Con rabia lanzaba el celular hasta que chocó contra la pared. Era el mensaje 240 que le dejaba a Tiffany y ella simplemente no quería escucharlo. Entendía sus dudas, luego de él haber sido tan mujeriego, pero ya eso era cosa del pasado. Por otro lado, no entendía que fue aquello que pasó entre Tiffany y Jessica Mester para que Jessica estuviera tan segura de que él estaba fregado.Con pesadez se lanzó en el sillón de su departamento, cayendo con mucha fuerza sobre aquel objeto que se clavó en su pierna. Aún con más ira lo tomó, quejándose del dolor, iba a lanzarlo muy lejos, pero entonces lo vio. Se quedó viéndolo por un rato para finalmente comenzar a jugar con el. El Tic –Tac que hacía lo relajaba. Cuando Elisa llegó con él ya hace años atrás, era un completo inexperto, pero ahora bien podía ser un profesional.
“¿De verdad es tan imperioso que Tiffany vuelva contigo? Tal vez Jessica Mester solo te hizo un favor”.
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—¿Y la comida? —Elisa entraba arreglándose la camisa, quería comer un bocadillo, pero el comedor estaba vacío.
—¿Acaso Liam no se quedó solo aquí?
—Tienes razón. ¿Creí que luego de toda la travesía para enflaquecer no volvería a comer con exageración? Fue cómico verlo tan dedicado al gimnasio.
—Chace y tú son unas condenadas ratas. Mira que alterar las fotos que le tomaban para hacerlo ver más gordo.
—Estaba gordo —no podía aguantar la risa.
—Pero no tanto. Y eso de pagarle a chicas para que le dijeran que estaba gordo, pudo haberse convertido en anoréxico.
—Ya, ya. Bien que me regañaste cuando te conté. Por eso decidí no contarte más nada.
—¿Qué hay con el gorro Elisa? Cuando estábamos… —señalaba el jardín —, me amenazaste con golpearme si te quitaba el gorro, y creo que estabas más pendiente de si se te caía que de lo que… hacíamos.
—¡¿Me acusas de haberte dado mal sexo?! —sus mayores pesadillas se habían cumplido.
—¡No! Solo que ya dime que pasa con el gorro.
—Justo ahora no quiero hablar de eso, he pasado un día fatal y no quiero.
—Ok. Vamos a prepararnos algo para comer entonces —tomó la mano de Elisa y comenzó a caminar en dirección a la cocina.
Justo antes de entrar le dio paso para que Elisa entrara primero, ella accedió y entonces él aprovechó para jalarle el gorro. Elisa comenzó a gritar y aferrarse a aquel pedazo de tela que ya no la cubría.
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Viviendo con tu Veneno
Ficción General¿Qué es más doloroso que envenenarse? Vivir con un veneno que te mata cada noche y revive cada día. Para Chace estos supuestos tres años de tranquilidad han sido todo un tormento. El trabajo, una novia y un futuro matrimonio, no han servido de antíd...