Chace llegó a casa y Jessica estaba cocinando, seguía con su vestido ejecutivo pero descalza. Bailaba al son de la música que emanaba de su iPod. Él se quedó observándola un rato antes de hacer notar su presencia.
—¿Quién abandona a un hombre lisiado? —preguntó a su espalda y ella saltó aunque al verlo sonrió.
—Una horrible desalmada como soy yo. Un parásito que se alimenta de pus. ¿Cómo te fue? ¡Mira estoy haciendo helado con mora! —Acercó a él una cucharilla con la mezcla de crema inglesa que iba a entrar a la máquina de helado.
—¡Sabroso! —esbozó con la boca llena— Me fue bien.
—¿Cómo están tus piernas? ¿Y tus manos? Hace frío deberías cubrirte o te dolerá, ya mismo voy a darte masajes —hablaba sin dejar de mezclar, picar y probar, de aquí para allá—. Pero ¡Siéntate!
—Estoy bien —respondió riéndose—. Ni se te ocurra ponerte como Elisa con Alex. Yo estoy bien.
Jessica respiró profundo y continuó.
—Quien te viera, tan ejecutiva y hogareña, de seguro no era la vida que esperabas.
—Honestamente no. No sé ni qué esperaba, iba a casarme, irme de luna de miel y creo que pensé que viviría en una eterna luna de miel, solo preocupándome por verme bien, pero... muchas veces lo mejor es lo que no esperas. Me gusta tener un propósito ahora, me siento inteligente y capaz, siempre cuidé a otros, creo que para eso soy buena y ahora te cuido a ti. Ya casi está lista la cena, menos el helado, voy poniendo la mesa.
Jessica pasó una y otra vez a su lado llevando y trayendo cosas hacia la mesa, hasta que él la jaló del brazo atrayéndola hacia él. Rodeó con sus manos la cintura de Jessica y la presionó contra su cuerpo. Ella lo miró divertida y sin entender.
—Me gustas mucho Jessica Mester —dijo a solo centímetros de su boca.
Jessica sonrió más y acto seguido buscó sus labios eliminando la distancia entre ellos. Ella no se lo esperaba, hasta ese mismo día en la mañana él no soportaba tenerla muy cerca y ahora estaba ahí explorando sus labios, al principio la garganta de Jessica exhaló un sonido de sorpresa, pero al notar que iba en serio se dejó llevar por lo que sentía, dejó el cucharón que guindaba de su mano y hundió sus dedos en los lacios cabellos de Chace. Él la presionaba más contra él como si fuera posible tenerla más cerca. En ese beso lo entendió, ella lo amaba, ya era suficiente de andar sufriendo por un imposible, esa era su nueva etapa y le agradaba saber que la viviría con Jessica.
—¿Quieres ser mi novia? Me refiero a ser mi novia de verdad.
—Sí —gritó guindándose en el cuello de Chace—. Sí, sí, sí, mil veces sí. ¿Cómo cambió? Digo ¿Cómo cambiaste de parecer? No pensé que...
—Es solo que pienso que una de las mejores cosas que pudo pasarme fue haberme tropezado con una chica malhumorada e intercambiar mi celular con ella.
—¡Te Amo! Aunque tú tal vez nunca lo digas, yo ¡Te amo!
Los besos y las risas continuaron. Jessica sentía que explotaría de la felicidad, esperaba que esa noche Chace llegara más enamorado que nunca de Elisa, pero en cambio se veía tan feliz, sus besos no eran hipócritas y lo sentía.
***
Liam llamó de emergencia a Ian, indicándole que fuera a casa de Chace. Llegó a la mansión y se encontró con Chace y Jessica besándose. No tenía tiempo para esas tonterías así que jaló a Jessica lanzándola a un lado y agarró a Chace por los hombros.
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Viviendo con tu Veneno
Ficción General¿Qué es más doloroso que envenenarse? Vivir con un veneno que te mata cada noche y revive cada día. Para Chace estos supuestos tres años de tranquilidad han sido todo un tormento. El trabajo, una novia y un futuro matrimonio, no han servido de antíd...