Más que una fantasía

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---------------------------------------------------Miranda-----------------------------------------------

Me habían levantado a las cinco de la mañana para darme una ducha, mi tía Nina tenía los trajes de mis hermanos y mi vestido. Todo era negro ese día, inclusive las nubes eran negras y el carro que llevaba el cuerpo de nuestros padres, también. Así es, seguía atrapada en esa pesadilla. La noche pasada fue un infierno ya que no podía dormir y había llorado tanto que me sentía a punto de desmayar por deshidratación. El único momento de consuelo fue el que tuve en el parque, con Jack, nos quedamos platicando varias horas...bueno, quizá solo dos horas, pero fueron unas de las mejores horas de mi vida, sé que puede sonar ridículo, pero me hizo sentir tan bien, me escuchaba, me consolaba, era justo lo que necesitaba en ese momento, al parecer no sólo era una cara bonita. Carl y Jeff tenían unos ojos hechos agua desde la mañana, todo el camino al funeral pareció ser una eternidad y mi caja de pañuelos ya estaba vacía.

- ¿Tú no estás triste?- Me preguntó Jeff con sus catorce años. 

-Lo estoy, pero ya me cansé de llorar.- Le intenté sonreír y acaricié su cabello. 

- ¿Vas a extrañar a papá y a mamá?.- Preguntó Carl, pero ya ni siquiera quise intentar sonreír y volví a mirar la ventana suspirando. Claro que los iba a extrañar, teníamos problemas entre nosotros pero yo siempre los iba a amar. 

El funeral fue digno de ellos, las palabras de quienes dijeron sus testimonios fueron tan cálidas y lindas que me hizo sentir algo mejor, mis padres fueron unas personas muy queridas y eso era lo que importaba en ese momento. Todo el tiempo sentía una mirada detrás de mí, era Jack con su traje negro de marca Armani, sus padres sí que ganaban mucho dinero. Él se acercó a mí y muy apenas pude evitar ponerme nerviosa. 

- ¿Por qué estás aquí?- Le pregunté.- No es que hayas conocido mucho a mis padres, inclusive, creo que nunca lo hiciste.

- Quería venir porque....no sé, simplemente para acompañar, siempre es una pena la muerte de alguien.

- ¿Ya has pasado por muchas muertes?

-Oh, créeme, he visto más muertes que los que se encargan de enterrar gente en el cementerio.- Dijo con una ligera sonrisa. No sabía qué más decirle, eso fue algo raro, me sentía inquietada por lo que dijo pero aún más por su sonrisa, era linda, pero ¿A quién demonios le haría gracia hablar sobre difuntos? sobre todo en un funeral. 

- Ah,  eso debe ser triste, ¿No?

- Te llegas a acostumbrar.- Sus ojos se posaron sobre un tío que hablaba sobre todos los recuerdos de la infancia que compartió con mi padre, y yo hice lo mismo.

Fueron las tres de la tarde cuando todos dejaban sus flores en el ataúd de mis padres, en poco tiempo llegó mi turno y vi la cara de Jack como si me alentara a dejar de una vez por todas la rosa blanca, apreté los labios y la dejé caer sobre su ataúd, acaricié sus nombres grabados en la lápida y después les dije mi despedida.

Una vez todos terminaron, los adultos tuvieron que regresar a su trabajo, por lo cual Jack se ofreció para llevarnos a casa a mis hermanos y a mí. Nos guio a su carro que era predeciblemente negro y a lo que parecía, muy costoso.

- Qué auto. - Susurró Jeff a Carl y subieron a la parte trasera.

-Vamos, entra.- Me dijo el chico mientras abría la puerta del copiloto. Era todo un caballero, al menos hasta el momento. Le agradecí con una sonrisa leve y me metí al carro, entonces él cerró mi puerta con delicadeza. Rodeó el auto y después se metió.- Podemos ir a un lugar que te haga sentir mejor.

-Oh bueno, no sé, vamos a la casa.- Indiqué.

-Insisto, vayamos a un lugar que te haga sonreír un poco.- Me sonrió y le regresé la sonrisa mirándolo como tonta pero mis emociones reales salieron a flote.

El hijo de Hades: El dolor nunca fue tan hermoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora