Capítulo 41- Nuevos comienzos

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PAUL
Me arreglé el birrete mientras me miraba en el espejo, soy yo el que se gradúa de la universidad, ¿mi edad importa? Dios, no estoy seguro de la edad que tengo. Miro hacia la cama vacía que solía ser de Marco, me había abandonado hace tanto tiempo...lo iba a ver ese día y como supuse todavía no le había pedido matrimonio a Constanza.
Los últimos años se definían como años de éxito y aprendizaje, en cuanto al amor...no podía pensar lo mismo sobre el amor. En doce meses no había conocido a ninguna chica que valiera la pena, desde la decepción de Harriet, ninguna chica valía la pena.
No suelo ser de muchas, me gusta pertenecer a una relación, pero últimamente me sentía como un donjuán de telenovela mexicana, y sin embargo no tenía a esa chica especial que cambiaría mi vida, así como mi padre cuando conoció a mi madre, demonios, ¿me estoy convirtiendo en mi padre? Dejé de mirarme al espejo.
-Paul- me dice una chica mientras caminaba por el pasillo, le sonrío, y sigo caminando, voy al conjunto donde nos darán nuestros diplomas, cuatro años han pasado sumamente rápido, lo que me espera. Extrañaré Oxford.
Me harán falta los árboles interminables, la calma de la ciudad universitaria, los viajes en kayac, las obras de teatro, los juegos de fútbol, las fiestas, los concursos de literatura. Y muchas cosas más.
-¿No tienes pensado servir en el ejército? - me detiene un oficial en la entrada, me niego pero igualmente el tipo mete en el bolsillo de mi toga un folleto del Royal Army, siempre están reclutando nuevos soldados, marinos, cocineros, músicos y aviadores.
¿Si me acababa de graduar en la universidad de Oxford como creían que iba a optar por dejar mi titulo universitario e irme a pasar trabajo en el desierto del Sahara? Sonreí y busqué mi apellido en los sitios asignados, me busqué como "Houben" y luego me retracté y me busqué por la K, la K de Korshting.
Sentado miré dentro del bolsillo de la toga y decidí leer el folleto, es muy interesante su información, ellos eligieron esa vida, los respeto. Por la reina, por la patria. Dejé de leer el folleto cuando el presidente de la sociedad de alumnos se puso de pie y empezó a dar el discurso de graduación. Había presentado mi tesis de grado, había obtenido una buena calificación, pero nada como ese niñito inglés...señor de las matemáticas.
Nos tomaron mil fotos, nos entregaron nuestros títulos y me impresionó ver a mi madre, mi padre, mi abuela y Phillip. Tenía meses sin verlos, mi madre estaba llorando y Phillip mantenía una sonrisa extraña.
-Oficialmente ya me puedo hacer cargo del negocio- les digo, sonriendo, mi papá me sonríe.
-¿Volverás a Londres ahora?- pregunta mi madre,yo afirmé.
-La extensión más grande está en Londres, claro que estaré en la ciudad, viviré en un apartamento cerca del sitio; es un estudio grande, de dos pisos, mi tío Matt lo fue a ver la semana pasada y me envió unas fotos.
-Bueno, ¿ya empacaste todo?- me pregunta mi abuela, le dirigí una mirada a mi guardaespaldas y afirmó.
-Si abuela, ya lo hice- dije.
- Conozco un restaurante chino que se come bien en esta ciudad, quizás debamos ir- dice mi papá, Phill sonríe, había una cena en Oxford para los graduados de Economics And Management.
Iba a ser algo sumamente extravagante pero no dije nada sobre ello, no tenía tantos amigos por los cuales me gustaría ir a esa cena, conocía personalmente a diez con los que me había graduado, los otros eran solo conocidos de vista. Comer en el comedor en el cual filmaron la película de Harry Potter tampoco era muy atractivo que digamos. Cuatro años comiendo ahí, cuatro años detestándolo.
Salimos de la universidad de Oxford y ya se habían encargado de llevar mis cosas de vuelta a Londres. Dejé mi toga en el auto y me puse mi suéter de poliéster con el escudo de la universidad, me había costado treinta libras el verano pasado, me gusta, es mi suéter favorito...
