Plan: Hacerla feliz

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--------Jack--------
Miranda respondió que sí, que se iría conmigo unos días pero con la condición de saber toda la verdad, un trato justo. La fiesta de fin de año de la escuela donde estudiaba Miranda sería en la noche en la que llegaríamos de nuestro viaje, por lo tanto sería mi última noche con ella, la chica aún no lo sabía. 

Hermes me hizo una visita en la mañana anunciando que Zeus me esperaba de nuevo en el Olimpo, obedecí sin poder refutarme y fui a la sala principal de Zeus, no era un lugar muy conocido ni por sus fieles "sirvientes", necesitaba donde poder hablar en confianza, así que optamos por hablar en su habitación hecha de oro puro, todo era lo más fino que podrías imaginar, desde las columnas repletas de joyas hasta la enorme cama con dosel y los bordes de las paredes bañados de oro. El piso tenía un efecto diferente a otros, una alucinación de estar caminando sobre las espesas nubes y el aroma a rosas no podía faltar. Mi tío me ofreció algo de vino en una copa y accedí, tomé aire y ví como se ponía las manos sobre el puente de la nariz.

- Algo te disgusta.- Hablé y volvió su mirada a mí.

- Últimamente todo me disgusta, Jack.- Dijo casi en un suspiro.

- Y presiento que yo soy parte de ese todo.- Tomé un trago a mi copa y después la dejé delicadamente sobre la mesa de gran altura color café. 

-Sé que te irás a vagar con la mortal.- Prosiguió empezando a caminar de un lado a otro.

- ¿Cómo se ha enterado de eso?-Interrogué curioso, en cierto punto me molestaba que se metieran en mis asuntos.

- Puedo verlo y escucharlo todo, dios Jack.- Contestó sin una pizca de pena.

- Y... ¿Eso en que le afecta a usted?

- ¿Es una broma que me estés preguntando?-Espetó un tanto furioso, tomó aire profundamente y acomodándose la túnica, regresó a caminar de un lado.- Los dioses traidores han estado siendo preparados por Agnes, una ninfa los escuchó hablar sobre un plan, no podemos darnos la libertad de ir por allí y por allá como si todo estuviera normal.

- Zeus, con todo el valor que tengo, le digo bien claro esto... es mi jodida vida, juro ser parte de esto y apoyarle en lo que necesite, pero quiero condiciones.

-¿Qué clase de condiciones?- Alzó ambas cejas.

- Quiero protección.- Dije firme.- No para mí, para Miranda y su familia.

- ¿Qué clase de... protección estás solicitando?- Preguntó curioso.

- Una viviente, no una barrera, no un campo, tal vez una diosa.

-Pides demasiado Jack, necesitamos todos los refuerzos posibles.

- Entonces no cuentes conmigo, tío.- Atajé pero la expresión en su rostro cambió, suspiró hondo y antes de hablar miró a otro lado, evitando verme.

- ¿Qué te parece un dios?

- No varones.- Le advertí con seriedad.

- ¿Por qué? ¿Celos?

- No varones.- Repetí antes de tomar mi copa.

- Bien, quizá pueda mandarle a una diosa.-Accedió entre dientes.

- Puede contar conmigo entonces.

- ¿Y qué hay sobre los días que te ausentarás?

- Hermes me mantendrá informado.

- De acuerdo, pero no tardes mucho, porque no olvides, con quien tratas ahora.- Amenazó fríamente, asentí de inmediato sin querer extender el tema y estrechamos la mano, era un trato.

El hijo de Hades: El dolor nunca fue tan hermoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora