Parte 14. Una Nueva Amiga

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Entramos al Restaurante. Lo primero que hicimos fue ponernos en la cola y, después, pedimos mesa. A mi padre, mi madre y yo ya nos conocían, así que nos pusieron más barato el precio. Nos sentamos en una mesa redonda grande, donde, extrañamente, había un papelito con el apellido de mi madre escrito con rotulador negro gordo: "Remington". Yo y Roxy nos miramos, y, cuando ya estuvimos todos sentados, mi madre dijo: 

-En realidad, ya había reservado una mesa para este Restaurante. Suponiendo que no a TODOS nos gustaría el sushi, reservé en la Tagliatella por si acaso, por eso pone mi apellido.

-Mama, ¿por qué no me lo dijiste?

-Quería que fuese sorpresa para todos.

-Buenas noches, señores. ¿Qué les gustaría tomar? -Interrumpió el camarero, con un bloc de notas y un boli en la mano. 

-¿Por dónde empezamos?

-Empezad vosotros, Karen. 

-De acuerdo. Pues yo quiero... 

Mientras los demás pedían, me fijé bien en el Restaurante. Nuestra mesa estaba ubicada en una esquina, al lado de un cristal que daba al jardín del Restaurante. Parecía ser que este Restaurante se comunicaba con el otro, el Yiang Hao's Sushi's Restaurant, uno Japonés. En el jardín había un pequeño pozo donde nadaban, tranquilos, unos peces con brillantes escamas naranjas. Había una niña pelirroja observándolos. Me fijé más a la derecha. No sé si fue mi imaginación, pero vi la misma palanca que veía CADA DÍA en la pista de baile del Insti... Entonces fue cuando me tocó pedir. Me dijeron que mi pedido tardaría un cuarto de hora, así que aproveché para salir al jardín del Restaurante. Roxy me seguía por detrás. Fui directa hasta la palanca, y me agaché para observarla. Roxy me empezó a mirar con cara extraña. Cuando ya se cansó de mirarme, me preguntó:

-¿Se puede saber qué haces?

-Esto, yo... -Hice una pausa para pensar una excusa- Estoy observando la hierba.

-¿Observando la hierba? -Repitió ella.

-Sí, exactamente. -Afirmé- Es que el Instituto nos ha pedido hacer un trabajo sobre esta, y estoy aprovechando el tiempo para... ... observarla. 

-Pues, eh, yo me voy a dar una vuelta por ahí, y te dejo tranquila con tus... deberes. Jeje -dijo, riéndose falsamente. La verdad es que me daba igual que pensara que era rara. Ya estaba acostumbrada... lamentablemente. 

Sin que nadie me viera, tiré de la palanca suavemente, y, de repente, todas las personas, animales, o, en general, seres vivos que estaban a mi alrededor, pararon de hacer lo que estaban haciendo. Me puse un poco nerviosa. Salí del jardín  y entré en el Restaurante. Todo estaba silencioso. No se movía ni un alma... Miré por el cristal de las ventanas que daban a la calle. También... Todo estaba parado. Me empecé a poner nerviosa. Entonces pasé por el jardín para ir al Restaurante Japonés, a ver si también pasaba lo mismo. Entré sigilosamente, por si acaso. Giré la cabeza para ver si había alguien moviéndose. Pero nada. Entonces me giré para ir a fuera otra vez, pero allí vi a una niña como yo, mirándome. Nos miramos mutuamente, y, al cabo de 5 segundos, nuestros cerebros volvieron a funcionar y ya entendimos lo que pasaba.

-Hola.

-Hola. -Contestó ella- ¿Sabes lo que está pasando? -Me preguntó.

-No. ¿Lo sabes tú? -Le pregunté también.

-No, yo tampoco. Lo único que he hecho ha sido rozar esa palanca que había en el jardín. 

-¡Yo también la he tocado!

-Es que hace un tiempo, desde que empecé el Instituto, estoy viendo esa palanca día a día. Y hoy también la he visto. Lo raro es que nadie más, a parte de yo, la ve. Tengo unas amigas que se piensan que estoy loca, porque veo cosas que ellas no consiguen ver.

-Bueno, la verdad es que ese no es mi caso... Un momento, creo que, antes de nada, deberíamos presentarnos, ¿no crees?

-Sí, y luego me cuentas tu historia.

-Yo soy Lia, y tengo 12 años.

-Yo me llamo Becca, y Bec para los amigos. Yo también tengo 12 años. En Septiembre hago los 13.

-Yo los 13 los hago en Octubre. -Y las dos sonreímos- Total, que lo que me has contado tú no es mi caso del todo... Yo soy nueva en esta ciudad, porque mis padres se separaron y yo me fui a vivir aquí con mi madre. Ella me apuntó al Instituto Esteve Terradas, no sé si lo conoces, y allí conocí a dos chicas muy simpáticas. Ahora son mis amigas, y ellas también ven la misma palanca que nosotras dos hemos visto en el jardín.

-Bueno, a ver... Yo conozco ese Instituto, pero no voy a ese. Mi hermano mayor sí que iba, pero ahora mi hermano mediano y yo vamos a otro. Al Francesc Macià.

-¡Ah, ése! Yo fui con mi madre para verlo, porque hicieron un día de puertas abiertas para enseñar el Instituto a todos los niños y niñas que ese año pasaríamos de Primaria a la ESO, pero no me gustó mucho. Las aulas eran muy antiguas, y, no sé, mi madre y yo preferimos al que voy yo ahora.

-¿Tienes hermanos ó hermanas? -Cambió de tema Becca.

-Bueno, tengo una hermanastra, pero de parte de mi padre... Bueno, él en realidad no es su padre, pero vive con ellas. Se llama Roxy, y tiene 14 años. ¿Y tú?

-Pues yo tengo 2 hermanos, como ya te he dicho antes, indirectamente... Uno tiene 19 años, se llama Ken, y este año ha comenzado la Universidad. Está estudiando para ser arqueólogo. Mi otro hermano es mucho menos inteligente que Ken. Tiene 15 años, se llama Dan, ha repetido 1º de ESO, así que ahora está en 3°, y está en la edad del pavo totalmente. Y, bueno, finalmente estoy yo. Jeje.

-Vaya. 

-Ya. Oye, me caes muy bien, y todo eso, pero creo que tenemos que investigar un poco sobre lo de la palanca, ¿no?

-Sí. Aunque, primero de todo, te tengo que hacer una última pregunta: ¿has entrado alguna vez en un portal mágico?

Se lo pensó antes de contestarme, quizá por desconfianza, y, finalmente, me contestó:

-Sí, y también he sido una hada.




El Portal Mágico 1: Un Lugar Llamado "Mundo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora