Elisa intentaba acompañar todo el tiempo posible a Ian, le parecía que dejarlo un solo segundo solo sería catastrófico. Sin embargo, a eso de la media noche cayó rendida en el sillón de la sala, así que Ian la cargó hasta su cuarto y la depositó en su cama.
Cansado se arrastró hasta su habitación, necesitaba un buen baño con agua caliente. Suspiró al ver las ardientes gotas caer y desplegar todo el vapor posible, ahí en medio de la nubla podía verla a ella, entre el sonido del agua se colaba su risa, no quería que aquel momento pasara, antes se asustaba y se apresuraba por intentar sacarla de su cabeza, ahora solo quería que esos momentos perdurarán, eran los únicos en los cuales volvía a vivir. Quería extender su mano y tocar su rostro, mantener una conversación con ella, contarle cuanto la extrañaba, pero su mente estaba demasiado consciente de que ella ya no vivía.
No supo cuánto tiempo duró ahí fuera de la ducha, solo observándola. Finalmente entró para sentir las gotas hirviendo quemar su cuerpo, por alguna razón necesitaba de otro dolor para subsistir al que emanaba su corazón. Cerró los ojos y ella volvía a aparecer, era la Vanessa de él, la que era antes de ir a áfrica, la que fue en los primeros meses de volver, sentía que la otra no le pertenecía a él, y eso era lo que no quería pensar, era lo que su mente se empeñaba en desaparecer. No podía vivir con la idea de que una parte de ella le perteneciera a Maikel.
Por su mente pasó el recuerdo de la primera vez que la conoció ¿Cómo era posible que ella, el amor de su vida, ahora solo fuera un recuerdo? Su mente le recordó que por casi siete años, Vanessa en cierta forma había estado muerta, lejos, muy lejos en áfrica, y él negándose a responderle alguna carta. Afligido cayó al suelo llorando, solo quería retroceder el tiempo ¿Qué habría sido de la vida si él no la hubiera enviado lejos? ¿Qué habría pasado si se hubiera decidido antes a ir con ella a áfrica y vivir ahí por siempre? ¿Por qué no reconoció antes que ella era todo lo que necesitaba?
Había una forma fácil de acabar con todo ese dolor, en sus momentos de cordura sabía que era absurdo, pero justo ahora pensaba que era la única solución. Por toda su vida viviría con el recuerdo de ella atormentándolo, por siempre la amaría y por siempre la había perdido. Justo en ese instante no podía pensar en un futuro lindo para él.
***
Elisa se despertó buscando a Ian con la mirada. No recordaba cómo llegó a su cama, pero se levantó de inmediato para buscarlo. Llegó hasta su habitación, solo quería comprobar que dormía tranquilamente, al abrir la puerta la luz estaba encendida y él no estaba en su cama. Escuchó sollozos en el baño y corrió hacia él.
En su momento de aflicción Ian había lanzado el jabón junto con otras cosas fuera de la ducha, ahora Elisa quien entraba corriendo pisaba el jabón para deslizarse y estrellarse contra la fina puerta de vidrio, que separaba la ducha del baño. Ian asustado se levantaba para encontrarse con una Elisa que sangraba por la nariz.
—¡Elisa! ¿Qué te ocurre? ¿Qué haces aquí? —los restos de sus lágrimas se confundían con las gotas de agua.
—Vine a ver cómo estabas y me caí. —Presionaba su nariz intentando frenar el flujo de sangre.
Apartó un poco a Ian para lavar su cara en la ducha.
—¡Ay! Ian ¡Esto quema! —Ella estaba agachada, se reviró rápido intentando alejarse de las gotas hirviendo, pero se topó con las piernas desnudas de Ian. Por suerte él mantenía su ropa interior — ¿Qué haces tan desnudito? —comenzó a taparse los ojos.
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Viviendo con tu Veneno
Ficción General¿Qué es más doloroso que envenenarse? Vivir con un veneno que te mata cada noche y revive cada día. Para Chace estos supuestos tres años de tranquilidad han sido todo un tormento. El trabajo, una novia y un futuro matrimonio, no han servido de antíd...