-Tengo un regalo para ti- me dice mi abuela cuando estamos sentados en el restaurante, ¿regalo? ¡Me encantan los regalos! Le sonreí como un niño en Navidad, ella me pasa una cajita de regalos, no lo que esperaba pero igualmente lo abrí. Un anillo de graduación, observé la gema verde con una gran sonrisa, fantástico, ¿tendría que usarlo verdaderamente?
-Muchas gracias- le dije, detestaba las prendas en las manos, me gustaban los relojes y el resto de la joyería de hombres pero los anillos no me llamaban tanto la atención.
-Yo también tengo un regalo para ti Paul- me dice Phillip, «¿otro anillo?» pienso, después él me da un CD de una banda que no reconocí. Rain Falls y tenía de portada a unos tipos que lucían como unos desgraciados con sus guitarras rotas, debajo de una tempestad. FLS el nombre del álbum.
-Gracias Phill, me encanta que te hayan dejado venir a verme el día de hoy.
-Seh, mis padres no tuvieron problema, Robert quería venir pero tenía cuestiones del instituto así que no le dio tiempo. - «con un Grant es suficiente» pienso rápidamente.
-Ah, que lástima Phill.
-Hijo,ten, un regalo de tu padre y mío - me dice mi mamá, ¿acaso es mi cumpleaños? Espera.. ellos no estuvieron en mi cumpleaños.
Miré hacia adentro, una foto de nosotros tres.
-Wow, ¿gracias?
-Es para tu nuevo apartamento, ya he ido, muchas veces he estado allí.- dice mi papá, - yo mismo lo decoré eh.
Y el señor Thomas Houben, mi padre era todo"Blanco, negro", pinturas vanguardistas, fotografías en una especie de árbol monumental, iluminación natural, espejos, muebles futuristas, lámparas led. Me imaginaba algo de revista.
Quería llegar a Londres pronto, quería llegar a mi nuevo hogar en mi vieja ciudad. Mi padre se inclina hacia mi y me muestra una foto de su celular.
-¿Te gusta ese cuadro?- era un cuadro en blanco y negro como supuse, un sketch de una mujer semi desnuda viendo hacia la ventana sentada en una cama con las sábanas destendidas, tenía un moño desaliñado con un rizo cayéndole por la mejilla, las facciones de la mujer eran simples, y tenía una sonrisa conocida.
-Es carboncillo, fascinante- observé, Phillip le arrebató el celular a mi papá, susurró "Dios, podría jurar que es idéntica a mi madre" y luego se empezó a reír.
-Es un cuadro que compré en una galería, no tenía en dónde ponerlo así que por eso te lo obsequié a ti.
-Yo misma lo escogí entre las cosas acumuladas en la casa- dice mi mamá con una sonrisa, viendo la foto de igual manera, mi abuela gira sus ojos.
-Realmente no entiendo su arte.
-Madre, por favor..- se burla mi mamá.
-Ciertamente nunca la entenderé cariño, soy honesta. Pero bueno, si a Paul le gusta, no he de negárselo, ¿Qué opinas Phillip, es bonito o feo el cuadro?
-Me parece bonito madam.
-Entonces no se discute más, a comer- dice mi abuela, vemos nuestra mesa vacía pero en ese preciso instante se nos acerca el mesero con nuestra comida.
Graduarme de la universidad significaba un nuevo comienzo, un nuevo comienzo más, llevaba toda mi vida viviendo nuevos comienzos, ¿cuándo se iban a terminar? No estaba cansado pero una parte de mi deseaba una vida monótona de persona regular, sin que nada me molestara, relajado, sin estudiar, sin trabajar, sin tener que buscar una pareja. Quizás necesitaba un año sabático. No había tenido verdaderas vacaciones en mucho, mucho tiempo.
Y mi tío Matt me lo había propuesto, en mi ultimo año fui terco y lo rechacé, ahora me arrepiento, el día de mi graduación. Y yo se que al día siguiente me esperarán en la oficina en Londres.
Comía y pensaba, comía y pensaba.
Debía desaparecer, por un tiempo, volver a ser Houben, no leer más sobre mi en la revistas, volver a ese día que me secuestraron mis primos y estuvimos en los Estados Unidos, no ser nadie. Pero a la vez estaba feliz, queriendo que el otro día llegara para ir a la oficina y ser el perro entrenado del socio de mi abuelo.
-Wow Paul eres un economista Oxiniano.. Interesante y... Paul, ¿por qué no te fuiste a Cambridge? Siempre los de la realeza se van a estudiar en ese lugar.
-Phillip, soy Korshting pero eso no significa que sea de la realeza. Es por mera casualidad que a mi tatarabuelo fuera un Sir, después convertido en duque, Korshting proviene de un juego de palabras, ¿no abuela?
-Ciertamente Paul, es un tanto difícil de explicar, digamos que al apellido no siempre fue ese...no recuerdo porque es Korshting, mi madre me lo explicó una vez pero ahora mismo no tengo ni idea.
-¿Y ustedes se encargan de esas cosas de la realeza?- pregunta Phillip con curiosidad, Phillip tiene dieciséis, pero para mi seguía teniendo diez años.
-Tengo un representante para eso querido, Paul no tiene interés en ese mundo y le di ese trabajo a alguien más hasta que lo considere, de todas formas no tendrá que hacerlo, cuando yo fallezca Florence se encargará y cuando ella fallezca Paul seguirá con la línea, mientras es solo el nieto de la Duquesa de Korshting.
-Pero he escuchado llamarlo "el duque de Korshting"
-Lo es, lo es. - mi abuela le da una gran sonrisa.
Nos quedamos en el restaurante unos quince minutos más de la cuenta para charlar, Phillip y mi padre se entendían mejor con la música que yo mismo con mi padre, si bien sabia tocar la guitarra y el violín, Phillip tocaba el saxo y eso seducía a cualquiera y más a mi padre. Hablaron de cómo el jazz influyó en la sociedad, y muchas cosas como esa, mi madre cambió el tema a cosas de Londres y mi abuela muy calmada escuchaba todo sin opinar, igual que yo.
La conexión de mi papá y la de Phill era mayor que la suya conmigo, de acuerdo, me sentía una poco celoso. Miré hacia otro lado mientras entre mi mamá , papá y Phillip se contaban chistes personales, miré hacia la salida y me pareció ver a Harriet, debía ser una maldita broma. Le envié un mensaje a mi guardaespaldas para que verificara que no fuera ella, habían pasado doce meses desde que nos vimos por última vez y aunque no la odiaba, me daba rencor volverla a ver.
Paul K: creo que he visto a la perra.
Mi guardaespaldas me hizo el visto malo y me aseguró de que ella estaba en el mismo restaurante que yo, se lo había advertido, me disculpé con mi familia, y me le acerqué a mi guardaespaldas.
-¿Cuál es su posición?- le pregunto, él me sonríe un poco.
-Su posición es a la derecha, en el bar, está con una amiga señor Korshting
-Yo me encargo, muchas gracias.
-Envíeme un mensaje si me necesitas Paul- me dice él antes de alejarme, le sonrío, es mi amigo.
Me choco con un mesonero, su uniforme era con un sombrero cónico, una camisa China de campesino. La anfitriona estaba vestida como geisha. Me disculpé, y me acerqué al bar, Harriet se había teñido el cabello de rubio y se lo había cortado, le toqué el hombro.
-Cómo lo pensé, viniste a verme enseguida,- me dice sin girar a verme, empiezo a sentir mi rabia subir un poco, respiro, ahora todo va a estar bien.
-Creí habértelo advertido, te dije que te fueras de Oxford.
-Vine acá con la esperanza que aceptaras a tu hijo- gira hacia a mi y tiene un niño en sus brazos, palidezco, no puede ser mío, nunca me acosté con ella que yo sepa, me aterro por un segundo mientras busco el recuerdo en mi cerebro, Harriet empieza a reír y le pasa el bebé a su amiga.
-Es su bebé, tranquilo...necesitaba hablar contigo, estoy en problemas, creo que alguien me está acosando, me mandó una carta con una foto anexada mía durmiendo en mi apartamento, se que me odias y que no me quieres ver viva, pero realmente no tenía a nadie más que acudir.
-No es mi responsabilidad tu problema, ve con la policía...creí ser bastante claro Emma- ¿la acabo de llamar Emma? Joder.
-Paul...si no hubiese acudido a la policía no estuviese aquí, dijeron que no podían hacer nada para ayudarme, dicen que esa persona puede ser inofensiva, que en el primer intento de contacto físico acudiera a ellos.
-Eres bastante estúpida para venir a pedirme ayuda a mi, mira, vine con mi familia y quiero que te vayas. Ellos no tienen idea de la razón por la cual terminamos y no quiero que sepan que todo fue falso porque tu querías escribir mentiras sobre mi en un artículo periodístico. Nuevamente, no es mi responsabilidad tu seguridad, y obviamente te detesto, así que adiós.
-Cuando leas en el periódico que me asesinaron espero que tengas esa misma reacción -me dice, agrega- todo será porque no me brindaste tu ayuda.
-Créeme que cuando lea ese artículo en el periódico haré una fiesta, es mejor para todos que basura como tu desaparezca - le suelto con rabia, su último comentario me había hecho considerar ayudarla pero era esa, la que no soportaba, así que caminé lejos de ella.
Me devolví a la mesa y mi padre ya había pagado la cuenta, era hora de Londres, hora de un nuevo comienzo, y si, ahora un nuevo comienzo no estaba sonando tan mal.
Dos horas más tarde estaba estacionando mi auto en el estacionamiento del edificio, no dejaba de pensar en Harriet muerta, la odiaba pero no quería que estuviera muerta, le envié un mensaje a mi segundo guardaespaldas, enseguida me llamó.
-¿Está seguro señor?- me pregunta, le dijo un "estoy más que seguro" y él se encargaría de contactar a sus amigos y encontraríamos al acosador. «Ojalá sea verdad» pienso mientras me bajo del auto.
Subo a mi apartamento y hay como diez personas dentro, están arreglando mis cosas, Dios, mi abuela siempre exagera todo, yo mismo pude haberlo hecho, me abrí paso entre ellos y admiré el apartamento, regular, blanco y negro, tiene una vista normal y de hecho da a la ventana de mi oficina.
Me lancé en el sofá de la sala de estar y encendí la televisión, intentando ignorar a las personas que acomodaban todo, tenía tres años sin encender un televisor, menos jugar videojuegos, miré la consola enchufada y era el nuevo Playstation, verifiqué en el mueble debajo del televisor y habían tres juegos y una nota de mi tío que decía «bienvenido a tu nuevo apartamento» por eso mi tío Matt es mi preferido.
Encendí el sonido soundround, estremecí a los invitados inesperados con balazos de la presentación del videojuego, le di a Start en el mando inalámbrico y empecé una partida completamente nueva.
Un campo de batalla, una guerra en contra de rebeldes neo-nazis, París destruido, la conquista de Viena. Los robots gigantes, las arañas mecánicas que podías controlar. Si, esta vez MOPIC se había esmerado, había visto un gameplay por YouTube pero jugarlo era nuevo para mi, tres años perdiéndome de esto, Dios, me sumerjo en el juego hasta que el sol desaparece del cielo y no hay un ruido en mi apartamento.
Seguía jugando y mi teléfono empezó a sonar, le puse pause y miré la hora, 4AM, maldije en mis adentros y me di cuenta que era Marco.
-Paull- sonaba ebrio, miré la pantalla de la televisión, ya había llegado lejos, quizás podría guardarlo, en mi cuerpo recorría una adrenalina inesperada.
-¿Si?- le pregunto a mi amigo, poniendo mi celular en mi oreja con una mano y guardaba la partida con la otra mano,
-Estoihen abajo- me responde, ¿abajo? Veo que la pantalla titila cuando se ha guardado la partida y apago la consola.
Me levanto del mueble y todos mis huesos se incorporan en su sitio, hago un estiramiento, suenan mis entrañas y bostezo, el mundo real acababa de tocar en mi puerta.
Miro por la ventana, todo está oscuro, bajé la mirada al suelo y vi un cuerpecito hacerme un gesto de saludo, está junto a un poste de luz, recojo mi celular del mueble.
-Bajaré por ti, no te muevas- le respondo; bajé por el ascensor, mirando mi cara demacrada por el abuso de no dormir para quedarme jugando, caminé fuera del ascensor en la planta baja,el portero estaba dormido en su puesto, giré mis ojos haciendo una negación y me acerqué a la puerta de vidrio que estaba cerrada.
Vi las llaves encima de la mesa de la recepción, miré a mis al rededores y cogí las llaves rápidamente, cada llave tenía marcada su función, esto haría mi acción mucho más rápida, abrí la puerta y busqué a mi amigo, que estaba desmayado junto al poste.
Lo subí a mi apartamento y lo lancé sobre el mueble de la sala de estar y este no estaba consiente, decidí irme a dormir. Fui al baño, me cepillé los dientes y me vestí con mis pijamas, me lancé en mi cama y cuando iba a cerrar mis ojos, mi despertador del celular empezó a sonar, eran las seis de la mañana y debía ir al trabajo, era un sábado, pero debía ir al trabajo. Me levanté con pesadez, salía del trabajo a las seis de la tarde.
Me di una ducha, me sequé mi cabello con una toalla, me eché algo de colonia y acomodé mi cabello con un poco de vaselina hacia atrás, acaricié mi cuello, hice unas abdominales, salté a mi closet y me vestí formal.
Iba a trabajar por unos meses como analista económico, iba a recibir clases de control de masas, estaba listo, súper listo. Caminé fuera de mi habitación, me sentía trasnochado, y tenía días sin dormir lo suficiente bien.
Sonó mi celular y lo cogí, era el socio de mi abuelo,
-Paul, ¿te diriges a la oficina no? - me pregunta, afirmé mientras abría la nevera con una mano, el continúa- mira, necesito que busques mi equipamiento de cricket y vengas a mi casa, te mandaré las coordenadas.
-¿Y el trabajo?- le pregunto de vuelta, la nevera estaba vacía, la cerré.
-Hoy es día de Cricket, para eso tenemos personas que trabajen, iluso.
-De acuerdo, le llevaré su equipo señor, nos vemos.
Y le colgué; no me sentía en Londres, me sentía perdido, y no tener que ir a trabajar ese día era extraño para mi, bostecé mientras salía de mi apartamento, con un maletín en mano, me fijé en el pasillo estrecho y caminé por él, me subí en el ascensor.
-¿Paul Korshting?- me pregunta alguien, bajo la mirada y veo al niño, es un niño rubio que aparenta nueve años, lleva un morral en la espalda, le sonrío.
-¿Si?- le pregunto al niño, él me da una gran sonrisa.
-¡Sabía que eras tu! Me llamo Patrick, vi por las noticias que te habías graduado de la universidad de Oxford... - dice, me recuerda a Phillip por su curiosidad, su morral es de color rojo, no tiene uniforme. Debe ir a un colegio público.
-Has acertado, ¿Vives en este edificio?- le pregunto curiosamente, él afirma.
-A veces, mi mamá vive acá, pero pasaré el fin de semana con mi pa...tu sabes, el divorcio.
-Lo entiendo...bueno, fue un placer charlar contigo- le dije mientras el ascensor abría sus puertas en planta baja, intento salir, él sostiene mi maletín.
-Faltan tres pisos todavía- suelta con una carcajada, retrocedo y suspiro, el sueño me empezaba a afectar.
-¿Y tu madre no te baja a entregarte?- le pregunto, Patrick niega.
-No le gusta ver a mi papá. No sé porqué pero es así - el niñito se encoge en hombros, el ascensor ahora si llega a planta baja, Patrick me hace señas para que camine fuera del ascensor, caminamos juntos hasta llegar a las puertas de vidrio, el portero nos saludó.
Empujamos las puertas y miré a un tipo como de mi edad bajarse de un auto, se acercó a nosotros y Patrick le dio un abrazo, me detuve, «¿este es su papá?» pensé, esperé a que un hombre de treinta años bajara del mismo auto pero así no fue, «vaya...es tan joven» pienso, le calculé veinticuatro años, dos años más que yo, pero...los líos de familia no me debían importar, y menos los de un desconocido; dejan de abrazarse y el papá le quita el morral al hijo. Antes de subirse al auto Patrick va hacia mi, su padre también se devuelve, quedamos de frente.
-Chao Paul- me dice Patrick, le hago pequeño un gesto con la mano de "adiós" creí que el padre diría algo pero no, agarró el hombro de su muchacho y se lo llevó.
Me quedé viendo mientras se alejaba al auto. «Curiosa forma de conocer a los vecinos» pensé, antes de moverme una mujer que venia corriendo de adentro me empujó el hombro con una bolsa de papel en la mano.
-¡Joder, ya se han ido! - grita cansada, se toca las rodillas y da varias bocanadas de aire.
-¿Se encuentra bien?-le pregunto, la mujer estaba desaliñada y parecía que tenía varios días sin dormir, tenía grandes bolsas debajo de sus ojos;ella se sonroja y se incorpora a en si misma, amarrando su cabello con una coleta, estaba desaliñada y no llevaba una pizca de maquillaje encima, era joven, como el hombre del auto.
