Un Deseo 2 » a.v

Capítulo 21. ♡

Toque a su puerta, y al instante pude ver su bella sonrisa frente a mi.

— Hola. — Saludé.

— Hola. — Se hizo a un lado para que pasara, lo cual hice. — ¿Cómo sigue tu herida? — Pregunto acercándose a mi.

— Va mejor.

Y en realidad era así, el dolor estaba casi por esfumarse, y ya no tenía por que utilizar las gasas.

Me senté juntó a ella en el sillón, dispuesto a darle la noticia.

— Hable con mis managers.

Su sonrisa se borró, supongo que pensaba que querían que nos separáramos de nuevo.

— Oh. — Musitó.— ¿Entonces...?

— Nos permitieron estar juntos. — Solté de golpe impidiéndole terminar de hablar.

— ¿Qué dices?

— Podemos estar juntos. — Repetí.

— Pero... ¿Cómo? Si hace unos días hacían todo con tal de separarnos.

— Mis amigos los convencieron, les hicieron saber que estaban equivocados al separarnos.

— Pero si ellos también influyeron en mandarme a Los Ángeles.

— Lo sé, me dijeron todo, fueron ellos los que se dieron cuenta primero, e incluso amenazaron con salirse de la banda si no nos dejaban estar juntos.

— ¿En realidad lo hicieron? — Asentí.

— Pero hay algo más.

— ¿Qué cosa?

— Debemos mantenerlo en secreto, nadie tiene que enterarse.

— De acuerdo, entonces tenemos que ser muy cuidadosos.

La puerta se abrió, la mamá de Melissa apareció tras ella con varias bolsas en mano.

— Hola. — Nos saludo al cruzar por la puerta.

Me levanté e inmediatamente fui a ayudarla.

— Oh, gracias, Alonso ¿no es así?

Asentí.

— ¿Dónde dejo las bolsas?

— En la cocina, ven.

La seguí hasta ahí, y fue como un flashback en mi mente. Había realizado esta misma acción la vez que nos poníamos de acuerdo con Melissa y su prima Karime para salir a patinar, la vez que Melissa estaba con William mientras que yo moría completamente de celos al verlos juntos.

— Puedes dejarlo en la mesa.

Las deje justo donde me indico.

— Gracias Alonso.

— No hay de qué.— Le sonreí a lo cual me correspondió.

Me gire y vi a Melissa recostada en el marco de la puerta sonriendo. Me acerque a ella.

— ¿Qué pasa?

Suspiro.

— Nada, sólo que no puedo creer que esto sea real.

— ¿A qué te refieres?

— Ya sabes... tu y yo, jamás imagine que pudiéramos estar juntos.