Capítulo 49.5 Como una sombra

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ROBERT

–No necesito un trabajo todavía Phill– le dije a mi hermano por el teléfono, estaba en la librería de la universidad, tratando de pasar unas notas de una de mis clases para los exámenes finales, la chica junto a mi lucia fastidiada por mirarme hablar por teléfono, le hice una mueca, me puse de pie y salí del lugar.

Seguí hablando con Phillip por unos minutos más y después entré nuevamente a la biblioteca. Miré a la chica, era asiática.

–Hola.– le dije, ella levanta la mirada, me inspecciona y vuelve su mirada a su libro, suspiré y me senté junto a ella. –. Lo siento por haber respondido el teléfono, problemas familiares...

–No importa.– Me dice rápidamente ella, me mira y su mirada se va a mi cuello. – ¿Eres católico no? – llevaba un rosario de collar, había dado clases de catequesis hace poco y se me había olvidado, le sonreí y afirmé.

–Si.

–¿Eres español?

–No, soy Irlandés. ¿Tú?

–Vengo de Hong Kong. Me parece curioso que lleves una de esas cosas en el cuello, yo no soy nada, nunca me inculcaron la religión, sin embargo, creo que no es buena...

–¿Por qué?

–Porque la religión solo separa a las personas y causa guerras. El catolicismo está basado en supersticiones, nada lo suficiente real para engancharse...

–¿Qué estudias, Historia?

–Si, quiero ser una historiadora, creo que es interesante, ¿Tú?

–Me he cambiado tantas veces de carrera que no se.

–¿En serio?– lo que le dije parecía haberla entretenido, negué.

–No, no es en serio, me graduaré de estudios internacionales.

–¿Cuantos años tienes?– me pregunta ella.

– Veintidós. ¿Y tú?

–Diecinueve. – Uh, diecinueve, una chica como para Phill. Phillip, se había ido a la Universidad de Oxford a estudiar medicina, él llevaba dos años estudiando en el Pembroke College.

–¿Qué te trajo a Inglaterra?

–No lo sé, la historia creo, es muy interesante.

Mi celular empezó a sonar así que me tuve que disculpar e ir a otro lado, ese día estaba siendo muy solicitado.

–¡Hola Robert!– ¿Quién demonios era? aparté mi celular de mi oreja y vi la pantalla, número desconocido, excelente.

–¿Hola?

–¡Estoy en Londres, vine de Sussex por unos días! – la voz seguía irreconocible, ¿Quién demonios era?

–No se quién es...lo siento...

–¿¡Oh Dios mío, es en serio Robert!?– ahora si sabía quién era, Jen.

–Jennifer, es extraño escuchar de ti. – y malo, era malo escuchar sobre ella, hace cuatro años en el momento que ella salió él entró y asesinó a...

–Si, bueno...se que has seguido en contacto con Junnu, a él le pedí tu número...¿quieres ir a beber algo?

–Yo no bebo Jennifer.

–¡No me digas que tu novia se molesta por eso!

No tengo novia Jennifer. Solo no bebo y no creo tener tiempo de verte tampoco, lo siento. ¿Hablamos luego? – le colgué, sostuve mi celular un poco de tiempo en mi cara, suspiré.

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