-Si señor, gracias, ¿trabaja en frente?- me pregunta, afirmé, mientras revisaba la hora rápidamente en mi reloj, quizás debía seguir mi camino. -Es una compañía que financia a los pequeños negocios, escuché que también daban becas.
-Esta porción si lo hace señora, hay otras extensiones que se encargan de bienes...y esas cosas...
-Se que lo he visto en algún lado- dice la mujer, si su hijo me había reconocido, lo más probable era que..-¡Oh vaya...usted debe ser Julian! ¿No? - ¿Quién demonios era Julian? Y ¿por qué ella me estaba confundiendo con ese tipo? Negué mirándola a sus pequeños ojos verdes, ella se queda pensante y finalmente se encoge en hombros.
-Soy el nieto del señor Korshting- le digo, ella se impresiona y se sonroja más aún, deja caer la bolsa de papel de su mano y deja de estar encorvada, se limpia la mano de su mono deportivo y me hace un gesto de estrechamiento, le estrecho la mano sin problema.
-Soy Vanessa Winson, un placer.
-Vanessa. - le digo muy formal, vuelvo a mirar mi reloj, debo irme, -.Debo irme- le digo, me agacho, recojo su bolsa de papel del suelo y se la trato de dar.
-Quédatelo, es un sándwich...- me dice, miro la bolsa de papel y le doy una gran sonrisa, moría de hambre, finalmente me despido con la mano y cruzo la calle, la miro entrar al edificio, y yo me voy hacia la puerta giratoria de la compañía, me abro paso.
-Buenos días- dije, el amplio espacio me saludó, no había nadie a mi vista pero a lo lejos había una silueta de un guardia de seguridad.
Seguí mi camino hasta llegar al punto de identificación, saqué de mi maletín mi insignia de reconocimiento, me lo coloqué en el pecho, el hombre no me miró y me hizo una seña para que siguiera mi camino, seguí, pasé mi tarjeta por la maquina, y me dejó pasar, luego subí en el ascensor.
Piso veinte,el piso en el cual quedaba la oficina del socio de mi abuelo, miré la cuidad de Londres por el vidrio del ascensor, todo era tan transparente que me sentía volando, si no fuera por las vigas y los vidrios no estaría seguro si estoy volando o no.
Me bajé en el piso veinte, el clima de afuera estaba en perfectas condiciones para jugar Cricket, pasé directamente a la oficina, miré debajo del escritorio y como supuse ahí tenía su debido equipamiento criketniano, me arrastré hacia el sitio y lo saqué, era un bolso amplio que pesaba.
Me llegaron las coordenadas en ese momento y me coloqué el bolso en mi hombro, me dirigí al ascensor y bajé, me despedí de los mismos guardias y me di cuenta que un día sábado es un día muy tranquilo en la compañía.
Crucé la calle con el peso del bolso en mis hombros, mi estomago no dejaba de rugir, había guardado el sándwich de la mamá de Patrick en mi maletín, me fui al estacionamiento, y miré mi automóvil. Me fui acercando y al llegar tuve que soltar todo para revisar mis bolsillos.
El estacionamiento estaba casi vacío y era al aire libre, en invierno y en los días de lluvia iba a ser un desaste. Estábamos comenzando otoño y algunos árboles ya tenían desnudas sus ramas, según el clima no iba a nevar ese año, no nevaba desde hace años así que el pensamiento no me perturbó. Hacia un clima agradable y el sol estaba en lo más alto en el cielo sin una nube, me detuve a admirar el paisaje y abrí el portaequipajes del auto, lancé el bolso adentro y me llevé mi maletín.
Me comí el sándwich y nunca había disfrutado una comida así en mi vida, también adentro de la bolsa había una manzana y un jugo, comí todo, y lo menos que podía hacer por ella era devolverle el favor algún día. Conduje hasta las coordenadas que el señor me había otorgado, el clima oscureció pero su mansión ocupaba tres veces lo que mi casa ocupaba y era casi como el castillo de Bath, sin embargo seguía siendo una casa grande.
Me bajé del auto y saqué el equipamiento de Cricket, miré a el socio de mi abuelo, estaba sentado en una silla de jardín, vestido de blanco, con zapatos deportivos grises y un suéter azul amarrado en su cuello, lo acompañaban otros tres hombres y una mujer .
-¡Paaaul, acércate! - me llama, le sonrío y camino hacia él. -No se si conocías a Elizabeth, mi esposa- dice, lancé el equipamiento al suelo y le di dos besos a los costados de la cara.
-Charles es un placer conocer a su esposa, debo decir que es muy hermosa- digo besando la mano de su esposa.
-Lo sé joven, por algo me casé con ella, además, quiero que conozca a mis nietos, Frederic , Renton y Jonathan.
Los tres hombres lucían viejos, debían tener unos treinta años, ellos me sonrieron.
-Soy Paul Korshting, un placer.
-¿Deberíamos jugar cricket ahora abuelo? - dice el más joven, supuse que era Jonathan, se pusieron de pie y yo los seguí a un espacio abierto cubierto de pasto cortado en perfección.
Al dar el primer golpe con el bate de cricket empezó a llover, ellos seguían jugando y yo me sentía como un gato que estaban por bañar, las gotas recorrían mi cara y no me dejaban ver con claridad, ellos seguían jugando inmutables. La esposa del socio de mi abuelo se había metido dentro de la casa, di el segundo golpe y ya sentía el barro formarse en mis pies.
-¡Paul, quita esa cara de tragedia! Es solo un poco de barro- dice el socio de mi abuelo, tenía zapatos italianos debajo de una sábana de barro, Frederic pasó a mi lado y me pateó un poco de barro sin querer, lo miré indignado, Jonathan no paraba de reír.
Un mechón en forma de bucle cayó sobre mi frente, eliminando cualquier rastro de perfección, la ropa me empezaba a pesar, me quité mi saco y lo lancé sobre una banca, me estaban ganando, supuse que era por equipo pero no sabia con quién hacia equipo. Sin embargo logré derribar uno de los armazones.
-¡Hurra, su primer punto!- dice uno de los nietos, Jonathan me da unas palmadas en la espalda.
-Igual nos están ganando, cinco a uno. Lo siento- dice Jonathan (o el supuesto Jonathan) le sonrío mientras deja de llover poco a poco.
-Se detiene la lluvia- observo, el tipo y yo nos dirigimos una mirada de complicidad y le pateamos barro al socio de mi abuelo. El socio de mi abuelo (Charles) batea lodo hacia nosotros y en media hora parecíamos unos cerdos que escaparon del corral.
-Jonathan ¿hemos ganado?- le pregunto a mi acompañante, el tipo se exprime la camisa y yo siento como la ropa mojada se aferra a mi cuerpo, tenía frío.
-Yo soy Frederic, Jonathan es mi hermano mayor, Renton es mi primo. Y no hemos ganado Paul, lo siento.
-No importa, ¿ha terminado? Necesito un baño caliente y un te. Hacen doce grados.
-Supongo que si, ¿Abuelo?
-Si, chicos, terminamos. - dice el señor Charles, su esposa se acerca con una toalla para él, veo a las mucamas acercarse para entregarnos unas toallas al resto. Me saco la camisa y le dirijo una mirada a una de las mucamas, es pelirroja y me ha dirigido una miradilla traviesa, le sonrío, es joven y hermosa.
-Toma Paul, una toalla- me dice Fred, le agradezco y me voy secando, estábamos embarrados, es muy poco sexy seducir a alguien cubierto en barro de esa forma.
-¿Comerás acá?- me pregunta la esposa de Charles, me encojo en hombros y chequeo mi celular que estaba completamente seco inclusive cuando mi pantalón estaba súper mojado. Tenía un mensaje de Phillip "mi madre te invita a almorzar con nosotros hoy" bloquee mi celular y eran las once de la mañana, mi estomago rugía, el sándwich de la mamá de Patrick no me había llenado mi vacío, visualice mi saco en donde lo había dejado y lo tomé.
-Gracias, sería un placer- los sigo para una parte techada, seguía sin camisa, con la toalla en un hombro y el saco mojado en mi mano.
-Creo que esta ropa te servirá, es del club de campo, el uniforme de polo. Solía ser de tu abuelo- me dice Elizabeth, miro a Charles y él me dirige al baño.
Me recordaba a la casa de Phillip, sin embargo este baño era sumamente más grande, justo como el de un castillo, me quité los pantalones y me miré al espejo, mi cara estaba cubierta de lodo, y tenía pedazos de tierra colgando en mi cabello, mi cabeza estaba cubierta de bucles marrón claro goteantes y sucios.
Enjugué mi cabeza en el lavamanos y enjabone mi cara, el jabón era cuadrado/casi plástico, un jabón clásico de decoración, el lavamanos era grande, un bebé gordo entraría a la perfección, era casi como ese sitio en la iglesia en donde te sumergen para el bautizo. Me termino de lavar la cabeza y tocan la puerta, estaba sin camisa todavía y mis pantalones me los acababa de quitar.
-Señor, me mandaron a preguntarle si quería magdalenas o torta suiza. - me dice la mucama pelirroja, le sonrío, ella se sonroja.
-Magdalenas- le digo, ella se va a ir pero saco mi brazo de la puerta y la agarro, -¿te parezco atractivo?-le pregunto, ella afirma con cuidado.
-Usted es el más guapo que haya visto en esta mansión- llora ella en excitación, la meto conmigo al baño y le doy un profundo beso en los labios.
Fue fácil entrar en ella, usé un preservativo que tenía guardado en algún lugar de mi chaqueta, si iba con suerte quizás terminaba de esa forma, la mujer gemía fuerte mientras la tomaba por el cabello, olía a detergente y a lirios, su boca sabia bien, ella se aferraba de mis nalgas gimiendo sin cesar, le besé el cuello y dejé de agarrar su seno semi-desnudo.
-Gracias- le digo a la chica, me visto y salgo sin decirle otra cosa, me fui a la sala en donde encontré a Elizabeth sola.
-Eres el primero en llegar, dicen que los hombres son más rápidos de las mujeres para arreglarse pero no, le mandé a una de mis chicas que te preguntaran si te gustaban más las magdalenas o la torta suiza, como no apareció decidí elegir las dos, ¿quieres una?- verdaderamente ya no tenía hambre, me lancé en el mueble junto a ella y tomé una taza de té.-Es té de hiervas, es cannabis con un poco de manzanilla. Justo del jardín- ¿acababa de decir cannabis? La miré extrañado.
-Canela con un poco de manzanilla- repite ella, me sonrojo y doy un sorbo grande del té, enseguida calienta mi estómago que recuerda que lo último que comió fue un sándwich.
-Está muy bueno señora, muchas gracias- le agradezco y aparece el resto. Agregué- ¿Cómo se llama la chica pelirroja?
-Ella es Effy , sus padres la mandaron a Londres sin una libra, trabaja los fines de semana acá y el resto del tiempo estudia en una universidad. Es muy buena en su trabajo- dice Elizabeth «y muy buena en el sexo» pienso rápidamente.
-Está bien, supongo ¿la recomendaría para que trabaje en mi casa? - le pregunto con curiosidad mientras le doy un mordisco a una Magdalena, mi boca se llena de dulce al instante, estaban deliciosos.
-Podría ser, ella podría ir los miércoles a su apartamento a limpiarle, como trabajará casi no se mirarán en el trayecto.
-Pues me vendría bien una cara bonita para que limpiara, así no tendría que hacerlo yo.
-Yo hablo con ella cuando te vayas.
A medida que hablábamos iba apareciendo el resto, Fred tomo a asiento junto a mi, su primo se sentó en uno de los sofás , Charles junto a su esposa y Jonathan se sentó en una silla que arrastró de una mesa.
-¿Paul, eres un tipo de fiestas?- me pregunta Fred, estaba comiendo y me había apartado completamente de las conversaciones, no dejaba de pensar en los pezones de la pelirroja, sus pechos eran pequeños pero igualmente eran pechos, miré a Fred casi atragantándome.
-Me gusta ir a fiestas pero siempre estoy ocupado.-le respondo, me limpio la boca con una servilleta, le sonrío mientras trago.
-Paul no es como los amigo tuyos Frederic- opina Jonathan, -tiene más responsabilidades que tu y yo juntos, es el predecesor al un titulo y al 75% de acciones de la compañía del socio del abuelo.
-Así es, con veintidós años de edad es uno de los hombres más ricos de Londres y a un gran poder vienen grandes responsabilidades. - dice Charles, yo le doy una pequeña sonrisa a Fred que no me había quitado la mirada de encima.

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