Mi primer paso

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Cuando Jack comenzó a manejar, la música del disco que tenía dentro de la radio empezó a sonar en mis oídos. 

La noche seguía igual de tranquila además de hermosa, Jack había sido tan gentil conmigo todo el tiempo que muy a penas podía hablarle sin tartamudear de los nervios, era tan irreal... sé que había sonado como una tonta cuando le pregunté si todo era plan de mi tía para distraerme de lo de mis padres, pero es que jamás me habían invitado a salir a una cita aunque, realmente no estaba en una cita. Sólo estaba teniendo una increíble noche junto al chico más perfecto que había conocido. Nada más. 

Jack me había dado varios peluches que había ganado, al parecer era bueno en cada cosa que jugaba, y otros premios los tenía porque tuve suerte de ganarlos. De camino al lugar "misterioso", Jack simplemente tamborileaba en el volante y me hacía preguntas comunes.  El techo del convertible volvió a aparecer y asomaba mi cabeza por la ventana para no perderme ningún detalle de mi bella ciudad. El tiempo se hacía polvo y después a de platicar sobre películas con Jack, vi por la ventana que ya no había más ciudad, no había pavimento, no habían edificios ni tiendas, tampoco personas. Al parecer, todo lo que nos rodeaba eran árboles muy grandes y verdes, luciérnagas y oscuridad.

- Nunca había visto este bosque. - Comenté algo desconfiada.

- Siempre hay nuevos lugares por conocer.- Me sonrió.

- Ya veo, supongo que estamos cerca del lugar que buscamos.- Debí haber hablado con nerviosismo, pues sentía mi cuerpo tembloroso y noté una sonrisa burlona en el rostro del peli negro. Era una de esas sonrisas que te dicen lo patética que eres.

- Así es, y deja de preocuparte, sólo quiero enseñarte un lindo lugar, es...diferente.- Hizo comillas con sus manos entre ligeras risas al decir la última palabra. Después de unos minutos, sentí cómo el auto iba de subida. 

Ya no veía los árboles, pero hubo algo que llamó mucho mi atención. Mis ojos se abrieron como platos al ver un cielo color morado, casi magenta, lleno de lo que parecían ser, ¿estrellas? El cielo lucía de cierto modo una ilusión, como si estuviera cerca de la tierra. Jack estacionó el auto y me miró antes de salir. 

No supe qué hacer, su mirada no cesaba y empecé a sentir que el chico me observaba de forma dubitativa , como si se estuviera cuestionando a sí mismo por haberme traído hasta el lugar. Sostuve el aire dentro de mí sin poder respirar, hasta que sin mostrar los dientes, me sonrió. 

- Vamos, te encantará.- Cabeceó y salió del carro. 

Yo lo imité y casi me desmayé de lo hermosa que era esa vista. Jack se dio cuenta y con sus manos, me invitó a acercarme a ese cielo tan cercano o lo que sea que fuese. 

- Luce muy real.- Le dije boquiabierta. El chico me sonreía leve y tomo mi mano pero sin afecto. Comenzó a acercarse a ese pequeño espejismo y lo seguí. De cerca, ese cielo morado lo veía lleno de otros colores y muchos tipos de luces, tintineaban.- Esto no es real.- Me reí al punto de caerme, tal vez estaba drogada, no sé cómo, pero era lo más probable. 

- Si no fuera real, ni siquiera lo verías con tus cinco sentidos cuerdos- Dijo Jack  y acercó mi mano lentamente a ese espejismo y a los segundos, sentí como mi mano tomaba una de las luces tintineantes, una de las que parecían estrellas. Era real. Y ni siquiera entendía cómo era posible.- Tampoco podrías sentir lo que estás sintiendo ahora. 

Por instinto voltee a verlo directo a la cara y tragué saliva cuando noté que nuestros rostros estaban a pocos centímetros de distancia. Su expresión era serena pero sus ojos perforaban los míos. 

- Lo sientes, ¿verdad? - Preguntó Jack sin soltar mi mano y sin molestarse en alejarse. 

- Estoy realmente loca para sentir esto.- Por inercia apreté a la estrella sintiendo su calor, recordando lo que realmente estaba sucediendo, por un momento olvidé que tenía algo en mi mano, inclusive el hecho de que estaba en un bosque frente a la cosa más anormal que había visto...por unos segundos sólo pensé en el chico, cerca de mí, acelerando mi pulso. 

- No estás loca.- Le sonreí aún incrédula.

- Entonces tú lo estás.- Hablé por impulso y desvié mi mirada a la cosa que sostenía con mi mano.- Perdón, ¿pero qué es esto? Nunca había visto algo igual. 

- Es lo que parece.- Respondió moviendo su cabeza para buscar mi mirada con la suya. 

- ¿Una estrella?- Pregunté fielmente dudosa, de verdad era imposible. Por unos segundos temí que el chico se fuera a reír de mí, pero lo único que dijo fue:

- Sí.

- Bien...necesito descansar- Suspiré al borde del desmayo.

El hijo de Hades: El dolor nunca fue tan hermoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora