Aquella mañana empezó como de costumbre, de lo más normal.
Los cachorros disfrutaban de un momento juntos antes de salir. Kiara sopesaba discretamente la idea de salir con Simba, pues era uno de esos días en que mi hermano daba lecciones a su heredera, y argumentaba que ella prefería salir de caza con las leonas.
— Pero eres la futura reina—decía Tiifu. — Algún día tú serás quien guíe Las Praderas. ¿No te entusiasma la idea?
Kiara respondió con un gesto torcido y las orejas bajas.
Del otro lado de la cueva, la cuadrilla se reunió con Uzuri para discutir, entre otras cosas, las estrategias de caza de ese día. Zazú apareció oportunamente para dar su reporte. Simba se unió al grupo para escuchar lo que el ave tenía que decir con respecto a la población de Las Praderas.
Y en medio de todo, estábamos Mheetu y yo, recostados al lado de nuestras madres respectivamente. Mamá aún estaba dormida, pero Sarafina hacía tiempo que estaba completamente despabilada y atenta a la actividad de la manada al tiempo que peinaba discretamente a lengüetazos la melena de su hijo. El chico, de cuando en cuando, se volteaba y se movía en un intento de evitar que su madre siguiera sin parecer grosero. Entonces la leona se detenía un momento, pero pronto, y casi de forma inconsciente, volvía a hacerlo. Mheetu hacía caras extrañas cuando esto ocurría, demasiado sobreactuadas como para no darme cuenta que estaba jugando e intentaba hacerme reír.
— Lian — llamó Uzuri después de un largo rato. La cuadrilla completa estaba mirándome. — Zazú dice que la manada de búfalos tiene ya demasiados miembros. Ahora se encuentran cerca de la guarida de tus amigos. Si nos unimos podríamos terminar más rápido y cazar para todos. ¿Crees que quieran participar?
¿Comida fácil? Por supuesto que sí.
— Les diré de tu propuesta.
— Bien — sonrió mi prima. — Entonces nos veremos en la Llanura Central cuando el sol esté en su punto. Date prisa.
Luego hizo un gesto con la cabeza, el lenguaje de señas que usábamos durante las cacerías, y salió de la guarida. La cuadrilla la siguió, y Tiifu corrió con ellas para alcanzar a su madre.
— Kiara — dijo Simba.
La cachorra caminó hasta su padre con paso lento, como queriendo evitar lo inevitable. Pero el león era paciente, y esperó a que su hija se acercara para abandonar juntos la cueva.
Lancé un suspiro al aire.
Tía Dwala, quien tampoco se había movido aún del sitio donde dormía, se levantó y se acercó a mí.
— Ve a buscar a tus amigos, cariño - se tumbó a un lado de mí. - Yo cuidaré a tu madre.
Giré la cabeza hacia Mheetu. Torcí los labios en una suerte de sonrisa y alcé una ceja. Luego me puse de pie y caminé hacia la salida. El chico no dijo nada, pero me siguió.
— ¿Quieres acompañarme? — pregunté.
— ¡Claro! - luego se detuvo y sacudió ligeramente la cabeza como corrigiéndose a sí mismo. - Es decir... no tengo nada que hacer hasta que Ni despierte — se encogió de hombros.
No estaba segura de las razones de ese detalle en su comportamiento, pero no le di mayor importancia.
Empezamos a descender los escalones.
Me pregunté si mis amigos estarían ya despiertos o seguían igual que Ni. ¿Robert estaría dormido? ¿O nos encontraríamos con él al llegar allá? Me resultaba extraña la idea de poder volver a hablar con él, como si las dos semanas de espera hubiesen sido en realidad años. Me resultaba tan extraña que no había hablado con él desde nuestra curiosa reconciliación. Y eso había sido hacía dos días.
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Lian's Story
Fanfiction(Basada en la película de Disney, The Lion King) "Supongo que esta es la parte donde escribo un montón de frases cursis y ridículas para engancharlos con la historia. Pero no lo haré. Después de todo, ¿cómo puedes resum...