Capítulo 9. ♡

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Alonso, hey ¿estas bien?— Jos interrumpió mis pensamientos pasando su mano frente a mi.

Estoy bien.

Aunque lo que en verdad quería salir de mi boca era: "No, la extraño como no tienes idea, no soporto estar un día más sin verla".

Ajá, ¿entonces que tienes?

Nada, estoy bien.

Negó.

Yo se que algo anda mal, vamos puedes decirme. — Palmeo mi hombro levemente.

Suspire aún sin saber si debía decirle o no.

La extrañas ¿no es así? — Dijo antes de que yo pudiera hablar, acertando con sus palabras.

Demasiado. — Admití.

No te entiendo.

Fruncí el ceño mirándolo.

¿Qué no entiendes?

No entiendo como es que si la extrañas no estas con ella ahora.

No puedo.

Si, si puedes.

No Jos, no puedo, sabes muy bien que...

Se perfectamente que es lo que pasa con las relaciones, pero ese no es el punto. — Me interrumpió. — Tu la quieres ¿no?

Asentí.

Pero... — Trate de hablar pero Jos me interrumpió de nuevo.

Déjame terminar.— Pidió, guarde silencio esperando a que continuara. — Quiero que vayas hasta su casa, le digas cuanto la quieres, le pidas no una, mil disculpas por haberte comportado como un idiota y vuelvas aquí siendo el mismo Alonso de siempre ¿de acuerdo?

Sonreí ante sus palabras, pero luego mi sonrisa se curveo formando una mueca.

Ojalá fuera tan fácil.

Es fácil. — Se encogió de hombros.

No lo es Jos. — Suspire. — ¿De que me sirve si después de todo no podré estar con ella?

Jos rio.

Eso mi querido Alonso, se llama correr el riesgo. — Palmeo mi hombro y se levantó del suelo. — Piénsalo, has que ese deseo valga la pena.

Sin más se fue de ahí dejándome aún más confundido.

Recargue mi cabeza en el marco de la puerta viendo fijamente hacia la calle.

Maldito Jos con sus palabras tan sabias. Detesto que tenga razón, pero me detesto más por no haber echo eso antes.

Al diablo las reglas, no puedo estar sin Melissa.

Me pare de ahí y subí a mi camioneta, ya era de noche, pero no me importaba, no podré dormir tranquilo si no hablo con ella hoy mismo.

Me baje de mi auto y decidido toque a su puerta. Esta se abrió, y por fin después de tanto tiempo pude verla de nuevo.

Sus ojos se postraron en los míos.

Melissa, yo...— Sin dejarme terminar cerro la puerta en mi cara.

Toque de nuevo pero la puerta no volvió a abrirse. Toqué el timbre varias veces, y nada.

Camine de nuevo hacia mi auto y arranque estacionandolo una esquina más adelante de su casa.

Un Deseo 2 » a.vDonde viven las historias. Descúbrelo ahora