Capítulo 35.- Un largo viaje

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Chace totalmente mal comenzó a recorrer su cabello con las manos, como estaban algo largos los jaló hasta sus borrosos ojos, al distinguir su color todo malestar se fue y se puso de pie de un brinco. Miró a Elisa anonadado y ella explotó a reír.

—No es solo tu cabello —reía a carcajadas—. También es tu oreja, tu ojo, estás todo manchado de negro.

—¡Maldita! Tú estás igual, pero esa eres tú, yo no puedo tener el cabello negro.

Elisa miró sus manos todas manchadas, se vio otra mancha en el hombro, de seguro el resto de su cara estaba igual, pero no le importó, era increíblemente divertido ver a Chace con el cabello negro.

—Una vez te quites las manchas parecerás el príncipe Eric de la Sirenita. Cabello negro, ojos azules ¿Qué más quieres?

Chace respiró profundo un par de veces.

—¡Corre por tu vida!

Elisa supo que hablaba en serio, podía ver la ira en los ojos de Chace, así que comenzó a correr con todas sus fuerzas por el muelle.

***

Elisa logró llegar corriendo a la clínica, subió las escaleras en vez de usar el ascensor, con un Chace muy cansado pisándole los talones. Entró con rapidez a la habitación de Alex y cerró la puerta sosteniéndola para que Chace no entrara.

—Alguien ayúdeme —gritó entre risas.

Nadie le contestó así que reviró para encontrarse con un grupo grande de personas observándola. En aquella habitación estaba Alex de pie, Meghan recostada en la cama, un hombre alto y bastante golpeado, Liam, Ian y el padre de Alex.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó soltando la puerta.

—¿A ti que te pasó? —Liam señaló sus cabellos. Elisa le hizo una seña con sus manos de que no era importante y miró a todos buscando una respuesta.

—Amber vámonos de aquí, busca a Nathan y vámonos.

—Ella y mi hijo no se irán contigo.

Alex gruñó enfrentando al hombre y Elisa cayó en cuenta que se trataba del esposo de Meghan. Chace entró dispuesto a matarla, pero se detuvo al ver la concurrencia de la habitación.

—Son mi esposa y mi hijo, tengo todo el derecho de llevármelos —repuso el hombre.

—¿Cómo es que está libre luego de darle esa paliza a ella? —Elisa de verdad no entendía.

—Ese no es tu problema idiota.

Los ojos de Elisa casi se salen de sus cuencas al escuchar al hombre hablarle así. La sangre hirvió dentro de ella.

—Meghan ¡vámonos!

—¡Oh basta! —gritó Elisa acercándose al hombre de forma amenazadora— Pedazo de basura humana, tomarás tu mugriento y nulo trasero, y lo llevarás a un lugar dónde nunca tendramos que toparnos con su desagradable presencia. Desaparecerás de la vida de ellos y te esconderás en algún recóndito lugar de la tierra, lo harás por el simple hecho de que nosotros no somos unos idiotas de manos atadas. Nada más y nada menos te estás metiendo con las familias Lubensky, Hendrick, Homswerth, Van der Price y Wesley. No somos tontos, no somos buenos y tenemos mucho dinero para destruirte a ti y a toda tu patética familia de clase media, así que si no quieres ver cómo pierdes todo, si no quieres terminar en un cuarto oscuro siendo torturado día tras día hasta tu muerte, tomarás lo poco que tengas y te irás. Además ¿Qué? ¿Prefieres, perderlo todo por una zorra?

Viviendo con tu VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora