Capítulo 39: Tocar fondo

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Mheetu me observaba atentamente y en silencio, a la espera de que dijera algo más. La presión en mi pecho era terrible, y me cerraba la garganta al respirar. No podía hablar, pero terminar la historia se volvió una necesidad.

- Ya han pasado cinco días desde que me dijo eso - expliqué cuando al fin recuperé la voz. - Ahora puedes decirles eso a Arafa y Danny cuando te pregunten por mi otra vez.

- Entonces, ¿no planeas volver a ver al resto solo porque ese idiota...?

- No, no es eso - giré sobre mi y me recosté sobre mi costado izquierdo para darle la espalda y que no pudiese ver mis expresiones. El interior de nuestro hogar estaba frío sin la presencia de la manada, y el contacto me provocó un escalofrío. - De hecho, he estado visitando a Oswald y Yudhenic. Ellos siempre están cerca de la guarida. Pero no saben nada sobre Robert.

- ¿Y por qué no haces lo mismo con tus otras dos amigas? - Mheetu se arrastró por el suelo para acercarse más a mi espalda. - Ellas también quieren saber por qué no te has aparecido.

- Porque ellas siempre están en movimiento. Y yo...

- Aún quieres hablar con él - adivinó.

Suspiré.

- No sé si quiero odiarlo o volverlo a ver - acepté. - Dijo que no quería verme más pero, cada vez que nos encontramos, me observa. Lo sé, lo he visto. Y yo no sé por qué lo hace. ¿No debería solo... ignorarme? - Mheetu no dijo nada, así que continué. - No se acerca, pero es algo muy claro. Ayer estaba con Palmira y lo vimos caminando solo... nos observó un momento y luego siguió su camino como si no nos conociera, pero miró hacia atrás un par de veces. Una vez fue mientras sus amigas hablaban con Fremont: él estaba completamente ignorado. Y nosotros recostados a algunos metros. Volteó hacia mi varias veces, algunas bastante obvias. Cuando lo descubría, a veces solo miraba a otra parte, pero otras me sostenía la mirada durante algunos segundos. Siempre que lo encuentro con Gina y Efia hace lo mismo y yo... simplemente no entiendo nada, Mheetu. ¿Por qué hace eso? Porque, bueno, si yo estuviese molesta con alguien haría todo lo posible por no verlo... ¿qué se supone que significa eso? ¿De qué sirve una despedida cuando los dos se siguen echando de menos?

El chico suspiró. Recostó su mentón sobre mi hombro, pero no me atreví a mirarlo. Mis ojos empezaban a ponerse húmedos, y estaba cansada de que me viera así.

- Duele como si me hubiera querido. 

El castaño gruñó en reproche. Y con mis extraños altibajos, mi respuesta fue reír.

- Lo siento, Mheetu - como pude me enjugué las lágrimas y giré la cabeza para verlo. Tenía las cejas ligeramente fruncidas y su mentón, aplastado sobre mi hombro por el peso de su cabeza, hacía que su labio inferior sobresaliera como si estuviese haciendo un puchero. - A veces pienso que regresaste en el peor momento, solo para escuchar mis historias estúpidas. Pero esto sería muy diferente sin ti, y aunque sé que te torturo, agradezco que estés aquí.

Eso dibujó una sonrisilla en el rostro del león, aunque no duró mucho.

- Entonces, ¿qué piensas hacer? - preguntó, hablando entre dientes para no cambiar de posición.

Volví a bajar la cabeza hasta donde estaba.

- No lo sé... no puedo creer que todo haya terminado - gimoteé. - Ni siquiera había considerado la posibilidad de que una amistad pudiera terminar. Parece una pesadilla... ojalá lo fuera. Necesito despertar, este sueño va a matarme.

- ¿Quieres despertar? - dejé de sentir la presión de su mentón y el calor de su pecho. - Entonces deja de aferrarte tanto a un puñado de recuerdos. Eso es lo que te mantiene aquí...

Lian's StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora