Capítulo 3. ♡

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Despierta, Alonso despierta, mira que ya amaneció, ya los pájarillos cantan, la luna ya se metió.

Abrí los ojos encontrándome con mis amigos. Me entregaron el pastel.

Pide un deseo.

Cerré los ojos y suspire.

Sabía lo que pediría, y tal vez esto era estúpido pero es lo que deseo.

Deseo encontrarla, encontrar a Melissa.

Sople las velas, y todos comenzaron a aplaudir.

Amo su inocencia, diecinueve años, amo sus errores... — Comenzó a cantar Freddy.

Es diecisiete, no diecinueve. — Corrigió Jos.

Ya lo sabía. — Se defendió haciéndonos reír.

Jos, ¿por qué no hacemos lo honores? — Pregunto Bryan.

Con gusto.

Ambos tomaron el pastel, mientras que Freddy y Alan me tomaron para que no me moviera.

¡No, no, no!

Uno...

¡No!— Intente safarme, sin conseguirlo.

Dos...

Muy tarde, ya no podía hacer nada para evitarlo.

Cerré los ojos.

—Y tres.

Estamparon el pastel contra mi rostro, ahora toda mi cara estaba pegajosa.

Me levanté a lavar mi rostro, mientras que ellos reían.

Siempre arruinaban los pasteles.

¡Felices diecinueve!

Gracias. — Dije en tono sarcástico.

Por la mañana recibí felicitaciones de mis padres, y mis hermanos. Mis redes sociales estaban llenas de notificaciones, y todas eran felicitaciones por mi cumpleaños diecinueve.

Me sentía nervioso, emocionado, extraño. Me dieron ganas de salir a caminar, a pesar de que no era tan temprano.

Me puse una gorra y lentes de sol para salir.

Mis padres habían salido por lo que antes de irme deje una nota en el refrigerador, para que no se preocuparán, aunque en realidad últimamente no estaba mucho en casa por estar de gira o en otras cosas.

Camine sin rumbo fijo, sintiéndome extraño al cruzar por esas calles.

Había una escuela preparatoria, pero estaba cerrada, pues eran vacaciones de verano.

Me detuve un momento, me sentí muy extraño.

Respire profundo y continúe mi recorrido hasta detenerme en un parque cercano a esa colonia.

Me senté en una de las bancas para poder descansar un rato.

¿Que era esta sensación extraña?

Sentí deseos de volver.

Camine de prisa hacia donde mis pies me guiaban, no sabía exactamente a donde iba sólo sentía que tenía que estar en un lugar.

Hasta qué entendí el por qué.

Mi boca literalmente cayo al suelo de sorpresa, y mis manos comenzaron a temblar.

¿Podría ser cierto? ¿O mi mente volvía a ser cruel y sólo intentaba jugar conmigo?

Un Deseo 2 » a.vDonde viven las historias. Descúbrelo ahora