Capítulo 35. ♡

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Me senté en el sofá de mi casa mientras ensendía la televisión y Melissa se sentaba a mi lado pasándome el recipiente con palomitas.

Me iría de vuelta a LA al anochecer, y como era mi último día en la ciudad, quise pasarlo con Melissa.

Comencé a hacer zapping hasta que un canal llamó mi atención, estaban dando una película de terror.

Melissa se acurrucó en mi pecho mientas tomaba un puñado de palomitas y se las llevaba a la boca. La imité mientras ambos veíamos la televisión.

Tengo hambre.— Tocó su estómago y me miro.

¿Pizza?— Pregunté tomando el teléfono.

Asintió y comencé a marcar los dígitos que ya sabía de memoria, pues pedía pizza frecuentemente cuando estaba en casa.

Lo que amaba de ver películas con Melissa, es sentir sus brazos rodearme cada que se asustaba, y eso es cada cinco minutos.

Hundió su cabeza en mi pecho mientras gritaba asustada.

¡Cámbiale, ya no quiero seguir viendo!

Me reí por lo bajo.

Tranquila, sólo es una película.

Se giró para seguir viendo la película pero sin soltarme.

Se escucharon unos golpes provenientes de afuera, alguien estaba tocando la puerta.

Era bastante tétrico si estabas sólo en tu casa mientras veías una película de terror, aunque claro, estaba con Melissa y no podía ser nada malo.

Me levanté para ver quien era, pero Melissa tomó mi mano impidiendo que diera un paso hacia adelante.

¡No vayas!

¿Por qué no? Sólo veré quién es.

¡Puede ser el asesino!

O tal vez sea Diego quién se quedo a fuera por no llevar sus llaves consigo, tranquila, no hay ningún asesino.

Me soltó lentamente y me fui acercando a la puerta.

Cuando abrí, me encontré con el repartidor de pizza. Le pagué –añadiendo algo de propina– y tomé la pizza para dirigirme de nuevo al sofá.

Me coloqué detrás de Melissa para asustarla. Estaba acurrucada en el sofá abrazando a una almohada mientras veía la televisión, obviamente no se había dado cuenta de que estaba detrás.

En la televisión se veía la escena en donde el asesino estaba detrás de sus víctimas quienes obviamente no sabían que estaban apunto de ser asesinados, casi como Melissa y yo ahora, sólo que en vez de asesinarla, le daría un pequeño susto. Aproveché la oportunidad que la película me brindó y ataque junto con el asesino, me abalancé sobre ella mientras Melissa gritaba fuerte.

Comencé a reír mientras Melissa gritaba.

¡Alonso!— Se quejó mientras me lanzaba cojines a la cara. — ¡Me asustaste, nunca vuelvas a hacer eso!

Perdón, fue inevitable.

Se sentó de nuevo en el sillón cruzando los brazos.

Un Deseo 2 » a.vDonde viven las historias. Descúbrelo ahora