Elisa solía tener un don que muchos podrían envidiar, pero que la hacía ver como la peor persona del mundo. Ella podía dormir tranquilamente sin ninguna clase de pesadillas, pese a encontrarse en momentos de máxima tensión. Así fue como pudo dormir plácidamente durante todo su falso noviazgo con Chace, como durmió tan profundamente la vez que se despidió de él creyendo que no lo volvería a ver. Pero habían noches diferentes, esas con ese algo especial que sí lograban quitarle el sueño, eran muy pocas, pero exitían, y esa era una de esas noches.
Estuvo borracha y eso era más que suficiente para dormir como roca, pero luego de vomitar un par de veces los recuerdos de todo lo que había dicho vinieron a su mente. Estaba en el borde de su cama, comiéndose las uñas, abrazando sus rodillas, aún con ese vestido azul y pensando en lo que haría al día siguiente.
Ya los rayos del sol se colaban por las pesadas cortinas de su ventana. Tamborileaba sus pies y se mordía más las uñas cada que en sus recuerdos llegaba a la parte en que le decía a Chace que no era mejor que Alex, tuvo que haber estado poseída para decir toda esa clase de tonterías.
Su cabeza no podía formar nada de sus siguientes pasos ¿Cuál era la forma correcta de disculparse? ¿Y si tan solo no lo hacía? Era Chace y ellos solían decirse de todo para luego estar como si nada, si seguía siendo el mismo no le importaría. Pero ella sabía que se pasó de la raya, no fue un juego, un simple insulto sin importancia, ella se burló de él, así como esa vez que lo hizo con su primer beso y él la betó de su vida, pero ahora era mucho peor, pues ella ya no era una niña.
Continuó atormentándose y la puerta de su habitación se abrió de pronto haciendo que brincara levemente del susto ¿Podía ser él?
—Ah, Ian —exclamó decepcionada.
—¿Qué pasó? ¿Por qué Chace se fue?
Elisa estaba destruida, su cara era una mala pintura abstracta, su rímel se esparcía por sus parpados hasta sus mejillas, su piel lucía más pálida de lo normal y su cabello negro era una maraña que se desparramaba por sus delgados hombros. Para Ian era obvio que algo había pasado entre Chace y ella.
—¡Se fue! —gritó incorporándose— ¿Cuándo? ¿A dónde?
—A Tokio, se fue hace poco ¿Qué pasó?
—Yo... yo...
Se vio interrumpida cuando unos pasos comenzaron a acercarse a su habitación, rodó los ojos cuando lo vio entrar todo despeinado y restregándose los ojos. Ian estaba realmente perplejo.
—Que noche ¿Cómo estás Elisa? —bostezó sin terminar de abrir los ojos, cuando lo hizo se encontró con un Ian que lo miraba queriendo asesinarlo.
—Ahora entiendo todo —escupió Ian sin mirar a Elisa, no quería hacerlo o la ahorcaría.
—¿Ahora entiendes qué?
Se puso de pie rápidamente yendo detrás de Ian, pero él fue más rápido, llegó a la puerta y antes de salir pasó al lado de Maikel para estamparle un buen golpe en la cara. Elisa se quedó congelada cuando vio aquello. Maikel cayó al suelo sujatandose la nariz y maldiciendo, lo habían agarrado muy desprevenido, ya la cabeza le daba vueltas debido al alcohol, ahora sentía que moría.
—¡Ian! ¿Qué te pasa? —gritó siguiéndolo, pasando sobre Maikel solo para seguir a Ian por el pasillo y las escaleras.
—Es obvio el por qué Chace se fue, eres una ¡Zorra! —gritaba sin dejar de caminar a la salida de la mansión— Siempre te he defendido Elisa, siempre he dicho lo genial que eres, mi mejor amiga y bla, bla, bla. Pero eres tan despreciable, por eso Alex te dejó y por eso yo me encargaré de que Chace no vuelva a desperdiciar ninguno de sus pensamientos contigo. Vive feliz con Maikel Loubstwell y olvídate de nosotros, no te acerques ni siquiera a Liam.
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Viviendo con tu Veneno
Ficción General¿Qué es más doloroso que envenenarse? Vivir con un veneno que te mata cada noche y revive cada día. Para Chace estos supuestos tres años de tranquilidad han sido todo un tormento. El trabajo, una novia y un futuro matrimonio, no han servido de antíd...