Lian's Story

Capítulo 40: La selva y la bala

Mis pasos me llevaron hasta la entrada de la guarida. Apenas tuve tiempo para detenerme antes de estamparme contra el tronco del árbol o contra el pobre Mönche que vigilaba el lugar. El sorprendido león dio un salto para salir de mi camino, y yo me deslicé directamente al interior de la cueva. El lugar estaba vacío y oscuro. La luz que ofrecía el sol ya no bastaba para alumbrarlo.

- ¿Qué fue eso? - preguntó Mönche con voz insegura desde fuera del cubículo.

Di la vuelta y de un brinco llegué a su lado. Tenía la respiración agitada por la carrera y no pude hablar sin jadear.

- ¿Dónde... dónde está Robert?

Por la expresión del león estaba claro que no tenía idea. Levantó la cabeza y miró algo hacia su izquierda. Yo lo imité. Casi toda la manada estaba esparcida a lo largo de ese lado de la pradera, con excepción de Louis, Palmira, Ralph... y Robert.

Presentí lo peor.

Corrí con frenesí hacia los leones.

- Oswald, ¿han visto a Robert? - pregunté al primer grupo.

Todos negaron.

- Ni lo invoques - dijo el aludido.

- Yo no lo he visto desde esta mañana - agregó Karen, y Mahary asintió.

Troté hasta llegar al lado de Sameer y Fremont.

- ¿Alguno sabe donde esta Robert?

- Noup - negó el rubio. - Pero, ¡hey, Lian! Dime que tal se escucha esto.

Empezó a tararear una melodía.

- Se oye bien - interrumpí. - Pero en serio debo encontrarlo.

Y seguí corriendo, con la esperanza de que mis amigas tuvieran respuestas. Pasé de largo a las hermanas como si no las hubiese visto y me detuve delante de Danny y Arafa.

- Díganme que ustedes sí saben algo de Robert.

Las hembras intercambiaron una mirada.

- Hace casi una hora lo vi caminando hacia la Roca del Rey - informó la morena. - Creímos que había ido contigo.

De ahí venía el rastro del cazador. ¿Sería posible que se hubiesen encontrado?

Pasé una mano sobre mi frente con desesperación. En una hora podían ocurrir muchas cosas.

- ¿Por qué estás buscándolo? - indagó Danny.

Abrí la boca, pero volví a cerrarla inmediatamente. ¿Cómo reaccionarían si les hablaba del cazador? ¿Sabrían ellas algo del pasado de Robert?

Arafa observó algo detrás de mi. Ladeé la cabeza para observar. Los otros miembros de la manada estaban atentos a la escena que estaba protagonizando. Observé a las leonas, y luego volví hacia la manada.

Tragué saliva.

Dudé unos segundos sobre lo que debía decir. Contar la verdad podía ser algo arriesgado. Lo último que necesitaba eran un montón de leones asustados que hicieran correr la voz y armaran un escándalo en el reino. Pero también necesitaría algunos ojos extra.

- Yo... Robert... - qué difícil era hablar cuando había tantos ojos puestos sobre mi. - Hay un humano en las tierras del reino.

- ¿Un humano? - preguntó Fremont casi como una burla.

- Es un cazador - corregí. - Ha estado siguiendo a Robert por años, y creo al fin lo encontró. Tenemos que buscarlo antes de que...

- Lian, no hay humanos aquí - aseguró Arafa.