El sol de mediodía, en esa época del año, hacía de África un verdadero infierno.
Los rayos del astro caían como plomo sobre la sabana, y el aire seco no ayudaba a mejorar la situación. Nuestra única opción era permanecer bajo la sombra o llevar a los cachorros a jugar cerca del manantial. Pero todos sabían que no había nada interesante ahí.
Terminamos por elegir la sombra de una frondosa acacia que, a sus pies, tenía una pila de rocas donde poder echarnos. El calor era tan intenso que nadie tenía ganas de ir mucho más allá de la Roca del Rey.
Así que ahí estaba, recostada sobre una piedra, observando a Mheetu y Nuka dormir. El primero estaba tumbado a un lado mío, en la misma posición en la que solía dormir en la cueva por las noches: sobre su flanco derecho, la espalda curvada y las extremidades estiradas hacia el frente. El cachorro, por su parte, dormía en la piedra que tenía frente a mí, ligeramente más corta, con las patas retraídas y los brazos cruzados frente a su cuerpo para poder acurrucar su cabeza en ellos.
Bostecé.
Hacía varios minutos que Kopa y Vitani me habían abandonado con ese par de holgazanes para ir a jugar por su cuenta. Era aburrido, pero prefería quedarme ahí que hacerle frente al sol. Cualquier cosa era mejor que eso. Incluso, tal vez, la estampida de elefantes.
Nuka agitó un poco la cola, sin despertarse, y susurró algo ininteligible.
No le di mayor importancia. Luchaba por mantenerme a mí misma despierta. Mi deber era cuidar a Vitani y a Kopa, no podía dejarme vencer por la tentación de imitar a mis acompañantes.
Bostecé de nuevo. Un bostezo largo y profundo, como si fuera a tragarme todo el aire del reino. Los ojos se me humedecieron un poco como producto del mismo.
Mheetu se estiró y golpeó mi pierna con la pata. No me extrañaba: esa era su forma de dormir.
Durante las noches, la manada debía dejar un círculo libre a su alrededor si no querían ser importunados por los movimientos nocturnos del león. Todos lo habíamos aprendido de mala gana, siendo despertados bruscamente a mitad de la noche gracias a una patada inesperada en la cara. O el estómago. Y él siempre despertaba perfecto, como si su cuerpo no hubiese estado gastando energía en sus extraños movimientos ninjas.
— Hola, linda — susurró de repente.
Lo miré, sorprendida.
Eso es nuevo, pensé.
Claramente seguía dormido. Tenía los parpados cerrados sobre aquellos ojos verde-azules tan semejantes a los de su hermana, las facciones relajadas y la boca ligeramente abierta.
¿Qué estará soñando?
Ronroneó de forma inconsciente, con una gruesa voz que nunca antes le había escuchado.
Me puse en cuclillas y me acerqué ligeramente a él para escucharlo mejor. Eso era algo con lo que seguro podría molestarlo cuando despertara. No iba a perdérmelo. Por nada de mundo dejaría pasar una oportunidad así.
Entonces, escuché las risitas de Kopa y Vitani acerándose. Y, antes de que pudiese reaccionar, algo suave y cálido saltó sobre mi espalda.
— ¡Lian! — reconocí la voz de mi sobrino
— ¡Hola! — apareció frente a mí la cachorra, prácticamente de la nada.
Me volví hacia los recién llegados. Les chisté a ambos y llevé mi dedo índice hacia mis labios para hacerlos callar. Ellos me miraron sorprendidos.
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Lian's Story
Fanfiction(Basada en la película de Disney, The Lion King) "Supongo que esta es la parte donde escribo un montón de frases cursis y ridículas para engancharlos con la historia. Pero no lo haré. Después de todo, ¿cómo puedes resum...