Viviendo con tu Veneno

Capítulo 29.- El regreso de la Pelirroja

—¡Scarlett! —Rodó los ojos, molesto.

—Holo, Pie Grande. —Sonrió pero no con tanto estruendo, ella sabía el mal momento por el que estaban pasando.

Su cabello rojizo estaba más largo, le llegaba a las caderas, o tal vez era porque lo llevaba liso. Para Liam era muy extraño verla así.

—Mira Angry Bird, no es el momento para estarme calando tus estupideces. —Se puso de pie empujándola a un lado para irse de ahí, pero ella lo sujetó.

—No vengo a fastidiarte, quiero saber cómo está Alex. Entiendo cómo te sientes, pero...

—Tú no puedes entender nada. —Jaló su brazo para alejarse de ella.

—Un amigo muy querido murió hace tiempo, sí te entiendo, aunque claro eso no pasará con Alex. El hecho es que creí que necesitabas hablar con alguien.

—¿Contigo? —preguntó con desprecio— Preferiría que me consolara... hum... Juliet.

—¿Y por qué ella es despreciable? ¿Acaso no era tu novia? —dejó su cara de bondad y comprensión a un lado, para sacar su expresión de ¡Muérete!

—¡Maldito demonio! ¡Lárgate!

—Ya deja de ser tan mamita. Pensé que en estos cinco meses habías madurado un poco, pero no, eres la misma gallina mimada.

—Y tú sigues igual de despreciable, en más ¿Qué te pasó en el cabello? ¿Una vaca te lamió? Hasta eres más enana —se burló.

Scarlett cohibida tocó sus cabellos y bajó la mirada.

—Cuando me enteré vine corriendo y Aaron acababa de experimentar con mi cabello una nueva máquina revolucionaría para los estilistas, prometió que cuando me lo lave volverá a ser igual.

—¡Aaron!

—Sí, Aaron Jones, el que era... bueno todavía es mi competencia para la beca.

—¿Acaso no estabas con Mikel Loubstwell? Entonces, si hay clientes para las feas gordas despeinadas.

—Pues te sorprenderás, esta gordita levanta mucho más que polvo —dijo segura, aunque de inmediato titubeó—. Bueno, no, es mentira, esta gordita ahora es buena ganando amigos. Como sea Pie Grande podrás decirme mil veces que me largue, pero no pienso dejarte, porque los amigos verdaderos no se abandonan, y tú estás triste y yo te ayudaré.

—¡Tú me enfermas! —gritó— ¿Quieres ayudarme? ¡Vete! Y se irán mis males.

—¿Por qué me das tanta importancia? Digo, hasta el punto que te enferme, quiere decir que soy alguien muy influente en tu estado anímico ¿Por qué? He estado estudiando algo de psicología y verás, hay una teoría que...

—¡Cállate! Solo cállate. —Comenzó a caminar a la puerta y se reviró antes de salir. —No se te ocurra seguirme.

Molesto comenzó a caminar sin dirección fija, pero podía sentir que ella lo seguía, de verdad iba a revirar y decirle que se largara, pero por ir pensando en otra cosa se tropezó con una enfermera.

—Disculpa. —Tuvo que tomarla de los brazos para que no cayera. Ella estaba más que encantada con estar entre sus brazos y eso le dio una idea. —La verdad fue una suerte tropezarme con una enfermera tan linda.

—¡Gracias! —Se sonrojó como un tomate y no podía dejar de sonreír. —Yo me llamo.

—¡Shu! No hables.

De inmediato se acercó a ella y la besó. La besó como si quisiera comérsela y ella no hacía nada para impedirlo, en cambio lo atraía más a ella.