Una distinta realidad

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- Supongo que todas esas son estrellas, entonces.- Dije señalando todas las luces pero Jack negó con la cabeza.

- Bueno, sí, pero son diferentes a las que conoces, éstas son mucho más pequeñas, una real no podrías agarrarla con una mano.- Asentí aún confundida y reparé una carretilla de color negro detrás de él. Jack tomó dos estrellas muy luminosas y las puso en ella. 

- ¿Vamos a robarlas? Nadie me había hablado de este lugar, estoy casi convencida de que es secreto de gobierno- Le dije en voz baja temiendo que alguien escuchara.- ¿A caso trabajas para alguien de gobierno?- Pregunté sintiéndome estúpida pero aún más intrigada, pues nunca había visto algo igual y sentía que debía permanecer oculto, un lugar tan bello debería ser cuidado. Jack soltó una risita y se sobó la barbilla. 

- No trabajo para alguien de gobierno, si eso te tranquiliza y no, no estamos robando, no es un lugar privado.

- Supongo que entonces está bien, temía que- Empecé a hablar cuando Jack me interrumpió.

- Y ¿Qué si robamos? Nadie más conoce este lugar, te lo aseguro.- Me dijo con una sonrisa traviesa y me lanzó una  de las rocas que parecían estrellas. La atrapé una vez rebotó en mi cabeza y me la quedé en ambas manos mirándolo por mucho rato. Para cuando volví a ver la carretilla, ya estaba casi llena y Jack tomaba otras dos.- ¿No piensas soltarla?- Me preguntó refiriéndose a la estrella caliente entre mis manos. No estaba segura de si era lo correcto, pero a los segundos la dejé en la carretilla y la sonrisa de Jack se extendió. 

- Anda, llevémonos todas las que quieras, de todos modos, estoy segura de que es un sueño y de rato me voy a despertar.- Concluí sin querer quebrarme más la cabeza.

- ¿Sigues pensando que no es real todo lo que ves?- Me preguntó el chico de ojos grises con una profunda decepción dibujada en todo su rostro. 

- Jack, me siento mareada y estoy viendo algo totalmente imposible de existir, he decidido que es un sueño por mi paz mental.

 Miré mis manos y tenían un color púrpura muy claro, podía ver mi reflejo en ellas y parpadeé varias veces, sólo para asegurarme de que este no fuera uno de mis tonto sueños o una alucinación.

- ¿Este color púrpura se quita fácil?

- Sí.- Respondió Jack y se acercó a mí- Te veo mejor, ¿Te sientes mejor?- No sabía responderle a eso.

Todo en esa noche era un sueño, una fantasía, increíble, hasta que recuerdo la mañana y la noche anterior. 

Mi cabeza comenzó a dar tantas vueltas y empezaba a sentirme mal. Mi garganta estaba seca en segundos, los recuerdos de mis padres aparecieron de forma fotográfica, a manera de fotomontaje en mi mente y un dolor en mi pecho regresó como boomerang. Necesitaba controlarme para no volver a llorar pero si no lo hacía, seguramente iba a tener pesadillas y no pararía de gritar. Me senté en la tierra y Jack me vio curioso. No era una cara de lástima, más bien, era la cara de una persona intentando descifrar algo. El agua ardiente de mis ojos hacía un caminito por mis mejillas y al querer limpiarme las gotas, Jack se sentó a lado mío.

-Te manchaste.- Me dijo entre risas ligeras y le miré con cara asesina, ¿Cómo podía estar riendo mientras estaba llorando?- Perdón.- Me dijo sacando un pañuelo de su bolsillo de la chamarra negra que traía puesta. Me preguntaba si ya estaba listo para verme así.

-Piensas en todo.- Dije alzando el pañuelo después de limpiarme.

- Pienso en ti.- Me dijo sin pena alguna y no supe qué decir.

Fue la situación más incómoda de mi vida, ¿Éste que se creía? no llevaba casi nada de conocerlo, comenzaba a creer que era uno de esos tipos que tienen una cara de ángel pero que se la pasan de coquetos todo el tiempo. 

El hijo de Hades: El dolor nunca fue tan hermoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora