoco. Además, nunca pensé que mi padre pudiera...

-Te estás yendo del tema, hija -dijo Karen, un poco nerviosa. Y, le dijo en la oreja, aunque mi madre y yo lo oímos fácilmente-, no hace falta que sepan eso. 

-Pero es mi hermana, tendrá que saber...

-HERMANASTRA.

-¿Que tu padre qué? -Pregunté.

-Que mi madre... Y, mama, ahora lo diré, así que ya te puedes ir tapando las orejas -Karen la miró con mala cara-. Cuando mi madre me tuvo, mi padre se fue. Sí, se marchó de casa. Después de que pasaran los 3 días que teníamos que estar en el hospital, volvimos a casa. No sé exactamente lo que pasó, pero mi padre, creo, le quitó todo el dinero que sabía que mi madre tenía ahorrado para mí y se marchó de casa.

-Sí, eran como unos 5000€ ahorrados... Nunca pensé que un hombre como él me pudiera hacer eso. Sobretodo él...

-Y, cuando cumplí los 3, mi madre encontró a un chico de su misma edad, 28, llamado Jaime (en Catalán, Jaume). Estuvimos juntos hasta que él dijo de mudarnos a Chile por trabajo... Cuando dijo eso, yo tenía 7 años, así que más o menos me daba igual. Mi madre, claramente, le dijo que no. Estuvo 1 año buscando aquí, en España, a ver si encontraba algo, pero nada... Entonces, fue cuando lo decidió: su hermano vivía en Londres, y trabajaba en un sitio donde le daban mucha pastuqui*...

-¡Roxy! -Exclamó su madre.

-Jajaja, lo siento -y continúa-. Bueno, a lo que iba. Que decidió irse. Ahí ya tenía 9 años. Había acabado el cole, y estábamos en Julio. En Agosto nos íbamos a ir a las Baleares, pero no pudimos porque él se fue... 

-Vaya, vuestra historia es un poco triste... -Dije.

-Ya, pero qué le vamos a hacer -suspiró Karen.

-Entonces estuvimos 5 años y medio sin padre. Aunque no se estaba mal, oye. -Dijo sarcásticamente Roxy.

-Y este Agosto fue cuando conocimos a tu padre, Lia, que estaba soltero.

-Nunca nos ha explicado cómo te conoció... -Dijo mi madre, lanzando una mirada felina a mi padre.

-Pues, bueno, yo estaba en Barcelona, cuando me topé con esta señorita... Estaba trabajando en un restaurante, y un amigo mío, que era el hermano de Karen, trajo a ella y a su maravillosa hija al restaurante. Karen y yo enseguida nos caímos bien. Y, bueno, desde ahí empezó todo.

-Guau, papa, nunca me habías contado eso -le dije.

-Ya.

-Por cierto, Karen... Dime que ese vino es para vosotros, por favor.

-Jaja, no te preocupes, no nos ha costado caro. Además, qué otra cosa hacer, cuando nos invitáis a vuestra casa por primera vez, a Roxy y a mí.

-¡Pero no hacía falta traer nada, mujer! Además, os he preparado una sorpresa... Pero, para eso, tendremos que salir a la calle.

¿Qué sorpresa sería? A mí, mi madre no me había dicho nada de una sorpresa... Hmmm... 


*pastuqui: un modo "cariñoso" para referirse a la palabra "pasta", de dinero.


















El Portal Mágico 1: Un Lugar Llamado "Mundo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora